La adaptabilidad y la versatilidad, en un contexto incierto y cambiante, son parte de las lecciones aprendidas durante la pandemia, como forma de asegurar una mejor supervivencia
Las micro, pequeñas y medianas empresas, también conocidas como mipymes, en países como Argentina constituyen el motor de la fuerza laboral, siendo generadores de más de 90% de los empleos formales. Al igual que muchos otros sectores, se vieron fuertemente golpeadas por los efectos de la contingencia sanitaria producida por la pandemia del covid-19, así como por la falta de financiamientos y los modelos de negocios, en algunos casos alejados de la tecnología.
De acuerdo con la proyección realizada por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), durante el primer año de pandemia, cerraron 90.700 locales y 41.200 pymes, afectando de esa manera a poco más de 180.000 trabajadores. “Si bien en comparación con junio de 2020 se nota un crecimiento del 44,5%, aún se registra un 5,2% con respecto al mismo mes del 2019”, menciona en el informe.
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