<?xml version="1.0"?><nbibliografica> <intro><bold>Tomos I y II</bold> </intro><body><page>No se encontrará el lector con la glosa a la única ley concursal desarrollada y analizada en toda su extensión como ocurría algo más de una década atrás; tiempo en que hacíamos votos para que el Dr. Héctor Cámara acabase con su inigualable “El concurso preventivo y la quiebra”, cual Hércules saliendo airoso en su lucha contra la Hidra, el mitológico monstruo del lago de Serna. Tampoco es el presente el único ni el primer comentario al texto bajo análisis, más allá de la diferencia en su enfoque que acomete la tarea desde una base doble: el convencimiento de hallarnos ante un texto importante y la satisfacción de referirnos al producido de la labor intelectual conjunta de aquel hombre experto y llano para quien he trabajado dentro de la estructura del Poder Judicial -que un día se convenció de que tenía mucho que aportar en el campo del pensamiento jurídico, y que podía hacerlo (¡y vaya si lo hizo!)- y del joven jurista inteligente, dedicado e igualmente prolífico, de notables dotes personales y pasión por el derecho. Bien sabemos que hay dos formas básicas de acometer la enseñanza de la materia concursal: siguiendo el articulado de la ley específica o desarrollando sus institutos específicos con prescindencia de la inserción geográfica de los artículos que se correlacionan fatalmente. Demás está decir que los autores han elegido la primera opción, desde una perspectiva morfológica, pero - y he aquí el añadido de la obra - no se han privado de extenderse didácticamente en comentarios propios y de terceros, logrando así también, desde una óptica sustancial, que el lector aprehenda las vinculaciones de las normas, esto es, la noción de la regulación legal de los institutos concursales, siquiera primariamente, superando el arbitrario orden de los artículos y los obstáculos que se interponen a la cabal comprensión cuando son analizados sucesivamente. Así, se predica desde ya el logro anticipado en las “Palabras Preliminares”: “La intención fue dotar al lector de una guía de los principios y directrices básicas del ordenamiento concursal que integrase sus diversos institutos y, a su vez, diera las respuestas fundamentales para la aplicación práctica de esta rama del derecho”; y, a continuación: “Por ello intentamos un texto que pudiera dar respuesta a los estudiantes universitarios, a los docentes y a los profesionales mediante un abordaje concreto de todo el articulado de la ley”. Pero, ello así, complementado con doctrina, jurisprudencia y toma de posición por sus autores, que constituye la tercera faceta: la pragmática (“ ...para el mejor entendimiento del derecho vivo buscando facilitar la aplicación práctica del estatuto concursal”). Dentro de un mercado editorial de vasta producción, he aquí el valor agregado que apuntala este texto: se ha logrado superar el acotamiento forzoso de todo análisis secuencial del articulado de una ley – la N° 24.522 en este caso – (también son objeto de análisis las leyes conexas y afines), midiendo los contenidos informativos y glosas para - sin desnaturalizar lo anterior - aportar conocimiento que permita al lector navegar dentro del mar concursalista sin aquellas vallas (los artículos en su unicidad y falta de organización coherente y ordenada dentro del marco de la ley concursal), aportándoles, al mismo tiempo, herramientas útiles para el quehacer profesional. No es de buen gusto reiterar – palabras más, palabras menos – cuanto ya se ha dicho en otro comentario; ello, sumado al desprecio por las frases repetidas y los lugares comunes, nos conducen, en definitiva, a destacar este esfuerzo de 1.066 páginas y 754 notas al pie y recomendar su consulta y lectura. </page></body></nbibliografica>