La Sala V de la Cámara del Trabajo de Mendoza reconoció la incapacidad psíquica de un agente penitenciario a raíz de las tareas insalubres que cumplimentó en su ámbito laboral, que le provocaron el síndrome de burnout.
Al admitir la demanda, el tribunal destacó que las pericias psicológica y psiquiátrica fueron concordantes al describir los síntomas del actor, tales como ideas de frustración, despersonalización y temor; alteraciones del sueño, ideas suicidas y padecimientos tales como gastritis y psoriasis.
“El ámbito laboral en que desarrolla tareas el actor, la Penitenciaria de la Provincia de Mendoza, es un lugar insalubre y peligroso y en el cual se encuentran dadas las condiciones permanentes de provocar serios e irreparables daños a la salud de las personas”, plasmó la Alzada.
En esa línea, recordó que el burnout se desarrolla en aquellos profesionales cuyo objeto de trabajo son personas y se compone de tres dimensiones: agotamiento o cansancio emocional, definido como el cansancio y fatiga que puede manifestarse física y/o psíquicamente; la despersonalización, como desarrollo de sentimientos, actitudes y respuestas negativas, distantes y frías hacia otras personas y la baja realización personal, que se caracteriza por una desilusión para dar sentido a la propia vida.