La transferencia de tecnología y el financiamiento son aspectos a tener en cuenta, en el marco del crecimiento de este segmento en todo el mundo
El mercado de las artes y el entretenimiento se encuentra en desarrollo en todo el mundo, al mismo tiempo que enfrenta nuevos desafíos ligados al proceso de expansión, sobre todo para el caso de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
Así lo indicó un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cuyos datos serán tenidos en cuenta en la reunión técnica sobre el futuro del trabajo en ese sector, que ocurrirá entre este lunes 13 y hasta el 17 próximo, en Ginebra.
Este encuentro será propicio para debatir los retos que tiene el rubro, que en gran parte (y a escala global) se encuentra integrado por mipymes y cuentapropistas.
En este sentido, la OIT pudo descubrir justamente dos cuestiones centrales a considerar para los próximos años: la transferencia de tecnología y el financiamiento.
“Las actividades de programación y radiodifusión están dominadas por grandes empresas; por ejemplo, en la Unión Europea representan casi las tres cuartas partes de la fuerza de trabajo (a saber, 74 por ciento)”, indica el reporte, que será central para las discusiones de esta semana.
“Sin embargo, hay un ecosistema de mipymes que opera en subsectores como las artes escénicas, la música en directo, la impresión y la reproducción de grabaciones, las actividades editoriales, el diseño, la fotografía, la grabación de sonido, etcétera. En una publicación de la OIT, se estimaba que la proporción de trabajadores por cuenta propia y de microempresas en el conjunto del sector de las artes, el entretenimiento y la recreación y otras actividades de servicios ascendía a 61% (estimaciones mundiales para 2020, antes de la pandemia de covid-19)”, advierte el documento.
También precisa que, “al analizar los datos en una serie de países, se observa que, entre las empresas exportadoras, la proporción de mipymes supera la de las grandes empresas en todos los subsectores”.
“Por ejemplo, en Estados Unidos las microempresas dedicadas a actividades de producción de películas cinematográficas, vídeos y programas de televisión, grabación de sonido y edición de música representaban 81% del total de empresas exportadoras del subsector; mientras que en Israel eran 76%; en Canadá, 65%, y en Turquía 58%”, detalló el reporte.
Por otro lado, específicamente relativo a la cuestión de los obstáculos, el reporte explicó que “las mipymes se enfrentan a retos considerables, especialmente en los países en desarrollo, como el acceso desigual a la transferencia de tecnología”.
“Además, la falta de inversiones adecuadas en tecnologías intensivas en capital (plataformas digitales, servicios basados en internet, etcétera) socava aún más el desarrollo de las mipymes en el sector”, agregó.
Mientras, también se registran actualmente “dificultades para acceder a financiación, especialmente en el caso de productos considerados ‘activos intangibles”. En este sentido, se advirtió de que “existe una gran dependencia de la financiación pública, que no ha dejado de disminuir a lo largo de los años, así como una falta de competencias adecuadas”.
Contexto y definiciones
Según precisa el documento de la OIT, el sector de las artes y el entretenimiento presenta en todo el mundo dimensiones económicas y culturales como segmento generador de “experiencias” y no sólo de “bienes de consumo”.
En este sentido, se observa que “la pandemia de covid-19 ha propiciado un debate sobre la posibilidad de considerar la cultura, entendida en sentido amplio, como un ‘bien público mundial’, por su capacidad para promover la cohesión social, aumentar la resiliencia de las personas y conectar las comunidades con diferentes formas de expresión cultural, más allá de su valor comercial”.
Además, este sector de la actividad contribuye también al desarrollo económico de los países porque -según indica la OIT- implica la creación, producción y distribución de productos y servicios que utilizan la creatividad y el capital humano como materias primas; sus actividades se basan en el conocimiento y recurren a competencias para generar ingresos mediante la explotación comercial sustentada en la protección de la propiedad intelectual, y abarcan productos tangibles y servicios intelectuales o artísticos intangibles que combinan contenido creativo y valor económico.
Este rubro de la economía incluye las actividades creativas, artísticas y de entretenimiento; de edición; la producción de películas cinematográficas, vídeos y programas de televisión; la grabación de sonido y la edición de música; las actividades de programación y transmisión; y las de bibliotecas, archivos y museos y otras acciones culturales, según se conceptualiza en el reporte -que se encuentra disponible online-.
Transformación del negocio
El documento también indica una notable transformación en el modelo de negocio actual del segmento, sobre todo en lo relacionado con las nuevas tecnologías y en el marco de las posibilidades y caminos explorados por cuentapropistas y mipymes,
“En los últimos años se ha producido un cambio en los patrones de consumo hacia la adquisición de ‘experiencia’ y ‘servicios de ocio’ en lugar de productos tangibles”, contextualiza la OIT.
“Dicho cambio ha facilitado la repentina aparición de nuevos modelos de negocio, nuevas formas de producción y múltiples modalidades de trabajo y tipos de empresas, a menudo vinculadas con nuevas plataformas digitales. Con ello, se han generado también nuevos mercados y nuevas necesidades en materia de competencias”, explica el reporte.
Así, los especialistas indican que los nuevos modelos de negocio se basan en herramientas como teléfonos móviles, lectores de libros electrónicos, tabletas, redes sociales, etcétera, que tal situación ha transformado también los métodos de producción y difusión.
A la par, también se han registrado importantes cambios en las modalidades de consumo.
“Los jóvenes han impulsado la demanda de servicios de entretenimiento basados en la tecnología que permiten el acceso instantáneo a los contenidos y ofrecen una mejor experiencia gracias a la inteligencia artificial y a los efectos de realidad virtual”, explica el informe.
“Al mismo tiempo, el creciente envejecimiento de la población en los países desarrollados y en algunos países en desarrollo también impulsa la demanda de servicios artísticos y de entretenimiento adaptados a los mayores”, se advirtió.
Medioambiente
Por otro lado, el reporte también destaca que este segmento de la economía está avanzando en sus criterios de sostenibilidad y cuidado del medio ambiente.
“En el sector de las artes y el entretenimiento se observa un interés creciente por la sostenibilidad ambiental y una intensificación del debate en torno a esta cuestión. Puede tratarse de cuestiones relacionadas con el consumo (el consumo de electricidad; el reciclado de los decorados, el vestuario y el atrezo, el papel o los dispositivos multimedia; o el uso de botellas o productos de plástico para la realización de actuaciones en directo y para los espectadores), con la producción (los aspectos medioambientales de la impresión y distribución de periódicos, la producción de contenidos para radio y televisión o de espectáculos teatrales, la huella de carbono de las giras de los espectáculos o la gestión eficiente de la energía de la infraestructura de los eventos), o con el contenido cultural y de entretenimiento propiamente dicho (la atención prestada a los temas de sostenibilidad durante los espectáculos)”, se detalló.
Aun así, se advirtió de que “puede que el sector de las artes y el entretenimiento necesite dotarse de estrategias integrales para reducir su huella ambiental más allá de la esfera digital e incluir la producción de contenidos energéticamente eficiente en los teatros, los estudios y los platós”.
De todas maneras, los especialistas internacionales consideran que es un segmento clave para avanzar en la concientización de las cuestiones medioambientales.