martes 5, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

“Fueron 78 días de gestión y 90 problemas”

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La ex ministra Alejandra Monteoliva, ya fuera del Gobierno provincial, habló de la crisis de la policía y admitió las dificultades para  gestionarla. Rescató la labor del Observatorio del Delito y la Violencia y pidió que se mantenga.

Por Adolfo Ruiz – Jefe de redacción Comercio y Justicia

Con sus pergaminos técnicos y académicos, fue la funcionaria que llegó para administrar la crisis posterior al narcoescándalo. Pero terminó renunciando tras la violencia y los saqueos. Por eso, su breve gestión se recordará quizás como una “tormenta perfecta” que nunca logró ser gestionada.

Un día después de su salida del gabinete provincial, Alejandra Monteoliva se reunió con Comercio y Justicia para analizar lo sucedido y dejar algunas reflexiones.

-¿Renunció o la renunciaron?
-Mire, yo no soy de las que se bajan fácilmente del barco. Y el día miércoles de los saqueos no era momento para irse; había que terminar de resolver la situación. Pero no conozco crisis como ésta que no tenga un costo político y por eso compartí la decisión de dar un paso al costado.

-Estuvo muy poco tiempo al frente del ministerio, pero ocurrieron muchas cosas.
-La verdad que sí. Fueron 78 días de gestión y más de 90 problemas. Pasamos por los suicidios de los policías, Monsanto, la Marcha de la Gorra, las tormentas, los incendios, la nueva orgánica, el acuartelemiento, el problema con el narcotráfico, los saqueos… Es difícil gestionar todo eso.

-A un perfil técnico como el suyo ¿se lo termina comiendo la dinámica de la política?
-Es difícil responder. Yo creo que Latinoamérica nos lleva años luz. Tenemos un atraso de 25 años en materia de gestión, pese a que nos creemos tan superiores. Y vengo de experiencias en países con esquemas donde se diferencian bien los cuadros técnicos de los cuadros políticos. ¿Cuánto conviene tener de cada lado? No lo sé. Pero estoy convencida de que es necesario acercar la ciencia a la política.

-Desde su visión técnica ¿puede decir que el modelo policial de Córdoba es el adecuado?
-Es que en Córdoba no tenemos un modelo policial. Hasta ahora el modelo estaba definido por cantidad de efectivos, de armas y de móviles. Y desde la gestión intentamos empezar a trabajarlo pensando en un modelo policial de proximidad. Por eso no podía aceptar que un comisario no conociera a los vecinos, porque es necesario ponerle la cara a la gente.

-Parece más bien una formulación política más que técnica…
-Tienen que ser las dos cosas. Pero no concibo que se sigan tomando decisiones en cuestiones tan críticas como la seguridad sin que estén basadas en la evidencia.

-¿Cómo sería eso?
-Poniendo la tecnología al servicio de la seguridad. Durante esta gestión hemos dictado cursos de análisis delictual con claves que permiten pronosticar y prevenir el delito. El problema que hemos tenido durante muchos años es ir detrás del delito. De esta otra manera se logra disminuir la incertidumbre.

-Con tantos “incendios”, en realidad se la oyó hablar poco sobre delito y violencia. ¿Cuál es su visión?
-Creo que es importantísimo hablar sobre esto, porque no ha estado en debate. En el tiempo que estuve en la gestión, como directora de Planificación y luego como ministra, logramos poner en marcha el Observatorio del Delito y la Violencia. Somos la única provincia que hace encuestas de victimización, que son claves para actuar, y espero que se pueda mantener.

-¿Se conocieron datos de esos monitoreos?
-No se difundieron, y creo que eso fue un error porque se trata de información pública y su gran aporte es que la ciudadanía la conozca. Entre otras cosas, los estudios nos indicaban que a lo largo de 2013 bajó 4 puntos el porcentaje de victimización, y ésos eran datos importantes para la toma de decisiones.

-¿Dónde está la mayor violencia?
A partir de los trabajos de monitoreo notamos que en Córdoba la mayor violencia se da más por la convivencia que por el delito. Es decir, los principales problemas están en el alcohol, en las drogas, en los enfrentamientos, en los acuchillados y no tanto en la actividad delictiva en sí.

-¿Y a qué conclusiones la lleva esa realidad?
-En primer lugar, que la seguridad no pasa por decir “todos los policías a la calle” sino por trabajar en una mirada más abarcartiva. Si vamos a pensar la seguridad como algo que tiene que proveer la policía, estamos muy equivocados. Tenemos que contemplar la seguridad como un bien público.

-Abarca entonces mucho más que un ministerio o una fuerza policial…
-Sin dudas. Es más bien un proyecto de sociedad. “Decime qué tipo de ciudad querés y yo te diseño qué policía te conviene”. Si pensamos una ciudad sólo de countries y villas vamos a tener también una policía de exclusión. Si queremos una ciudad integradora tendremos que pensar en esa policía de proximidad que intentamos desarrollar.

-¿Se puede considerar optimista a partir de ese diagnóstico?
La verdad, no sé si soy optimista. Lo que se vivió con los saqueos fue una profunda fractura social con una pérdida total de la confianza. Va a ser muy difícil restablecer esos lazos, y creo que hay que hacer una reconstrucción cuadra por cuadra.

-¿Se queda en Argentina o se vuelve a Colombia?
-Por ahora no he tomado decisiones. Aunque no sé si ésta es la sociedad que quiero para que viva mi familia…

Comentarios 1

  1. Un perfil demasiado técnico no pudo resolver las numerosas situaciones conflictivas que surgen casi simultáneamente en la gestión pública. Por eso siempre se apela a las gestiones de individuos con experiencia ejecutiva de gestión, y con fuerte perfil político lo cual le ayuda a sobrellevar con mayor soltura este tipo de acontecimientos.

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