Protegido por la Cordillera de los Andes y enclavado sobre un tramo de la Ruta Nacional 40, la ciudad de Malargüe se luce como un destino de aventura, entretenimiento y alta gastronomía.
Al sur de la provincia de Mendoza, a más de 400 kilómetros de la capital mendocina hacia el sur, Malargüe esconde tras su tibia calma de pueblo una variada agenda de circuitos turísticos que fusionan sus paisajes volcánicos con la forma de vida del puestero malargüino y los importantes avances científicos.
Bajo la contención de la Cordillera de los Andes y con la ruta 40 como columna vertebral, la localidad se abre paso entre la planicie enmarcada por cerros, ríos, volcanes y extensiones con cultivos.
En este entorno, el destino regala a sus visitantes desde un paseo por el mayor parque volcánico de Sudamérica hasta un avistaje de aves en un humedal, pasado por trekking hacia el interior de un volcán, escalada en roca, la posibilidad de internarse en la montaña hacia una caverna, y/o descubrir las entrañas de los valles cordilleranos para deleitarse de la pesca, o sumergirse en un puesto para degustar un exquisito chivito y conocer la cultura del poblador rural.
Por parte de su geografía, dotada por paredes casi verticales y su cima plana, se le atribuyó el nombre de “Tierra de los malales o Malal hue, término que utilizaron los Puelches y Pehuenches, sus pueblos originales, para bautizar el lugar.
El aire puro, que aparece como una brisa con aroma a jarilla acompaña los sonidos de algunos motores que anuncian la llegada a este lugar elevado a unos 1.400 metros sobre el nivel del mar.
La tranquilidad de sus calles contrasta con algunos edificios y monumentos que muestran los avances arquitectónicos, políticos, económicos y socioculturales del centro urbano.
La parada obligada en la dirección de turismo, enclavada en su ingreso, sirve para diseñar la estadía.
De la paleontología a la galaxia
Entre los lugares para visitar se destacan los corrales de Rufino Ortega, la capilla Nuestra Señora del Rosario, la plaza San Martín -con renovados espacios verdes-, la Torre del Cincuentenario, el monumento al Ciancero y el Centro Regional de Desarrollo Cultural que ofrece un recorrido a través del espacio y el tiempo sobre la paleontología y arqueología de Malargüe.
También, vale la pena recorrer el Complejo Planetario Malargüe, cuya pirámide azul contiene un domo preparado para albergar a 65 personas.
Allí, los visitantes se sentirán transportados a lo profundo del universo por medio de videos de alta definición con imágenes que simulan crepúsculos, lluvia de estrellas y meteoritos esporádicos, mientras un locutor va desandando el camino que se cree dio vida al planeta, al sistema solar y a las múltiples galaxias conocidas.
El complejo, que constituye el primer planetario digital fijo del país y uno de los más modernos de Latinoamérica, es un conjunto de cuatro edificios.
Para quienes disfrutan de la gastronomía y sus condimentos, a tan sólo diez kilómetros de la ciudad se encuentra el criadero de truchas CuyamCo -a orillas del Dique Blas Brísoli-, una excelente alternativa para pescar y saborear su propia trucha arco iris.
Gran fiesta
El inicio de la temporada, desde hace 19 años, comienza junto con la Fiesta Provincial de la Nieve, que este año se realizó el pasado sábado 6 de julio.
Se trata de un festejo pensado para el turismo, con actividades en el valle de Las Leñas y la ciudad, combinando los dos productos emblemáticos de Mendoza: la nieve y el vino.
La fiesta viene creciendo y haciendo cada vez más espectaculares sus cenas show con números artísticos, desfiles y la elección de la reina provincial de la nieve.