<?xml version="1.0"?><nbibliografica> <intro></intro><body><page>Normalmente los libros jurídicos penales nos permiten ahondar sobre uno o varios temas específicos, al tiempo de resolver o tomar posición frente a casos o cuestiones concretas. Son herramientas indispensables. Hay otras obras vinculadas al orden penal que, aunque son excepcionales, además nos permiten que nos regocijemos. Son alicientes para nuestra vocación de abogados. Tal el caso de la obra que comentamos. Y esto sin dudas en gran parte es así, porque este libro rinde tributo a uno de los más geniales juristas que ha tenido nuestro país y acaso el más importante en el orden jurídico penal: el profesor Sebastián Soler. Ello a punto de que, tal como se ha sostenido, en el derecho penal argentino se puede hablar de un antes y de un después de su obra Derecho Penal Argentino. El homenaje tiene especial valor porque ha sido cimentado por quienes en gran parte de las distintas etapas en la vida de Sebastián Soler estuvieron muy cerca de él (como, por ejemplo, los Dres. Aguirre Obarrio, Fierro, Laje Anaya) conociendo de manera privilegiada, además de la obra, a la persona. Y si la primera resulta inspiradora, la segunda deslumbra, y la obra que comentamos es una clara guía para conocer ambas cualidades. Así es que en las páginas de “Reflexiones jurídico-penales” podremos encontrarnos con el profundo pensamiento jurídico de Sebastián Soler por medio de la lectura de distintos “Prólogos” que el ilustre maestro ha efectuado a obras de Von Beling, Carrara, Gramajo y Fierro. Ese mismo objetivo lo obtendremos al considerar los trabajos doctrinarios de su pluma, especialmente seleccionados e incorporados para la ocasión (“Los valores jurídicos”; “El secreto profesional”; “La llamada crisis del derecho”, “Teoría de la ideología”; “El derecho como fundamento de la paz”; “Sobre la pena de muerte”; Coloquio “Diálogo de las culturas”), e inclusive de algunos fallos dictados por él en su desempeño como magistrado en la ciudad de Rosario. Pero esos trabajos no sólo permiten involucrarnos con el pensamiento de Soler, sino que también nos invitan a que consideremos lo que implica la pasión por el derecho y el ímpetu por la labor jurídica. Sin embargo, el lector podrá apreciar que la finalidad de Soler no era ensimismarse en esos objetivos, sino trasmitir las conclusiones de su trabajo con claridad y sencillez para que pudiera ser comprendida, sin dificultades y por la mayor cantidad de gente posible. Una modalidad que por estos días parece haber pasado de moda. “Reflexiones jurídico-penales (de Franceso Carrara a Günther Jakobs)” esconde ya en su título una delicada ironía mediante la cual invita a detener por unos instantes el ajetreo que la ebullición del derecho penal propone por estos días. En otras palabras, y si se nos permite utilizar términos futbolísticos, la invitación es “a parar la pelota, levantar la cabeza y mirar”. Sus páginas instigan al lector a reconsiderar al orden jurídico penal en la actualidad, en tiempos en que se lo manipula, se lo importa, se lo aplica, se lo legisla, se lo trasmite e interpreta, por lo menos con cierta reprochable ligereza e imprevisión. La obra “In Memoriam” se completa con muy valiosas colaboraciones de Julio Chiappini (“Sebastián Soler. Reseña de vida y obra”); de Eduardo Aguirre Obarrio (“El derecho contra el enemigo”); de Jorge Buompadre (“Reflexiones ético-legales sobre la eutanasia”); Daniel P. Carrera (“La administración fraudulenta en el pensamiento legislativo”); Edgardo Donna (“¿Es posible el derecho penal liberal?”); Guillermo Fierro (“La ley y el tiempo en el pensamiento de Soler”); Ernesto R. Gavier (“Evocación de Sebastián Soler en la Academia de Derecho”); Justo Laje Anaya (“El consurso ideal en el pensamiento de Sebastián Soler”). Finalmente, rescatamos el prólogo y la dedicación que en esta obra ha puesto con especial interés Marcelo Sayago, fundamentalmente en la tarea de coordinación general, así como en la selección de la obras de Sebastián Soler, aunque, tal como él afirma “con verdadero pesar” tuvieran que dejar de lado algunos trabajos. Sin duda pensamos que el libro que comentamos resulta de lectura obligatoria para todos aquellos operadores penales a quienes la realidad del sistema penal de nuestros días pudiera jaquear en su vocación hacia el derecho. Y aun para quienes no consideren que exista un eclipse que ensombrezca el panorama jurídico-penal actual, las páginas de este libro renovarán la aspiración a un orden en tal sentido, que en el marco de un Estado democrático de Derecho se construya y se mantenga en función del bienestar y beneficio de la gente. En suma, una obra oportuna por su objetivo, por lo que inspira y moviliza &#9632;</page></body></nbibliografica>