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Por Luz Saint Phat / [email protected]
La situación ambiental tiene efectos en el mundo del trabajo. La ONU y la OIT alertaron sobre cómo se manifiesta esta problemática
La problemática del cambio climático, que desde hace poco tiempo, fue denominada como “ebullición global” por la Organización de Naciones Unidas (ONU), no solamente está en relación con la devastación de los recursos naturales y las catástrofes climáticas asociadas, sino que afecta a diferentes aspectos de la vida cotidiana.
Una de estas aristas está relacionada con el impacto en el mundo del trabajo de una manera contundente.
Recientemente, la ONU explicó en un comunicado de qué se trata el estrés térmico ocupacional y cómo incide en la productividad de las personas.
“Las olas de calor no sólo amenazan el medio ambiente, sino que crean obstáculos adicionales para las naciones que están intentando alcanzar un crecimiento económico sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo digno para todos”, precisó la nota de prensa de la entidad, recuperando en una entrevista los aportes de Nicolas Maître, referente de la ONU.
“El estrés térmico ocupacional describe una situación en la que es demasiado duro trabajar, o al menos a una intensidad normal. No sólo depende de la temperatura, sino también de la humedad y la radiación solar. Pone en peligro la seguridad y la salud de los trabajadores al aumentar el riesgo de lesiones y enfermedades relacionadas con el calor”, explicó Maître.
En este sentido, el especialista precisó que -según investigaciones internacionales- la productividad laboral comienza a descender en temperaturas superiores a los 24 o 26 grados Celsius. De esta manera, llegados los 34 grados, el rendimiento de los equipos de trabajo puede descender hasta 50%, sobre todo aquellos que son físicamente exigentes, como los que se realizan al aire libre o dentro de las fábricas.
En términos generales, se explicó, la agricultura y la construcción son los sectores que resultan más afectados.
“La evidencia sugiere que el estrés térmico se está convirtiendo en un verdadero problema para los países templados, pero el problema no es el mismo que para los países cálidos. En el sudeste asiático, por ejemplo, el problema se presenta todo el año. En Europa, es un problema que ocurre principalmente durante las olas de calor estivales. Creo que las medidas de adaptación deben tener en cuenta estas diferencias. Mientras aplicamos medidas de adaptación sostenibles en los países cálidos, en países templados podríamos pensar en medidas que se desencadenan por una temperatura específica”, indicó el referente de la ONU.
Mientras, también aseguró que “el papel del gobierno a la hora de establecer estas medidas es muy importante”. En esta línea, los Estados podrían activar medidas de adaptación de acuerdo a las circunstancias de cada país; incluyendo la creación de un marco normativo que permita abordar la problemática.
Debate
La problemática del estrés térmico ocupacional no solamente es investigada por especialistas sino que este año fue debatida en el marco de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Durante el mes de mayo de este año, el Ministerio de Trabajo de Qatar y la entidad organizaron una conferencia internacional de dos días titulada “Estrés térmico ocupacional: implementar prácticas, compartir experiencias”. La conferencia reunió a representantes de gobiernos, trabajadores y empresarios de los Estados árabes. Además, participaron destacados investigadores en el campo del estrés térmico de todo el mundo.
“Los retos de trabajar en un planeta cada vez más caluroso están afectando a los trabajadores de un número creciente de países de todo el mundo, aumentando el riesgo de enfermedades profesionales relacionadas con el calor”, indicó la OIT en un comunicado, al indicar que la conferencia permitió intercambiar conocimientos y experiencias sobre la temática que resulta un tema urgente para muchas naciones y para las poblaciones más vulnerables.
La publicación, que se encuentra disponible online, refiere a esta problemática, indicando que es una de las “principales consecuencias del calentamiento global”.
“En 2030, las previsiones indican que se perderá anualmente el equivalente de más del 2 por ciento del total de horas de trabajo en todo el mundo, bien porque haga demasiado calor para trabajar o porque los trabajadores se vean obligados a trabajar a un ritmo más lento”, advierte el resumen del documento.
“En las conclusiones del presente informe se muestra el impacto que tiene el estrés térmico en la productividad y el trabajo decente en, prácticamente, todos los países del mundo. También se presentan soluciones innovadoras basadas en el diálogo social con vistas a promover la seguridad y salud en el trabajo para los grupos más vulnerables de trabajadores”, precisa la sinopsis de la publicación.
Recomendaciones
Además de las investigaciones internacionales y de las políticas públicas que puedan implementar los gobiernos, las empresas y los mismos trabajadores pueden realizar acciones para combatir y mitigar los efectos del estrés térmico.
“Los empleadores desempeñan una función esencial en la aplicación de medidas eficientes de adaptación para reducir los efectos del estrés térmico. A pesar de que es el gobierno quien establece los reglamentos y las normas, los empleadores son los responsables de proporcionar un lugar de trabajo seguro y saludable, y de garantizar que las condiciones de trabajo cumplen dichas normas”, indica el documento de la OIT.
“Los reglamentos en materia de salud y seguridad obligan a los empleadores a evaluar los riesgos en el lugar de trabajo y a proteger a los trabajadores frente a los riesgos graves reconocidos, con inclusión de los riesgos asociados al calor. Esas evaluaciones deberían formar parte de un sistema de gestión de la salud y la seguridad en el trabajo puesto en práctica por el empleador con la participación de los trabajadores”, especificó la publicación. “Las evaluaciones del riesgo son necesarias porque los peligros asociados al calor pueden variar mucho entre las distintas regiones y dentro de las mismas y entre las diferentes actividades. Estos riesgos dependen, entre otras cosas, del nivel de calor, el carácter físico del trabajo y la capacidad de adaptación de la empresa y de los trabajadores. Cuando se identifica el estrés térmico como un peligro, los empleadores deben actuar para eliminar el peligro y minimizar el riesgo adoptando una serie de medidas de control”, agregó.
En detalle, además de brindar a los trabajadores todas las medidas de seguridad que se necesiten ya sean trabajos al interior de los edificios o en el exterior, las empresas y organizaciones pueden introducir otros cambios como reducir el calor producido por los dispositivos internos, adaptar las horas de trabajo para que se adecúen a las franjas térmicamente más adecuadas e invertir en prendas de protección, si fueran necesarias,
Por su parte, las personas también pueden implementar diferentes estrategias como beber agua con frecuencia, tomar descansos en áreas frescas o a la sombra, realizar más descansos durante los períodos especialmente calurosos, utilizar indumentaria protectora y estar atentos a los posibles síntomas de agotamiento térmico o hipertermia.
“ Las medidas a título individual para reducir el calor pueden complementarse con un ‘sistema de camarada de apoyo’. Se trata de un sistema de vigilancia en el lugar de trabajo en el que los trabajadores deben observar posibles síntomas de estrés térmico en sus compañeros, controlando parámetros fisiológicos como la temperatura corporal, la hidratación y la frecuencia cardiaca. Además, los trabajadores, siempre que fuera posible, deberían informar a sus empleadores sobre cualquier preocupación que tengan en cuanto al entorno de trabajo” específica la publicación de la OIT en el documento.
