Alrededor de 70% de los abusadores que cumplen condena en la cárcel de San Martín de la ciudad de Córdoba están diagnosticados como psicópatas. Pero una investigación revela que solamente 30% sufre ese trastorno y que, en cambio, buena parte presenta rasgos psicóticos.
La flamante Agencia universitaria de comunicación de la ciencia, el arte y la tecnología (UNCiencia), divulgó ayer un estudio sobre la realidad de los agresores sexuales de Córdoba que están cumpliendo una condena en la cárcel de San Martín.
El documento explica que “tradicionalmente se ha relacionado al agresor sexual con la psicopatía. Se considera que un violador es, por lo general, un psicópata: personas que no sienten empatía ni remordimiento por los demás y los tratan como si fueran objetos, aunque conocen los usos sociales y, por eso, su comportamiento es adaptativo y pasa inadvertido”.
Los diagnósticos de los condenados por delitos contra la integridad sexual en la cárcel de San Martín, en Córdoba, no escapan a esta asociación: dos de cada tres informes psicológicos y psiquiátricos –tanto forenses como penitenciarios– identifican a la psicopatía y a la perversión como la principal característica de los agresores sexuales alojados allí. Sin embargo, el estudio de la Universidad Nacional de Córdoba encontró un dato que contradice esos diagnósticos previos. El trabajo indagó a 44 presos por delitos sexuales (de un total de 60) que cumplen condena en la unidad penitenciaria Nº 2 de la ciudad de Córdoba.
Estas personas –que aceptaron participar voluntariamente en la investigación– fueron evaluados por medio de test internacionales y entrevistas clínicas. Los resultados señalan que sólo 30% encuadra como psicópata, una cifra muy inferior al 70% que indicaban los informes originales. En cambio, detectaron que una proporción significativa (50%) presenta rasgos de psicosis, como ideas autorreferenciales, exceso de sensibilidad interpersonal, autoconcepto grandioso, rigidez de opiniones, suspicacia y actitudes morales. También presentan importantes dificultades para ver las cosas desde la perspectiva del otro.
“Existe una tendencia histórica a vincular el delito sexual con la psicopatía, pero de acuerdo con nuestros estudios, eso no es necesariamente así. No todos los psicópatas son agresores sexuales, ni todas las personas condenadas por este delito son psicópatas. Más bien, hay una heterogeneidad clínica que complejiza realizar un diagnóstico psicológico preciso”, afirma Alejandro Rostagnotto, director del proyecto de investigación y docente titular de la cátedra de Psicopatología 2 de la Facultad de Psicología de la UNC.
El estudio también analiza algunas características sociodemográficas y personales de los sujetos, que ayudan a definir la franja en la que se encuentra el problema. Entre los datos más significativos se halló que la mayoría son solamente abusadores sexuales, es decir, no combinan este con otro tipo de delito y, además, son familiares de la víctima (padre o padrastro).
Por su parte, las víctimas son generalmente menores de edad y de sexo femenino. “Esto revela que el grueso de la violencia sexual en Córdoba es un problema de violencia intrafamiliar, que tiene a las niñas como blanco principal”, explica Mariela Yesuron, integrante del equipo de investigación y también profesora de la Facultad de Psicología.
Fingimiento positivo
Otro rasgo que descubrió el estudio es una significativa presencia de actitudes defensivas entre los internos evaluados. “Es la intención de mostrarse mejor de lo que uno es, algo muy frecuente también en los procesos judiciales por tenencia de niños o selección de personal”, explica Yesuron.
La psicóloga explica que son personas que no reconocen fallas propias, por mínimas que sean, y rechazan revelar información personal, lo que dificulta realizar un diagnóstico y su tratamiento.
Los rasgos sobresalientes
– Edad promedio: 41 años (el rango va entre 25 y 68).
– La mayoría nació en el interior de Córdoba.
– La mitad son solteros y el grueso tiene tres hijos o menos.
– Alrededor de 73% tenía trabajo informal antes de ser detenido; 25%, formal. De estos últimos, 16%, era empleado público perteneciente a las Fuerzas de Seguridad, o vinculado con ellas.
– Aproximadamente, 34% tiene el primario completo; 14%, el secundario completo, y 5% terciario-universitario completo.
– El 60% cometió abuso sexual con acceso carnal y 9%, sin acceso; 16% combina el abuso sexual con delitos contra la propiedad (robo), y 15% lo combina con delitos contra las personas (homicidio y lesiones).
– La mitad no tenía ningún tipo de antecedente previo y 20% es reincidente. De este último grupo, sólo 5% es reincidente sexual (el resto tenía condenas anteriores por delitos contra la propiedad).
– Alrededor de 80% de las víctimas menores son familiares del victimario (padre o padrastro), 17% es conocido (vecino, maestro, transportista y otros) y 3%, desconocido.
– La mayoría consumía alcohol (excesivamente en 34% de los casos) y no consumía sustancias tóxicas.