ESCUCHARSe convirtió en el destino clave para los practicantes de este deporte, quienes allí eligen despuntar su pasión debido a la perfección de sus diseño y a sus paisajes.
Colombia se ha convertido en el tercer país de Sudamérica con mayor cantidad de campos de golf, los cuales se concentran en la zona atlántica del país, dueña de sitios luminosos, con una naturaleza de características únicas.
Las ciudades de Bogotá, Cartagena y Barranquilla concentran los mejores courts del continente, que se suman a una oferta turística, histórica y cultural digna de visitar.
La capital colombiana, ubicada en el centro geográfico del país, se destaca por ser epicentro del golf debido a la calidad y mantenimiento de sus campos.
La virtud de contar con un clima fresco regala una sensación constante de practicar el golf como en un ambiente con aire acondicionado, que estimula al jugador a desarrollar su práctica durante los 365 días del año.
Para jugar, Bogotá cuenta con campos profesionales y turístico- ejecutivos, diseñados por personajes internacionales como Robert Trent Jones, Gary Player y Mark Mahannah, donde se han realizado torneos de gran importancia, como el Challenge Tour Europeo, seleccionado por sus jugadores como el lugar donde mejor se sintieron recibidos.
Debido a su altitud, la ciudad tiene como gran ventaja que la bola viaja 12% más en el aire, en comparación con cualquier otro campo del mundo.
Pasión y playa
Por su parte, Cartagena ofrece la posibilidad de combinar golf con playa, gran variedad de restaurantes, vida nocturna, eventos culturales y la posibilidad de encontrar a Gabriel García Márquez caminando por sus calles.
El Club Campestre Cartagena, diseñado por Rafael y Jaime Villegas, se eleva a cinco metros sobre el nivel del mar y está privilegiado por los mejores atardeceres del planeta.
Allí, el jugador debe adaptarse a dos estaciones bien diferencias del año: de diciembre a abril el clima cálido y seco hace que jugar sea muy duro, ya que la bola rueda mucho, el rough pierde la grama y se agrieta. En cambio, de mayo a noviembre no hace tanto calor, entonces el campo se ablanda y la bola rueda menos.
El court tiene 18 hoyos par 72 con una longitud de 6.901 yardas desde las marcas de campeonato. Los tees están rodeados de paredes de piedra y sembrados en Bermuda 419 de formas rectangulares y elevadas con relación con el piso. Los fairways, sembrados en la misma grama que los tees, son movidos y su topografía se caracteriza por ser variada. Los greens son de un promedio de 500 metros cuadrados y varios de ellos están protegidos por bunkers a los dos lados, con depresiones del terreno. El espacio está decorado por tres lagos que cruzan cinco hoyos, habitados por patos silvestres, canarios, garzas e iguanas, entre otros animales.
Abierto del Caribe
En el caso de Barranquilla, se habla de un verdadero festival para el golf. La ciudad posee uno de los puertos marítimos y fluviales más importantes y activos de Colombia, además de ser un importante centro comercial, industrial, cultural y universitario de la región Caribe.
El renovado Club Lagos de Caujaral, ubicado a las afueras de la localidad, debe su nombre al caujaro, un árbol silvestre típico de la zona cuyas hojas cubren el terreno. En este paraíso deportivo, todos los años desde 1972 se celebra el Abierto de Golf del Caribe, en el cual participan destacados jugadores nacionales e internacionales. La época ideal para visitarlo es de mayo a octubre, ya que la abundante lluvia y poca brisa permiten controlar mejor la bola. Lo contrario sucede de noviembre a abril, cuando el campo se vuelve duro, la bola rebota más y el viento interfiere en su vuelo.
El campo fue diseñado por el renombrado arquitecto especializado en golf Joseph L. Lee para jugadores que disfrutan de los retos. Los 18 hoyos están repartidos en la clásica proporción de cuatro par 3, cuatro par 5 y diez par 4, con un total de par 72 y un patrón de cancha de 71,2 desde los tees azules; 69,3 desde los blancos y 69,5 desde los rojos. Cuenta con 51 bunkers (menos de tres por hoyo), los greens tienen trampas a su alrededor y todos los fairways están bordeados por bosque, agua o un abismo, lo que inspiró la expresión generalizada “Caujaral no perdona un golpe malo”.
El Country Club Barranquilla también cuenta con dos temporadas muy distintas. Entre mayo y noviembre es un campo pesado, la bola rueda poco, los roughs son altos, sus greens francos, hay abundantes lluvias y poco viento. Y de diciembre a abril el clima es seco, los fairways son duros y los roughs son áridos. Los fuertes vientos pueden alcanzar 80 km por hora y desviar la bola hasta 40 yardas.
En este “18 hoyos par 72” los tees, sembrados en bermuda 419, son elevados y los fairways -sembrados en la misma grama- son planos y tienen un diámetro de 35 a 40 yardas de ancho. En cuanto a los roughs, son amplios y pueden llegar a medir 50 yardas. Los greens, por su parte, son planos y pesados por lo que la bola tiende a reaccionar de manera inesperada.
Este campo, construido al nivel del mar, diseñado por North Rop, está rodeado de paisajes incomparables que hacen del juego una experiencia relajante y al mismo tiempo desafiante.
Éstos son sólo ejemplos de las más de 55 canchas de golf que hay en Colombia, que perfilan el país como un destino internacional para los amantes de este deporte.
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