Una pyme que elabora gastronomía sostenible para servicios corporativos

Se trata de De la Olla, empresa B certificada, reconocida como una “Best for the World” por su impacto medioambiental positivo y su inclusión social

“De la olla" es un emprendimiento de alimentación saludable que incluye todo tipo de ingredientes cuidados desde su producción hasta su consumo. “Eso implica saber de dónde son y cómo el productor cuida su hábitat durante todo el proceso, respetando los ciclos naturales y regenerando como parte de su actividad. Por eso se eligen productores locales, produciéndose de esa manera comidas de estación y km 0”, explica Andrea Jatar, creadora y directora ejecutiva de De la Olla .

Esta pyme forma parte de lo que se denomina gastronomía sustentable, una cocina que tiene en cuenta el origen de los ingredientes, cómo se cultivan y cómo llegan a los mercados y a los platos. La Organización de Naciones Unidas (ONU ) destaca cinco pilares que debería cumplir todo desarrollo que busque este camino “verde”: disminución de residuos; uso racional de los recursos; producción sustentable; respeto por los productos de temporada, y compromiso social para promover el comercio justo con productores y compradores.

Esta original iniciativa es de triple impacto porque son económicamente sustentables y genera impacto ambiental positivo, no sólo por la selección de ingredientes sino también en sus procesos productivos. “Y también trabajamos en impacto social con personas laboralmente vulnerables, como discapacitados y mayores de 45 años”, destaca la emprendedora.

La pyme nació en 2014 e inició su actividad con consumidores finales que disfrutaban de viandas de comidas árabes e italianas. Desde los inicios ya consideraba incluir valor ambiental y social, con un sistema novedoso de envases retornables.

“ Hoy día sólo ofrecemos servicios corporativos porque entendemos que es la manera de que más gente se alimente más saludablemente y que se valore el arduo y noble trabajo de pequeños agricultores y ganaderos que en su día a día velan por dejar un mejor mundo a nuestra descendencia”, reflexiona Jatar.

La emprendedora relata que a raíz de la pandemia entendieron que los hábitos laborales evolucionaron, por lo que el clásico catering tomó forma virtual con entregas a domicilio. “Añadimos, a pedido de nuestros clientes, cajas temáticas a medida, para celebrar nuevas incorporaciones, agasajar a clientes, tomar capacitación virtual, felicitar por natalicios y festejar el éxito de un proyecto y de las efemérides”, describe Andrea .

Cada servicio de catering tiene diversas propuestas de alimentos orgánicos o agroecológicos, a medida de cada cliente. “Además contemplamos la diversidad alimentaria en los menús, por lo que siempre hay opciones sin gluten y veganas y de cualquier otra intolerancia que nos sea declarada al momento de hacer el pedido”, destaca la emprendedora.

Sus proveedores son en su mayoría de Buenos Aires y uno de Mendoza. Los ingredientes son muy frescos y generalmente se usan todas sus partes; el poco resto orgánico sirve de abono para su propia huerta. “A su vez, lo envasado en vidrio se reutiliza con los proveedores, los cartones sirven de packaging a nuestros clientes y el resto va a los centros de reciclaje de la ciudad”, agrega.

Consultada por la certificación como empresa B, la emprendedora relata que vienen renovándola desde 2015. “Esto es para nosotros una certeza de que hacemos las cosas bien, para vivir en un mundo mejor. Por eso es que cuando alguien decide comprar, también decide en qué mundo quiere vivir. Y nos enorgullece ser reconocidos año tras año desde 2017, como una de las Best for the World, por nuestro alto puntaje en la certificación B”, añade Jatar.

El Sistema B es una organización sin fines de lucro que cree que los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales, los ciudadanos y la responsabilidad social de los negocios, todos juntos, no son suficientes para resolver los problemas sociales y ambientales actuales. En su misión promueve las empresas B y otros actores económicos en América Latina, para construir una nueva economía en la que el éxito y los beneficios financieros incorporen bienestar social y ambiental.

La propuesta de Sistema B apunta a una economía que pueda crear valor integral para el mundo y la Tierra, promoviendo formas de organización económica que puedan ser medidas desde el bienestar de las personas, las sociedades y el planeta, de forma simultánea y con consideraciones de corto y largo plazos.

Las empresas certificadas B asumen un compromiso con la mejora continua y sitúan el objetivo empresarial en el centro de su modelo de compañía. Así, se comprometen con un plan de desarrollo continuo, que pasa de la lógica de mitigar los impactos negativos a una nueva lógica de generar impactos positivos.