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Telas de descarte que se transforman en materia prima de un nuevo producto

GANADORAS. Del primer premio en el Ideatón Circular.
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Descar-tela es un grupo conformado por seis cordobesas que ganó el primer premio en el Ideatón Circular. Su iniciativa de economía circular tiene por objetivo disminuir la contaminación ambiental

Cindy Buendía,Verónica Ravarotto, Susana Villegas, Celeste Pereira, Noelia Wuthrich y Mariana Zappetti integran el colectivo de emprendedoras Descar-tela, una iniciativa sostenible que promueve la reutilización de materiales de restos textiles para incorporarlos como materia prima textil a nuevos procesos productivos. 

Descar-tela surgió porque se convirtió en ganadora del primer premio del Ideatón Circular, que se llevó a cabo en el marco de la Primera Cumbre Mundial de Economía Circular organizado por la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba y el ente BioCórdoba, los días 18 y 19 de agosto.  

“Con respecto a la contaminación textil, existen miles de toneladas de descartes textiles que son sobrantes de la confección de indumentaria en su mayoría, y también de restos de  indumentaria en desuso que son destinados diariamente en el mundo a diferentes tipos de enterramientos o vertederos”, explicó Ravarotto, referente de Descar-tela y creadora del proyecto Hilanda Sustentable. 

La contaminación generada por los descartes de la industria textil afecta gravemente el suelo, lo deja inutilizado por más de 200 años ya que los textiles retrasan su proceso de degradación en relación con el resto de los desechos, pues se entierran mezclados. “Si consideramos que gran parte de la indumentaria que usamos está fabricada a partir de poliéster, una fibra derivada del petróleo, en realidad lo que estamos tirando es un tipo de plástico encubierto”, advirtió. Además, cabe señalar que muchas de estas fibras textiles hechas de plástico terminan en los océanos, lo que afecta gravemente sus ecosistemas.

La industria textil es la segunda más contaminante del planeta, según datos de la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad). Para confeccionar prendas se utilizan por año unos 93.000 millones m3 de agua, que equivalen a satisfacer las necesidades de consumo del vital elemento de unos cinco millones de personas. Además, se tira cada año medio millón de toneladas de microfibra, es decir, unos tres millones de barriles de petróleo.

La industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos, con las consecuencias que ello tiene en el cambio climático y el calentamiento global. “Es evidente que el escenario de la contaminación generada por la industria textil no se resuelve sólo con recuperar los descartes sino que es necesario promover consumos conscientes y responsables relativos a la ropa que compramos y que luego descartamos”, resaltó Ravarotto. 

Las emprendedoras insistieron en propiciar que los consumidores tengan información detallada sobre las prendas que adquieren. “Es un derecho del consumidor disponer de  información sobre quién confeccionó la indumentaria que uno utiliza, en qué condiciones se fabricó, si hubo o no un pago justo por las tareas de producción y qué hizo el fabricante con sus descartes sobrantes”, propone Descar-tela.

Producción y consumo conscientes 

Además de promover la producción y el consumo consciente, las emprendedoras mencionan también la necesidad de redistribuir todos los recursos de manera más equitativa. “De esta manera todos podremos tener acceso al menos a una mínima calidad de vida para que todos podamos experimentar una vida con las necesidades básicas satisfechas”, proponen las emprendedoras de Descar-tela. 

Ellas reconocen que su proyecto es de triple impacto porque es sustentable, ya que cuida el ambiente al reducir la cantidad de descartes e indumentaria en desuso que suelen terminar en basurales. Además, genera beneficio económico por la venta de sus productos para que el proyecto sea viable y escalable; y también produce un impacto social muy importante al sumar a cooperativas y organizaciones no gubernamentales en el área productiva. 

Actualmente, el proyecto se encuentra en una etapa inicial de ideación. “Estamos participando del Programa Impulso 21 de la Universidad Siglo 21 para el desarrollo de emprendimientos sustentables y creando una amplia red de contactos con entidades para que formen parte de alguna instancia de nuestros procesos. Buscamos fortalecer la red de trabajo colaborativo creando alianzas estratégicas con ONG, gobiernos, empresas”, explicó Ravarotto. 

El equipo de Descar-tela anunció que en los próximos meses conformarán alianzas más importantes con universidades de Córdoba, para llevar adelante varias líneas de investigación desarrollo y diseño de productos que serán fabricados a partir del triturado textil. “También continuaremos trabajando junto a la Municipalidad de Córdoba y el ente BioCórdoba porque creemos que para poder brindar soluciones a un problema tan complejo necesitamos trabajar de manera colaborativa y en red con los diferentes actores de nuestra sociedad”, reflexionó Ravarotto. 

La emprendedora además adelantó que sumarán voluntarios y personas interesadas en contribuir en cualquiera de los procesos de Descar-tela. “Estamos contactando a cooperativas, asociaciones civiles, fundaciones y organizaciones de mujeres o minorías, dentro de la ciudad de Córdoba y en toda la provincia, para acercarles nuestra propuesta de trabajo en conjunto con el fin de lograr capacitar a la mayor cantidad de mujeres posible para lograr desarrollar habilidades en la industria textil sustentable, que cada día son más demandadas.”, anunció a Comercio y Justicia. 

“Una persona con habilidades textiles tiene más oportunidades de trabajar, brindando sus servicios a terceros, formando emprendimientos con sus pares, ingresando como tallerista a talleres ya conformados y comercializando productos textiles sustentables confeccionados por cooperativas”, describió Ravarotto. 

En esta línea, las emprendedoras prevén en su proyecto y junto a las organizaciones, realizar capacitaciones de grupos de mujeres o personas en general que estén atravesando situaciones de vulnerabilidad para que desarrollen habilidades técnicas para poder fabricar productos con materia prima textil recuperada. Esos productos serán comercializados y así generarán ingresos para esos equipos productivos. 

Respecto a las empresas, añadieron que trabajarán principalmente con las dedicadas a la producción de indumentaria porque son las que mayor cantidad de descartes generan, con mayor regularidad.

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