ESCUCHAREl asentamiento cuenta con la única pirámide posible de escalar de toda la región, lo que resulta una gran aventura
“Los mayas fueron una de las primeras culturas en el mundo que se comenzaron a desarrollar. Aunque se dice que no tenían escritura, tal vez no fue así ya que cuando llegaron los conquistadores, al intentar transformar al grupo nativo local, probablemente decidieron quemar todos los documentos”.
Ésta es una de las versiónes de Jacinto, uno de los guías mexicanos que acompaña a los turistas hacia el sitio arqueológico de Cobá, ubicado a una media hora en traffic del complejo Bahía Príncipe.
En el ingreso del predio que contempla las ruinas mayas, el guía se detiene en una gran piedra con diversos calados y explica que se trata de una estela donde están plasmadas algunas inscripciones que datan del siglo VII.
“Estos monumentos de piedra esculpida registraban los acontecimientos fundamentales relacionados con la clase de los gobernantes”, cuenta.
La ciudadela fue construida a mediados del período clásico, entre los años 600 y 800 DC y, en su apogeo, tuvo una población de unos 50 mil habitantes y una extensión de 80 kilómetros cuadrados.
Una vez dentro, un camino de tierra opacado por la frondosa selva tropical, conduce hacia la primera edificación denominada “La Iglesia”, que -según la explicación del conductor del grupo- “se llama así porque los españoles la utilizaban para practicar sus rezos”.
El circuito continúa con una construcción de dos mitades en declive y en el medio un campo que era utilizado para el juego de la pelota, una de las actividades que practicaban los antiguos habitantes de este asentamiento.
Más adelante, se ofrecen a los turistas, bicicletas y triciclos, que resultan una excelente opción para transitar los dos kilómetros que distan hasta la pirámide del Nohoch Mul, que significa “montaña grande” en la lengua nativa y es considerada la más alta de la península de Yucatán.
La edificación mide más de 40 metros y es la única que puede ser escalada de toda la región.
Ascender los 110 escalones resulta fatigante debido al calor intenso que reina en esta zona del Caribe, pero la vista suprema desde la cima, lo amerita.
“Si tuviéramos que desenterrar todas las ruinas de México, quedaríamos arruinados”, bromea Jacinto, para explicar que a lo largo de todo este territorio, cada sesenta kilómetros aproximadamente se encuentra una ruina maya por lo que, al descubrir todas, las ciudades actuales deberían desaparecer.
A la salida de la ciudadela, se distingue un gran lago que según explican, es el responsable del nombre Cobá, que significa “aguas grises”, donde aseguran habitan cocodrilos.
A unos diez minutos de allí, la excursión se detiene en el cenote Multun Ha. Para llegar a él hay que descender una escalera en espiral de varias vueltas hasta arribar a un cráter de aguas cristalinas cubierto por una caverna que parece de arcilla.
“El agua de los cenotes es más densa debido a la cantidad de minerales que tiene, por lo que resulta difícil nadar y sumergirse”, explica Jacinto, invitando a los pasajeros a darse un chapuzón.
Una vez refrescado, el contingente continúa viaje hacia una aldea maya, donde los hombres explican cómo producen miel con las abejas y las mujeres convidan a sus visitas con las tradicionales y exquisitas tortillas de maíz.
