Cada año, todos los últimos jueves de mayo se celebra el Día Mundial del Chardonnay, la variedad blanca más plantada en el mundo por su capacidad de adaptación a diferentes tipos de terroirs, capaz de brindar vinos tranquilos jóvenes y otros más complejos provenientes de grandes alturas, y hasta espumosos elegantes y sofisticados.
La reina de las uvas blancas, llamada así por su versatilidad, es una cepa que merece su día gracias a su popularidad y éxito alrededor del mundo y a la entrega de vinos y espumantes.
Chardonnay es un nombre muy familiar entre los amantes del vino. Proviene de una uva de clima moderado a frío que, en términos generales, da vinos ricos y delicados, cuyos aromas pueden ir desde los cítricos y florales hasta las frutas tropicales maduras.
En boca pueden llegar a tener bastante cuerpo, con una textura cremosa, y su crianza en barricas aporta tonos de vainilla y notas ahumadas. Tiene buenas capacidades de envejecimiento y de adaptación a lugares tan diversos que hace que sea la más popular de todas las variedades blancas. Define su estilo según el clima de cada región. Brinda vinos en un amplio espectro, desde champanes y espumosos blanc de blanc hasta blancos secos y de textura cremosa, con o sin crianza en madera, en tanto que sus aromas característicos van desde los cítricos y manzana verde hasta los tropicales, vainilla y manteca.
La uva chardonnay está dentro de las diez variedades más cultivadas en Argentina: 5.854 hectáreas, que representan 3% del total país, y se encuentra presente en la mayoría de las provincias vitivinícolas, pero Mendoza tiene la mayor cantidad de hectáreas del país, más de 82%, seguida por San Juan con 11%.
Hasta la llegada de Chandon a Argentina, sólo unas pocas bodegas se dedicaban en Mendoza al espumoso, no había en el país una tradición de plantaciones de uvas de alta calidad para burbujas. Esta bodega dio un impulso decisivo al cultivo de chardonnay de calidad al traer clones cultivados en la región de Champagne.
“En la actualidad, uno de cada dos kilos de chardonnay cultivados en Mendoza para espumantes es cosechado o comprado por Chandon para la elaboración de sus espumosos. Tenemos una historia de 60 años cultivando chardonnay en Mendoza. Primero fue en la zona más fría y alejada de Agrelo, en 1960, a 980 metros sobre el nivel del mar (msnm). A ella seguiría Caicayén, en el valle de Uco, a 1.250 msnm. Luego, Cepas del Plata, con 1.550 msnm, y por último El Espinillo, a 1.620 msnm”, explicó Diego Ribbert, director de Enología de Chandon Argentina.
Todo ese conocimiento en la elaboración de espumosos de Chandon se puso al servicio de
Terrazas de los Andes cuando el grupo LVMH decidió, en la década del 90, iniciar el proyecto Terrazas de los Andes para elaborar vinos “tranquilos” de clase mundial al pie de la cordillera de los Andes.
“Comenzamos con plantaciones de chardonnay a 1200 msnm en la zona de Gualtallary para las líneas Altos del Plata y Reserva, y desde la cosecha de 2018 empezamos a trabajar en un blend 100% chardonnay para nuestra línea de alta gama Terrazas de los Andes Grand, de la cual año a año presentamos la mejor expresión de esta varietal con dos componentes que provienen de nuestros viñedos ubicados a 1.230 msnm y 1.650 msnm”, agregó Gonzalo Carrasco, enólogo de Terrazas de los Andes.
Moët Hennessy Argentina posee en su portafolio una amplia variedad de expresiones de chardonnay que se ajustan a distintos perfiles y situaciones de consumo. Actualmente, las diferentes bodegas del grupo tienen cinco líneas de producto con etiquetas chardonnay disponibles en diferentes rangos de precios: Latitud 33° ($315); Terrazas de los Andes Altos del Plata ($386); Terrazas de los Andes Reserva ($730); Terrazas de los Andes Grand ($2.200); y Chandon Cuvée Reserve Blanc de Blancs ($913).