El blanqueo de capitales en Argentina: ¿una oportunidad real o un nuevo intento fallido?

Por Marcos A. Sequeira (*)  

En medio de un contexto económico complejo y con una necesidad urgente de recursos frescos para enfrentar la escasez de divisas y el déficit fiscal, el gobierno argentino ha lanzado un nuevo blanqueo de capitales, establecido por la ley 27743. Este nuevo régimen ha sido acompañado por una serie de normativas complementarias, incluyendo la resolución general (RG) de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) 5528/2024, el decreto reglamentario del Poder Ejecutivo Nacional 608/2024, el comunicado del Banco Central 8062, la resolución de la Unidad de Información Financiera (UIF) 110/2024 y la resolución del Ministerio de Economía 590/2024, la RG 1010 de la Comisión Nacional de Valores (CNV), entre otras. Este paquete legislativo busca permitir que aquellos contribuyentes con activos no declarados puedan regularizar su situación a cambio de ciertos beneficios fiscales.

Sin embargo, en un país como Argentina, que ya ha implementado múltiples blanqueos en el pasado, surge la inevitable pregunta: ¿qué diferencia este régimen del resto? ¿Es una verdadera oportunidad para la economía o simplemente otro intento en una larga lista de políticas fiscales fallidas?

Un repaso sobre la legislación y los plazos

El régimen actual se estableció como una medida para captar capitales no declarados tanto dentro del país como en el exterior. Los primeros vencimientos ya ocurrieron en julio de 2024, con tasas impositivas reducidas para incentivar a los contribuyentes a sumarse al programa. Sin embargo, a medida que avanzan los plazos, las tasas van aumentando progresivamente, elevando la presión sobre aquellos que todavía no regularizaron sus activos. El próximo vencimiento importante será en diciembre de 2024, momento en el cual las condiciones serán mucho menos favorables.

Hasta el momento, se estima que se han blanqueado alrededor de 30.000 millones de dólares, no muy por debajo de las expectativas oficiales, que proyectaban captar cerca de 40.000 millones de dólares. Esto ha generado optimismo tanto en el ámbito público como en el privado, ya que el nivel de adhesión refleja cierta confianza de los contribuyentes en las políticas fiscales del país.

¿Qué podemos aprender de blanqueos anteriores?

Es inevitable comparar este nuevo intento de blanqueo con los anteriores. Durante el gobierno de Mauricio Macri, en 2016, se implementó un blanqueo bajo la ley 27260, que resultó ser extremadamente exitoso. En esa ocasión, se lograron captar alrededor de 117.000 millones de dólares, en gran medida debido a la confianza que los mercados internacionales tenían en el Gobierno y a la posibilidad de acceder a un tipo de cambio más estable y menos restrictivo que el actual.

En contraste, los blanqueos implementados durante los mandatos de Cristina Fernández de Kirchner, en 2013 y 2015, tuvieron resultados mucho más modestos, debido en parte a la falta de confianza en el Gobierno y a la percepción general de que se trataba de medidas transitorias. Estos blanqueos recaudaron cifras bastante menores, lo que resalta un aspecto crucial: la confianza en el contexto económico y político es esencial para que este tipo de medidas sea efectivo.

El desafío del actual blanqueo es superar la falta de confianza y la incertidumbre. A pesar de las medidas favorables, como la reducción de sanciones y la posibilidad de evitar consecuencias penales, muchos contribuyentes aún dudan en ingresar debido a la situación macroeconómica, la inflación y el temor a futuros cambios en las reglas de juego.

Impacto en la economía y proyecciones

Uno de los principales objetivos del gobierno con este blanqueo es aliviar la escasez de divisas y fortalecer las reservas del Banco Central. El acceso a dólares es un problema crítico para la economía argentina, con un tipo de cambio que refleja una brecha importante entre el dólar oficial y el dólar blue. Sin embargo, hasta ahora, el impacto real ha sido limitado. 

El problema principal parece estar en el clima de incertidumbre. Muchos de los potenciales adherentes temen que, una vez declarado el capital, el Estado argentino no sea capaz de ofrecer la estabilidad y seguridad necesarias para proteger esos activos. La inflación, las constantes modificaciones en las normativas impositivas y la volatilidad política hacen que el atractivo del blanqueo se diluya.

Experiencia en otros países

Para entender el potencial de los blanqueos, es útil mirar la experiencia de otros países de la región. Un caso interesante es el de Brasil, que en 2016 lanzó un Programa de Repatriación de Activos que resultó ser exitoso, logrando recaudar más de 50.000 millones de dólares. Las condiciones económicas en ese momento eran diferentes: Brasil ofreció tasas de regularización relativamente bajas y una gran estabilidad política, lo que facilitó la adhesión.

México, por otro lado, implementó un régimen similar en 2017, aunque con un éxito más modesto. Aun así, el hecho de que ambos países hayan logrado atraer cantidades significativas de capitales revela que, con el contexto adecuado, estas políticas pueden ser exitosas.

Perspectivas hacia el futuro

El Gobierno continúa ajustando las condiciones para atraer a más contribuyentes, y se espera que, con una mayor estabilidad política y algunas señales económicas positivas, los contribuyentes que aún dudan puedan decidir sumarse.

Sin embargo, el éxito de este blanqueo dependerá de varios factores que están fuera del control inmediato de las autoridades fiscales. En primer lugar, la situación política es crítica. En un año electoral, la posibilidad de un cambio de Gobierno genera incertidumbre sobre si las condiciones del blanqueo se mantendrán intactas. En segundo lugar, la situación inflacionaria y el acceso al dólar son elementos que los inversores y empresarios están evaluando detenidamente antes de tomar una decisión.

La clave para que este blanqueo tenga éxito está en la capacidad del gobierno para generar confianza. Los contribuyentes no solo buscan beneficios impositivos o la posibilidad de evitar sanciones penales, sino también estabilidad y previsibilidad a largo plazo.

Conclusión

El blanqueo de capitales actual representa un nuevo intento por parte del Gobierno argentino de captar divisas y normalizar la situación fiscal de miles de contribuyentes. Sin embargo, al igual que en ocasiones anteriores, el éxito de la medida no depende únicamente de la normativa. La confianza, el contexto macroeconómico y la estabilidad política son factores determinantes para que esta política no se convierta en otro intento fallido.

En comparación con los blanqueos anteriores, el contexto es más desafiante que nunca. Los contribuyentes buscan señales claras de estabilidad y previsibilidad, algo que aún no ha sido plenamente garantizado. Si bien el Gobierno tiene en sus manos la oportunidad de generar un cambio en la tendencia, el camino hacia el éxito no está exento de obstáculos.

Sólo el tiempo dirá si el blanqueo de 2024 quedará en la historia como un éxito o como otro capítulo en la larga lista de intentos de sinceramiento fiscal que no lograron alcanzar sus objetivos.

(*) Tributarista

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