Ingenieros cordobeses crearon un sistema innovador que automatiza la marcha de “remontado y medición de temperatura” durante el proceso de fermentación del vino. El producto está siendo probado en bodegas de Mendoza y de Estados Unidos. Por Natalia Riva – [email protected]
“Vemos un futuro en donde las personas van a ir dejando las tareas repetitivas para dedicarse a lo creativo. A nosotros, desde los primeros años de la facultad nos unió el anhelo de ser no sólo testigos sino forjadores de ese futuro”, comentaron a Comercio y Justicia cuatro jóvenes ingenieros, al ser consultados sobre el motivo que los llevó a emprender.
Federico Sentagne, Augusto Bertoni, Alejandro Bonaldo y Tomás Achaval están testeando actualmente en el mercado un sistema innovador que automatiza el proceso de remontado y medición de temperatura durante el proceso de fermentación del vino con aparatos de última tecnología.
De la idea a la acción
Cuando todavía eran estudiantes, los emprendedores asistieron a una charla de la Fundación Endeavor en donde Marcelo Olmedo, presidente de Promedon, les dijo: “Los ingenieros electrónicos hacen cosas fabulosas que no le sirven a nadie”. Y les aconsejó siempre desarrollar junto con los usuarios finales de la tecnología. Eso fue justamente lo que hicieron para crear el sistema.
“Inicialmente nos acercamos a Santiago Achával, dueño de la bodega Achával-Ferrer y le preguntamos: ‘¿Qué necesitas y no se consigue?’. Entonces, con una sonrisa, nos describió el proceso de remontaje. Este es la recirculación de vino para extraer las propiedades organolépticas del hollejo y la oxigenación del proceso de fermentación”, recuerdan los emprendedores.
Ese proceso era, hasta ahora, muy manual y tan costoso que muchas bodegas lo reducen sacrificando calidad. Así fue que, junto a Santiago, los ingenieros diseñaron un equipo que realiza el proceso de remontaje de manera automática.
Concretamente, el sistema incorpora dispositivos electrónicos que permiten controlar mejor las variables intervinientes en el proceso de producción reduciendo al mínimo el error humano, las pérdidas de producto y permite mantener un estándar de calidad determinado. El producto se adapta, además, a la infraestructura existente tanto en las bodegas grandes, como en las pequeñas o boutiques. Permite obtener una mejor calidad a un menor costo, satisfaciendo la necesidad de los productores del sector.
– ¿Cómo llegaron a interesarse en este rubro?
– Nos gustan los desafíos y la creación de productos tecnológicos que le faciliten la vida a la gente. En la industria del vino encontramos un nicho con barreras de entrada bajas y mucho empuje para innovar. A diferencia de industrias grandes donde te piden que ya seas una empresa de envergadura para convertirte en proveedor.
– ¿De cuánto fue la inversión inicial?
– Empezamos con el cobro adelantado de nuestros primeros productos ya que se vendió como un desarrollo, muchas horas/hombre y plata que pusimos de nuestro bolsillo. En adelante, proyectamos financiarnos a través de fondos no reembolsables, créditos y ventas.
– ¿Han validado el producto en el mercado?
– Tenemos funcionando prototipos en las bodegas Achával-Ferrer de Mendoza y “The Farm Winery”, de California. Con el feedback de ambas estamos terminando un producto final que vamos a validar vendiéndolo el primer año en la provincia cuyana, el siguiente año la idea es expandirnos en Estados Unidos e Italia donde ya tenemos gente que confía en nosotros y a cinco años proyectamos tener un departamento de desarrollo que diseñe un nuevo producto por año, un departamento de ventas y uno de producción que ensamble. Para esto contamos con una gran ayuda en la Fundación para la Incubación de Empresas (FIDE).
– ¿Tienen pensado cuáles serán las vías de comercialización?
– Vamos a buscar socios locales en las principales zonas vitivinícolas del mundo
– Fueron seleccionados este año para ser incubados en FIDE, ¿qué expectativas tienen?
– La incubadora nos brinda un espacio de desarrollo donde hay mucha sinergia con todos los otros emprendimientos porque compartimos experiencias y entusiasmo. Además es un aval de cómo venimos trabajando que brinda confianza a la gente que nos ayudará a crecer en el futuro. Pero lo más importante que nos brinda es asesoría know-how sobre todo desde la parte administrativa y financiera, donde nosotros contamos con poca experiencia.
– Después de que decidieron crear su propia empresa, ¿qué dificultades identificaron en el camino ?
– La Argentina está cambiando mucho con el nuevo gobierno. Hasta ahora, lo que más limita el desarrollo de las start-ups son las burocracias y costos de todo tipo que hay para importar-exportar y para formar una sociedad que nos permita hacer factura A sin los costos y burocracias que implica una SA o una SRL También vemos una limitación en las dificultades para conseguir financiación con un esquema de venta de porciones de la sociedad como el que utilizan las empresas Hi-Tech en Silicon Valley. Además, vemos que hay una capacidad impresionante que no está siendo explotada. ¿Cuántos científicos e ingenieros terminan haciendo trabajos burocráticos en grandes empresas porque no consiguen un lugar para desarrollar sus potencialidades como creadores de tecnología?
– ¿ Y cuáles creen que son los errores más habituales al emprender?
– Podemos hablar de nuestros aciertos. Lo principal es invertir a largo plazo buscando la satisfacción de tus clientes y no la ganancia a corto plazo. Otro detalle importante es siempre pensar en pequeños pasos de validación que te permitan adaptarte de manera ágil a las circunstancias que vayan surgiendo.