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Por Luz Saint Phat / [email protected]
En tiempos complejos en los que es fundamental ajustar costos y mejorar productividad, muchas veces los recortes de las empresas se realizan en los beneficios. Promover mejores condiciones hace que el talento humano sea más rentable
En épocas de tempestad económica, las empresas necesitan ajustar sus costos y mejorar la productividad. aunque muchas veces los recortes se realizan en las áreas de beneficios destinados al equipo de trabajo.
Esto no siempre es conveniente, dado que desarrollar estrategias destinadas a la retención y mejora del talento humano es clave para aumentar la rentabilidad, como lo demuestran diferentes estudios científicos.
El artículo en cuestión se denomina “6 factores que influyen en la salud de los empleados que todo empleador debe conocer” y su contenido está basado en los descubrimientos del McKinsey Health Institute (MHI).
“Imaginemos un mundo en el que las empresas invierten en la salud de sus empleados basándose en pruebas científicas. A cambio, obtienen múltiples beneficios de esas inversiones: sus empleados prosperan, sus actividades prosperan y las sociedades en las que operan prosperan. Cuando las empresas abordan la interconexión inherente entre el trabajo y la salud surge una oportunidad positiva”, dice la introducción al texto, promoviendo la vinculación entre salud, productividad y rentabilidad y un cambio de paradigma necesario y efectivo que todavía está en pugna con ideas más rígidas sobre cómo gestionar los ámbitos de trabajo.
En este sentido, el artículo rescata seis factores que son modificables sobre la salud en el lugar de trabajo y exhorta a que las empresas y organizaciones puedan incorporar acciones específicas sobre cada uno.
El listado está integrado por la interacción social, la mentalidad y creencias, la actividad productiva, el estrés, la seguridad económica y el sueño (y/o descanso).
“La investigación demostró que existen diferencias importantes entre los factores del lugar de trabajo que conducen a una mala salud y los que conducen a una buena salud”, indicó el foro en relación a los datos obtenidos por el instituto.
“Nuestro análisis reveló que la autoeficacia, la adaptabilidad y el sentimiento de pertenencia al trabajo de los empleados eran los principales factores predictivos de la buena salud, mientras que los comportamientos tóxicos en el lugar de trabajo, la ambigüedad de roles y el conflicto de roles en el trabajo eran los principales factores predictivos de la mala salud”, agregó en relación a los propios aportes de la entidad en relación a este tema.
Ambiente positivo
El primer ítem a considerar, según indicó el Foro Económico Mundial, es la importancia de la “interacción social” en los ámbitos laborales.
“Las interacciones sociales en el trabajo que experimentan los empleados influyen mucho en la salud y los resultados laborales. Sentirse conectado en el trabajo se asocia con una mayor innovación, compromiso y calidad del trabajo, y puede ser especialmente impactante para aquellos con redes sociales más pequeñas fuera del trabajo”, destacó el artículo.
En este sentido, los especialistas advirtieron de que el “comportamiento tóxico en el lugar de trabajo es un factor crítico que hay que combatir” y que “ si no se aborda, puede mitigar los beneficios de cualquier iniciativa salud y bienestar que se emprenda”.
Para este punto, se recomendó que las empresas incorporen una política de tolerancia cero respecto de estas conductas y habiliten procesos de información anómica para efectuar denuncias.
Otro elemento central respecto del marco para la interacciones sociales sanas en el trabajo es la “seguridad psicológica”, lo cual implica – básicamente- “contar con el apoyo de los compañeros y jefes”, lo cual puede predecir resultados positivos promoviendo una salud holística, según detalló el artículo.
Entre las acciones que pueden tener efectos interesantes sobre este tema se encuentra entrenar a los líderes para realizar reuniones individuales con los empleados buscando fortalecer el vínculo y ofreciendo apoyo o establecer reuniones de equipo para eliminar posibles bloques y ayudar en la jerarquización de las tareas de manera conjunta.
La segunda cuestión que el foro consideró relevante para crear ambientes laborales saludables es trabajar sobre la mentalidad y las creencias.
Como ejemplo, el artículo indicó que una mentalidad positiva puede “mantenerse mediante la creación de experiencias positivas en el trabajo, como experimentar una alta eficacia, una alta adaptabilidad, un sentimiento de propósito y de pertenencia al trabajo” y agregó que “una persona puede ser capaz de tolerar el estrés de un plazo inminente en un gran proyecto si cree que cuenta con el apoyo de su equipo”.
En relación a este punto también se destacó que “los empleadores pueden fomentar el sentido de pertenencia a la empresa atrayendo a los empleados a través de un mensaje convincente y fomentando la conexión con la misión de la organización”.
“Las empresas orientadas a un propósito que destacan en este aspecto crecen dos veces más rápido que sus competidoras y logran mejores indicadores de satisfacción de los empleados, retención de personal y confianza de los consumidores”, aseguró la nota del foro.
Mientras, un tercer factor a considerar es la “actividad productiva”, entendida como acciones que fomenta la organización y que no necesariamente están relacionadas con el empleo, como pueden ser los voluntariados, los pasatiempos, las causas sociales y los viajes, entre otros.
“Las empresas tienen la oportunidad de ayudar a las personas de sus comunidades a conectarse con actividades productivas y cargadas de significado, que favorezcan su salud y bienestar a largo plazo. Las actividades de ocio placenteras también se asocian a mejores medidas psicosociales y físicas que favorecen la buena salud y el bienestar, como una mayor satisfacción con la vida, mayor compromiso y menores tasas de depresión, presión arterial, cortisol y función física”, se observó.
Estrés, seguridad y sueño
Por otro lado, el foro también refirió al estrés, como un factor importante de ser controlado en los ambientes del trabajo.
“El estrés en sí no es necesariamente malo, ya que es necesario para aprender, crecer y desarrollarse”, sostuvieron los especialistas, al señalar que “unos niveles óptimos de estrés pueden contribuir a mejorar el rendimiento”.
No obstante, también advirtieron de que “a partir de ese punto, los beneficios disminuyen hasta convertirse en un peor bienestar debido a las excesivas exigencias de un estrés elevado y a la falta de reposición de los recursos de energía”.
“El papel de las empresas es garantizar que los empleados se sientan estimulados, desafiados y motivados -pero no abrumados- por las exigencias que experimentan en el lugar de trabajo”, se observó.
En tanto, otro tema importante es la seguridad económica que ofrece un empleo. “Por ejemplo, las personas con ingresos elevados tienen cinco veces más probabilidades que las personas con ingresos bajos de manifestar un buen estado de salud”, precisó el documento.
Además, aseguró el foro, “los empleados con dificultades económicas son más propensos que los demás a experimentar signos de mala salud mental que puedan afectar a su capacidad para funcionar en el trabajo”.
En esta línea, se comprobó que “la falta de estabilidad laboral está relacionada con una mala salud mental, así como con un mal bienestar físico (por ejemplo, enfermedades cardiovasculares)” y que “cualquier aumento a corto plazo del rendimiento de los empleados impulsado por la inseguridad laboral suele verse anulado por la carga adicional que supone para su salud física y mental”.
Finalmente, en cuanto a las horas de descanso y de sueño, los estudios científicos son taxativos.
“Existe una estrecha relación entre las horas de sueño y la salud de los empleados y el rendimiento en el lugar de trabajo. El costo para las empresas cuando los empleados duermen poco o mal puede ser considerable”, aseguró el foro.
En números, los datos muestran que los empleados con insomnio no tratado cuestan a las empresas una media de 2.280 dólares más al año que los empleados que tienen un descanso adecuado. Aún así, se estima que tres de cada diez trabajadores duermen menos de siete horas y media por noche.
“Aunque cada persona tiene sus propias necesidades, esta cifra está por debajo del número de horas recomendado para mantener una buena salud”, se informó. “Los investigadores han demostrado que una pérdida grave de suelo puede incluso provocar la muerte”, se alertó.
CIFRAS
Cuáles son los números del bienestar
Según el Foro Económico Mundial, “aunque puede que no sea factible a corto plazo conseguir que todos los empleados de todo el mundo alcancen un bienestar óptimo, capturar tan sólo el 10% de la oportunidad total podría generar hasta 1,17 billones de dólares de valor anual y aumentar el PIB mundial en más de 1%”.
Esto es porque, además de contribuir a aumentar la productividad en el trabajo, invertir en salud y bienestar es una oportunidad clave para que las empresas y las organizaciones puedan retener los talentos y fomentar el ingreso al mercado laboral.
“Cada aumento de 1-3% en la participación de la población activa mundial supone entre 1400 y 4200 millones de dólares más, lo que beneficia a los empleados, a su salud, a las sociedades en las que viven y a las finanzas públicas”, aseguró el artículo.
“Para aprovechar plenamente estos beneficios económicos, las empresas deben dejar de centrarse exclusivamente en la protección contra los riesgos y las enfermedades incidentales y ayudar a los empleados a alcanzar un estado de salud más óptimo”, señaló la nota.
“Esto es especialmente importante si se tiene en cuenta que los empleados se mueven a lo largo de un continuo de salud con el tiempo y pueden recurrir a diferentes recursos en el lugar de trabajo a lo largo de su empleo en una empresa”, agregó la entidad.
“En última instancia, centrarse en la mejora de la salud podría conducir a un círculo virtuoso de cambio positivo, ya que los empleados adquieren conocimientos sobre la salud y las empresas, a su vez, responden a las preocupaciones de salud de los empleados”, concluyó el foro.
RECOMENDACIONES
Qué pueden hacer los empleados y los Estados
Finalmente, un apartado del artículo del Foro de Davos pone énfasis en cómo la misma fuerza laboral puede desarrollar estrategias para contribuir con su bienestar en el trabajo.
“Los empleados pueden desempeñar un papel en su propia salud aprovechando los recursos existentes en el lugar de trabajo y ayudando a cultivar una comunidad y una cultura de prácticas saludables entre sus compañeros”, explicó el artículo.
En este sentido, destacó que “pueden dar a conocer sus necesidades a los empleadores, como medio de garantizar la rendición de cuentas de los líderes para que respondan a las necesidades y aspiraciones de salud de sus plantillas” y que esto “puede incluir prestaciones como el permiso parental retribuido y el apoyo a los cuidadores, cuyo objetivo es ayudar a los empleados a equilibrar las responsabilidades laborales y familiares al tiempo que atienden a su propia salud y bienestar generales”.
Por otro lado, estas acciones deben estar debidamente amparadas legislativamente mediante políticas públicas activas.
“Los responsables políticos y de la toma de decisiones pueden considerar diversas formas de proteger y promover la salud de los empleados”. se observó.
“Entre las posibilidades cabe citar la imposición de límites máximos al número total de horas de trabajo, la cobertura sanitaria a cargo de las empresas y el acceso de los empleados a terapia y otros recursos psicológicos”, ejemplificó la entidad.
“La mejora de los estándares y la transparencia podría permitir a los empleados tomar decisiones informadas sobre su empleo, al tiempo que permitiría a los responsables políticos auditar los avances a mayor escala”, aseguró la nota del foro.
