Tengo una idea, hago un estudio de mercado, un plan de negocio, busco financiación y empiezo a funcionar. Ésta es la escueta recapitulación que hacen algunas personas que quieren convertirse en su propio jefe. El resultado: fracaso. La aventura empresarial es mucho más que motivación y coraje. Embarcarse en esta cruzada requiere mucha preparación.
Por Ángela Méndez *
Alejandro Suárez, emprendedor e inversor privado, recuerda que “crear una empresa es algo para lo que no todo el mundo sirve. La motivación es un plus pero no asegura que el proyecto llegue a buen puerto”. La mejor baza para que tu proyecto sea una realidad es la formación. Expertos del Consejo Superior de Cámaras de Comercio comentan que el éxito depende del querer (actitudes), del poder (los recursos) y del saber (conocimientos y aptitudes). Aunque los emprendedores son conscientes de la importancia de adquirir conocimientos y habilidades que saben van a necesitar, “aún creen demasiado en sus cualidades y las sobrevaloran”, dice Suárez.
Por tanto, antes de estrenarse como empresario hay prestar atención a las siguientes materias:
Gestión. A menudo, los aspirantes a empresarios tienen grandes conocimientos de las áreas más específicas y concretas de su producto o servicio, pero carecen de información y de práctica en materias relacionadas con la gestión diaria del negocio.
Entre los campos donde el desconocimiento es mayor se destacan los recursos humanos, la contabilidad, la prevención de riesgos laborales, la protección de datos o la gestión de compras.
Marketing y ventas. Los expertos comentan que es uno de los campos que a priori no se visualiza como esencial, pero lo es.
José Luis Pérez Plá, profesor de Marketing estratégico de ESIC, explica que “es una materia que hay cuidar y manejar desde antes de la puesta en marcha”. Por tanto, el emprendedor debe implicarse y estar al día sobre las últimas tendencias y métodos para comercializar su producto.
Aspectos jurídicos. Conocer las normativas vigentes y los entresijos jurídicos del funcionamiento interno y externo de la firma es una parte vital para el funcionamiento de ella. Por ejemplo, la Ley de Emprendedores introduce una serie de propuestas que conviene conocer bien para saber cuáles se deben cumplir y de cuáles se puede obtener beneficios.
Idiomas. Las actuales circunstancias que atraviesa el mercado español hacen que la globalización del negocio no sea una alternativa sino una necesidad. El idioma imprescindible es, por supuesto, el inglés; pero lenguas como el alemán, el chino o el ruso pueden abrirte las puertas de los nuevos mercados.
Internacionalización. Lejos de lo que se suele pensar, no hay que esperar a que la empresa esté consolidada para empezar a operar en otros países. El e-commerce hace posible que desde el primer día se pueda vender en distintos mercados.
La logística es una pieza clave. Para que sea eficiente hay que crear y mantener una buena red de proveedores y distribuidores que permitan entregar los artículos en el plazo fijado.
Las nuevas tecnologías son una materia trasversal que afecta prácticamente todas las áreas de negocio. Contar con sistemas fiables y avanzados será sinónimo de objetivo conseguido. Una buena formación en tecnología puede ser la llave para innovar y abrir nuevas alternativas.
* Especialista en emprendedores y empleo de Expansión.