viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Alguien cambió el escenario en 77 días

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Por Adolfo Ruiz / Jefe de redacción en Comercio y Justicia

En agosto, las dos fuerzas que obtuvieron mayor cantidad de votos en la provincia, Unión por Córdoba y la Unión Cívica Radical, se alzaban juntas con siete de las nueve bancas en juego. Cuatro para el oficialismo, tres para la primera minoría.

Bastaron sólo 77 días desde aquel acto eleccionario para que los cordobeses se expresaran en las urnas de una manera diferente, quitándole una bancada a la fuerza mayoritaria para dársela al kirchnerismo local, y quedando muy cerca de también quitarle una al radicalismo.

¿Qué pasó entre medio para tal desplazamiento en la opinión del electorado? Entre una elección y la otra pasaron muchas cosas en esta provincia, quitando de agenda algunos temas que habían sido centrales antes de agosto y trayendo otros que siquiera habían sido mencionados en aquel entonces.

La caída de los votos del oficialismo provincial se explica con una sucesión de golpes que -de la mano de la naturaleza, de la política o de las crónicas policiales- sin dudas socavaron su capital electoral.

Desde agosto a la fecha, el gobierno de José Manuel de la Sota sumó conflictos vinculados con diferentes tipos de electorados, que sin dudas tuvieron su repercusión en las urnas. No se puede dejar de pensar en el extenso conflicto de los empleados judiciales, que trastornó los servicios de justicia y puso al gobierno y al Tribunal Superior de Justicia en una posición de incapacidad para resolver la demanda del cohesionado gremio. Ese frente aún no ha sido resuelto.

A ello se sumaron las medidas de fuerza de los trabajadores de la salud y los trágicos incendios de inicios de septiembre, con decenas de miles de hectáreas quemadas en las sierras. También hay que mencionar el largo conflicto y la resistencia vecinal en torno a la instalación de Monsanto en la localidad de Malvinas Argentinas, que derivó en un bloqueo -que acaba de iniciar su segundo mes y, además, sumó varias marchas por el centro de la ciudad de Córdoba-.
Y el último escenario de conflicto es el del llamado “narcoescándalo”, que generó un terremoto en el escenario político local y del que todavía no se conocen sus límites.

Con todo ello, los casi cuatro puntos que perdió el oficialismo -aun traducidos en una sola banca menos- no dejan de ser una señal de vigencia de aquello denominado “núcleo duro” del voto peronista. No importan los escenarios ni las condiciones: el PJ cordobés nunca bajará de esa cifra, que ayer quedó marcada en torno a 26 puntos. Y con ello le alcanzó esta vez para imponerse por sobre el resto de las fuerzas y asegurarse bancadas para Juan Schiaretti, Blanca Rossi y Carlos Caserio.

Hasta las 23 del domingo, en la Casa Radical se lamentaba la evolución de los votos. Lo llamativo es que sucedía pese a haber obtenido un porcentaje mínimamente superior, que parecía no alcanzar para asegurar las tres bancadas que indicaban las PASO.  Cerca de la medianoche, las cifras revirtieron ese desconsuelo que se transformó en euforia por la banca ganada por Diego Mestre, que se potenciaba con el triunfo en la ciudad Capital, aunque seguramente obedezca más a la merma sufrida por UPC que a los méritos propios. De este modo, el radicalismo llevará -hasta ahora- tres diputados al Congreso: Oscar Aguad, Soledad Carrizo y Diego Mestre.

Destinatarios de la bonanza

Parte del reacomodamiento de votos que se evidenció entre las primarias y las legislativas de ayer fue a parar al Frente para la Victoria, que logró ascender un escalón y terminar como tercera fuerza. Esto le alcanzó no sólo para sobreponerse de lo que se consideró un fracaso en agosto, sino también para asegurarse dos bancadas en Diputados, con el ingreso de Martín Gill, por detrás de la cabeza de lista. ¿Qué traccionó para que el kirchnerismo cordobés creciera en la preferencia del electorado? Probablemente haya sido clave la “solución” que incorporó el Gobierno nacional a la postergada demanda por el impuesto a las Ganancias. Fruto del diálogo social y consecuencia del mal resultado de las PASO, la resolución de este eje de conflicto puede haber incidido en el crecimiento. También algún mérito hay que reconocerle a la cabeza de lista de esa fuerza, Carolina Scotto, quien hizo del diálogo el eje central de su campaña.

La séptima banca quedó para Héctor Baldassi, quien -sin hablar demasiado- sólo aspiraba a conservar el caudal recaudado en las primarias, aunque en realidad lo amplió en 2,38%. Con eso le alcanzó para asegurarse un lugar entre los ganadores y sumar un escaño más para la fuerza de su mentor, Mauricio Macri.

Quien asomaba para erigirse como la gran ganadora del movimiento del electorado entre una elección y la otra, fue Liliana Olivero, la candidata del Frente de Izquierda y los Trabajadores. Hasta muy tarde en la jornada del domingo, las cifras provisorias la depositaban como la novena diputada en ingresar al Congreso. Era un premio para una fuerza que capitalizó parte del descontento contra el gobierno provincial y supo mantenerse en el tope de la agenda de las principales demandas. Cerca de la medianoche la tendencia se revertía, y el FIT quedaba por muy pocos votos afuera del Congreso.

Ahora irán por el “abras las urnas”, una consigna muy conocida por los cordobeses y que nos remite a las febriles jornadas de 2007. Están convencidos de que en los 35 mil votos nulos de domingo, pueden recuperar los 1579 sufragios que los separan de la banca.

Pasaron las legislativas, seguramente una ocasión en la que el votante se anima a arriesgar más, con 2015 en el horizonte.

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