El titular de Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, salió ayer a ponerle un freno al proyecto para gravar las ganancias extraordinarias de las empresas, una iniciativa que la semana pasada la central sindical le acercó a la presidenta Cristina Fernández. El dirigente explicó que por la crisis económica “no es el momento adecuado” para crear impuestos.
Además, el líder sindical desautorizó a su hijo, Pablo Moyano, quien había reclamado días atrás la posibilidad de que la CGT ocupara un Ministerio.