Comenzar un negocio propio es un gran desafío para cualquier persona. Sin embargo, conocer algunos de los errores más frecuentes puede servir para alivianar el peso.
Por eso, el blog “Hay un gurú en mi sopa”, cuyo autor es Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña, le dedica un espacio al tema.
Allí se describen las 10 equivocaciones más frecuentes que cometen los emprendedores latinos:
Falta de formación en gestión empresarial
Es cierto que no resulta imprescindible tener una formación empresarial, y que ésta no es la panacea (por ejemplo, un MBA en una escuela de negocios). Pero, evidentemente, ayuda. Si bien es cierto que los self made men existen , no lo es menos que la formación minimiza el porcentaje de fracasos.
Falta de motivación del promotor del negocio
La motivación, el hambre y las ganas de “comerse” el mundo, conjugados con el esfuerzo, son el principal factor de éxito de un emprendedor.
Elegir socios problemáticos
En ocasiones, los socios son como los bancos: un mal necesario. Es realmente difícil encontrar buenos compañeros de camino, pero también es cierto que para llegar rápido es mejor ir sólo. Por eso, para llegar lejos, conviene estar bien acompañado.
No disponer de un buen equipo
Es el gran talón de Aquiles y está muy relacionado con los problemas de financiación. El emprendedor está renunciando a rodearse de un buen equipo por problemas financieros, y se está convirtiendo en un “hombre orquesta”.
Empezar con poca liquidez
Esto está muy relacionado con el cierre de financiación. De tanto agudizar el ingenio para “necesitar menos capital”, ello termina siendo un problema, ya que en las previsiones iniciales se minimizan gastos necesarios para el correcto desarrollo del proceso. Muchas empresas tienen problemas de liquidez a los 6-12 meses debido a una mala previsión de gastos.
Demasiados costos fijos
En este momento son especialmente positivas las estructuras ligeras, ágiles y con un costo operativo fijo que no se vuelva demasiado pesado.
Creer que un buen producto se vende solo
Grave error. El marketing y la comunicación son imprescindibles. De hecho, hoy en día nada se vende sin una buena estrategia de comunicación. Hay que llegar al consumidor, no esperar a que éste encuentre a la empresa por sí mismo. Buscar clientes es trabajo de la marca, no del cliente.
Apostar por un mercado
Si el mundo es cada vez más global, ¿por qué no serlo? No limitarse a mercados emergentes tiene sentido. Esos mercados tienen más competencia pero son más dinámicos. Si la solución no está en el mercado local, Internet permite abrir una ventana al mundo.
Confundir una buena idea con una oportunidad
Hay muchas buenas ideas alrededor. Si se piensa un poco, hay decenas. Es importante analizar el contexto para saber si una buena idea puede ser una buena idea “ahora” y “para la empresa”, y que, por lo tanto, eso represente una oportunidad.
No admitir y corregir los errores a tiempo
Se lleva inscripto en el código genético: generalmente se es muy persistente para lo bueno y para lo malo. Muchos emprendedores se obcecan en pensar que todos los consumidores son como él y que deben compartir sus criterios. Si eso no lleva a un éxito inmediato, se empeñan en demostrar al mundo que está equivocado. Esa insistencia es un buen signo, pero debe tener un límite. Es necesario valorar y pensar, sin soberbia, si tal vez existe algún error de la empresa.
Por Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña, empresario e inversor privado del sector Internet y Nuevas Tecnologías.