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Puerto Deseado: el museo Mario Brozoski, sumergido en la historia

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El Museo Mario Brozoski desmenuza los misterios escondidos durante dos siglos y medio de la corbeta inglesa HMS Swift que se hundió en las costas del sur argentino

El próximo 4 de febrero se cumplen 38 años del hallazgo, por parte de un grupo de buzos, de la corbeta inglesa HMS Swift que se hundió en las costas de Puerto Deseado hace dos siglos y medio. 

La historia de este acontecimiento que se remonta a lo largo de 250 años se exhibe de manera atractiva e interesante en el Museo Mario Brozoski, ubicado en esta ciudad santacruceña en la costa atlántica sur de nuestro país.

CORBETA. Su hallazgo significó el inicio de la arqueología subacuática argentina.

Según precisa la bitácora escrita por el oficial Erasmus Gower, el 13 de marzo de 1770, la corbeta de bandera inglesa se hundió en las costas de Puerto Deseado. Llevaba 91 tripulantes, había sido fabricada ocho años atrás, a orillas del río Támesis, en Inglaterra, y contaba con una superficie de 27 metros de eslora y casi ocho de manga, con 12 cañones de seis libras y 14 cañones pedreros.

Gracias a una serie de sucesos que se fueron hilando para impulsar la iniciativa de dos jòvenes buzos, el 4 de febrero de 1982, según registran los exploradores, la corbeta emergió del olvido con el hallazgo de las primeras piezas por parte de ellos.

La búsqueda se había convertido en una causa de la comunidad y este  descubrimiento no significó solamente un episodio de trascendencia inimaginable para el destino, sino también el inicio de la arqueología subacuática argentina, una disciplina hasta ese momento inexplorada y que actualmente investiga numerosos hundimientos desde el Golfo San Matías hasta Ushuaia, a lo largo de toda la Patagonia.

El museo

A raíz de este acontecimiento y como una manera creativa de acercar a los visitantes al mundo subacuático que deja entrever la historia del hundimiento de la corbeta Swift, el Museo Mario Brozoski, recrea en sus respectivas salas,  las historias que se pueden contar alrededor del hecho trascendental.

El Museo se fundó en 1983, al año siguiente del hallazgo, y fue posteriormente bautizado como Mario Brozoski, en memoria de uno de los jóvenes exploradores, fallecido trágicamente poco tiempo después. Tuvo como objetivo primero resguardar las piezas que se iban encontrando en las sucesivas inmersiones y así funcionó hasta 1991, cuando abrió las puertas al público. 

Recientemente, a fines de 2019 y tras dos años de trabajo, se inauguraron las nuevas instalaciones y la exhibición «200 años bajo el mar. La Corbeta Swift renace en Puerto Deseado», fruto del esfuerzo conjunto de la Municipalidad de Puerto Deseado, el gobierno de la provincia de  Santa Cruz, la Fundación Banco de Santa Cruz y la Fundación TYPA (Teoría y Práctica de las Artes). 

Se trata de una renovación de la forma en que se exhibe al público la historia de la recuperación de ésta embarcaciòn, a través de una narrativa moderna, interactiva y didáctica, que conmueve y sensibiliza desde diversos lenguajes.

En este marco, se ha elegido la carta en la que el teniente Erasmus Gower da a conocer los detalles del hundimiento de la corbeta para que introduzca el recorrido por el Museo. 

Una segunda sala reconstruye el interior del barco, recuperando detalles que dan cuenta de cómo convivían allí  un centenar de tripulantes. Las posesiones recuperadas del capitán, los marineros, artilleros, y cocineros, aparecen en respectivos baúles, tal como solían guardarse durante los viajes. Además, llama la atención de los visitantes las vajillas, teteras, botellas que se conservan y exponen en impecable estado de conservación y que permiten imaginarlas en su uso habitual, dos siglos y medio atrás. Muchos de estos utensilios, de altísima calidad, pertenecían al capitán, quien tenía previsto instalarse en las Islas Malvinas. 

La siguiente sala sumerge, casi literalmente, a los visitantes en el mundo submarino. En ella, sobre paneles lumínicos se proyecta el movimiento de las aguas, que en penumbra y con un sonido envolvente traslada las emociones al fondo del mar. 

Atravesando unas lianas que emulan a las algas submarinas, se abre paso una cuarta sala, que centra su contenido en los descubrimientos. En ella, se muestra a Mario Brozoski, uno de los jóvenes descubridores de los restos de la corbeta y en gigantografías, las repercusiones que tuvo en la época el trascendental hallazgo. 

Asimismo, se pueden apreciar filmaciones que recuperan la emoción de aquellos días y permiten a los visitantes dimensionar el valor arqueológico que reside en la búsqueda y la importancia que suscitó para la comunidad de Puerto Deseado. 

Hacia el final del recorrido, una sala está dedicada a la arqueología con una línea de tiempo que da cuenta de la curiosidad como punto de partida para el trabajo de descubrimiento y preservación. La sala final cierra con la frase: “La curiosidad puede ser el comienzo de una aventura inimaginable”.

 

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