Los profesionales en ejercicio dan cuenta de que el valor diferencial extraído de sus estudios académicos es la capacidad de gestionar y diseñar proyectos, pero sus grandes debilidades son el manejo de los tiempos, los costos y responder a la calidad del proceso pretendida por el cliente/inversor. Al no existir carreras intermedias como tecnicaturas o licenciaturas, un gran caudal de arquitectos se frustra por ocupar puestos intermedios que no requieren de los altos niveles de formación generalista. Se requiere de la formación de técnicos específicos que puedan integrar equipos de desarrollo, según analiza el profesor experto en la materia, Orlando Ferraro.
Por Laura Pantoja – [email protected]
Desde el seno de los libros y las maquetas, al desarrollo del ejercicio profesional en el campo laboral, el arquitecto es protagonista de una transformación que se va ejecutando en el tiempo y a partir de sus propios intereses, conocimientos y demandas reales del mercado.
Sobre este proceso, el profesor de las asignaturas “Producción y Gestión” y “Práctica Profesional Asistida” de la Facultad de Arquitectura de la Provincia de Córdoba, Orlando Ferraro, dialogó con El Inversor y la Construcción. El especialista aseguró que, en el ejercicio de la profesión, la “única salida es la satisfacción del cliente”, algo que se logra no sólo con “buenos proyectos” sino con calidad en las gestiones de obras y precisión en el manejo de los costos.
Los clientes se captan con buenos proyectos, pero se fidelizan con buenas gestiones de obra y económicas, y la única salida que tiene el ejercicio profesional en cualquier estadio es la “satisfacción del cliente”.
¿Considera que los egresados de las facultades de Arquitectura emergen del seno estudiantil con buen nivel para responder a las demandas de la industria de la construcción?
– El nivel de los egresados de Arquitectura, sea insuficiente, suficiente u óptimo, depende del estudiante como individuo, de su proactividad y capacidad autodidacta, de su capacidad de superar el umbral para dejar de ser estudiante y convertirse en profesional. Esas capacidades para responder a la industria de la construcción tienen mucho que ver con cual sea el segmento de la industria en el que el egresado quiera insertarse. No hay un único nivel pretendido o aceptado por el mercado o por la sociedad. En términos generales, debería contestarle “no”, pero hay excepciones en las que sí están preparados, pero por sus condiciones particulares y experiencias pre-profesionales.
¿Y si no fuera por sus condiciones particulares?
-En general, las facultades de Arquitectura no se preocuparon por la inclusión de los egresados en el mercado laboral profesional, es muy reciente esta preocupación, digamos de los últimos años, con la creación de la asignatura Práctica Profesional Asistida, que acerca al estudiante al medio real y lo coloca en el escenario profesional mediante una práctica cuatrimestral y con la razonable carga horaria en la carrera de materias referidas al ejercicio profesional, como Producción y Gestión en la UNC y sus equivalentes en la universidades privadas.
¿Está abierta la facultad a la permanente innovación en función de las demandas crecientes y cambiantes de la industria?
– La facultad está abierta siempre, lo que pasa es que esta apertura al medio depende de qué tan extensionista sea la gestión decanal y en particular la gestiones de las secretarías de Extensión e Investigación en particular. En algunos momentos de nuestra historia propia como cátedra, hemos tenido mejores resultados vinculándonos directamente con el medio y elevando estos convenios a las secretarías, en lugar de esperar que respondan a las necesidades de los estudiantes y del medio en plazos razonables y despojados de todo interés de rédito político.
¿Cómo se desarrolla hoy el ejercicio de la profesión en todas sus etapas?
– El desarrollo del ejercicio profesional hoy es muy variado, lo más difícil es poder insertarse en el ejercicio pleno de la profesión, en cualquiera de sus modalidades y que el egresado pueda decir que “vive del ejercicio profesional”. Es muy distinto considerar como plazo de la formación de grado el promedio que hoy tienen los estudiantes de Arquitectura, que me animo a decir que ronda más de 10 años (para un programa académico organizado en seis niveles anuales, con lo que estamos diciendo que casi se duplica lo previsto), a considerar el plazo de tiempo que transcurre entre el ingreso a la universidad y el momento en que esa persona puede decir “estoy ejerciendo plenamente la profesión”.
Se extienden mucho los plazos reales, ¿verdad?
– Este último plazo incluye la etapa de la formación de grado y la etapa de inserción en el mercado profesional, y es mucho más largo. Una distorsión que empeora esta situación ocurre cuando la política académica de una facultad considera el posgrado como una continuidad del grado: esto no hace nada más que prolongar la posibilidad de desarrollarse como profesional. El posgrado, desde mi punto de vista, es una especialización que deviene luego de un período de tiempo en el ejercicio profesional, en el cual el egresado ha detectado sus fortalezas y sus oportunidades y decide profundizar y perfeccionarse, mientras ejerce la profesión. De lo contrario, es sólo una industria académica que se mide por la cantidad de asistentes y no por la pertinencia con relación a la aplicación directa en la vida profesional del individuo.
¿Hacia dónde debe apuntar el profesional recién egresado para insertarse en el mercado laboral?
– El ejercicio de la profesión hoy se desarrolla en un marco de grandes oportunidades para aquellos profesionales jóvenes actualizados y con valor agregado a sus productos profesionales. Hay tres aspectos que el cliente evalúa mucho más claramente que al profesional novel, y son el plazo, la calidad y el costo, principales aspectos en los que se centran la mayoría de los conflictos por el ejercicio profesional. Es muy difícil que los problemas que tenga el arquitecto estén por el lado de la resolución de los proyectos, ésta es una de sus fortalezas y valores diferenciales respecto a profesionales que amenacen como competencia en la industria de la construcción. No obstante, una debilidad son los otros tres factores, es decir, el manejo de los tiempos, de los costos y de la calidad pretendida por el cliente/inversor. Éstas son claves diferenciales que hacen a la competencia y fidelización de clientes. Los clientes se captan con buenos proyectos, pero se fidelizan con buenas gestiones de obra y económicas y la única salida que tiene el ejercicio profesional en cualquier estadio es la “satisfacción del cliente”.
¿Cuál es el objetivo del egresado hoy? ¿Hay intereses personales, sociales, económicos?
– En general, el objetivo de los estudiantes al egresar es el de ganar un concurso internacional de proyecto, en ese momento no se plantean como objetivo el “vivir del ejercicio profesional”. Esto sucede porque, en general, las facultades tienen mucha carga horaria y perfil en las asignaturas proyectuales. Se da mucha relevancia durante la formación de grado a las experiencias que los estudiantes tienen en la participación en concursos regionales, nacionales e internacionales de proyectos a nivel de estudiantes, en los que se lucen tanto ellos como los docentes que son sus tutores. Esto es muy positivo como experiencia pero puede ser muy negativo cuando se trasforma en el único estímulo y objetivo a lo largo de la carrera.
¿Y en cuánto a los intereses?
– En general, predominan los intereses personales y sociales por sobre los económicos, medidos en términos de rentabilidad económica por el ejercicio de la profesión. Siempre se hizo mucho hincapié en la responsabilidad social confundida como servicio a la sociedad, lo que produce un bloqueo en la capacidad del egresado en defender sus derechos de honorarios, en la mayoría de los casos minimizados para lograr vivir la experiencia de tener un cliente y concretar un proyecto real.
¿Cuántos alumnos por año se reciben? ¿El mercado los absorbe de manera inmediata? ¿Hay lugar para todos?
-En la ciudad de Córdoba egresan aproximadamente 900 arquitectos por año y sólo de la UNC son 750, como mínimo. Desde luego que no hay lugar para todos, y el principal problema que tienen los ingresantes a esta carrera es que no tienen otra alternativa que ser arquitectos, ya que no existe ninguna salida intermedia a nivel de tecnicatura o licenciatura que puedan dar oportunidades a por lo menos 50% de los ingresantes que, por su realidad socioeconómica, su perfil regional o sus capacidades, no logren o necesiten un título de grado máximo como el de arquitecto.
¿Y cuál es la principal consecuencia de esta falencia? ¿De qué depende el éxito en la profesión?
– El éxito en la profesión depende de cuáles sean los objetivos que se autoimpuso el estudiante al egresar; no existe un éxito promedio como objetivo común, es una aspiración de cada individuo y depende, en general, de aspectos que no considera el alumno durante su formación de grado, tal como la capacidad de gestión. Esta capacidad es un valor agregado a las fortalezas como arquitecto que la formación en la universidad le facilitará, pero la capacidad de gestionar su profesión es la que le permitirá a la persona o al equipo que integre eventualmente, alcanzar los objetivos propuestos. Es la única forma de medir si la profesión es exitosa.
-¿De qué estaría adoleciendo el profesional en materia de capacidades o conocimientos para estar a la orden del día en la búsqueda de personal por parte de las primeras potencias del mundo?
-Si consideramos en particular al personal profesional que absorben las potencias mundiales, éstos tienen muchas más posibilidades cuanto más especializados estén. La figura del “arquitecto integral” no tiene opciones en el mundo desarrollado, donde sólo se concibe el ejercicio en equipos interdisciplinarios.
Hace pocos días, en una conferencia internacional, una arquitecta decía -con total convencimiento- que un estudio profesional de arquitectura no debiera ser muy grande para ser eficiente, al tiempo que recomendaba no superar el número de 150 profesionales con staff permanente. Este cometario de la colega nos deja el mensaje de que para incorporarse en el primero mundo en equipos de desarrollo de arquitectura, hay que ser especialista, imprescindible y el mejor. Estoy convencido de que la profesión del arquitecto es muy amplia y esto hace que tenga múltiples salidas profesionales posibles; el éxito depende de cuán astutos y rápidos seamos en plantear objetivos a corto, mediano y largo plazos, y asignar un tiempo y una inversión para verificar cumplimiento, lo que necesita de una gran capacidad de reconversión y de no tener miedo al fracaso.
Egresado de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNC en 1983. Profesor Titular de las asignaturas “Producción y Gestión” y “Práctica Profesional Asistida” en la misma Facultad en nivel V de la carrera. Ex secretario General Administrativo de la FAUD/UNC. Ex director de Obras Privadas de la Municipalidad de Córdoba.