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Pese a ello, siguen sin poder salir de la zona de estrés en la que se encuentran desde septiembre de 2018, cuando Argentina sufrió una crisis cambiaria y de balance de pagos

El Índice de Condiciones Financieras (ICF) mejoró casi 20 puntos en agosto pasado aunque esto no fue suficiente para sacar al indicador de la zona de estrés en la que se encuentra desde septiembre de 2018, cuando Argentina sufrió una crisis cambiaria y de balance de pagos que luego se tradujo en una crisis de deuda.

De acuerdo con el monitor que elabora la consultora Econviews, el ICF sumó el cuarto incremento mensual consecutivo, alejándose de su peor registro alcanzado en abril pasado cuando, en plena irrupción de la pandemia de coronavirus, llegó a tocar -284,3 puntos. 

Si bien en agosto mejoraron los dos subíndices, el desempeño mensual se vio mayormente favorecido por la mejora de las condiciones internacionales, que crecieron 12,5 puntos, en tanto que las locales avanzaron 7,2 puntos.

Sucede que, pese a que Argentina cerró exitosamente su canje de deuda local y extranjera, lo que derivó en la compresión en el riesgo legislación y en el riesgo país, “el canje exitoso no se trasladó a otros frentes”. 

Así, según detalló la consultora, la dinámica cambiaria se vio bajo mayor presión. “Prueba de esto es que el Banco Central tuvo que intervenir vendiendo reservas por US$1,279 millones, más del doble que en julio, y además, el interés abierto en futuros Rofex alcanzó un máximo en el año al trepar a US$5,500 millones”, indicó. 

Por el lado de la brecha cambiaria, la consultora indicó que “se mostró muy inestable a lo largo del mes” a pesar de las buenas noticias en el frente de la deuda, “en parte por la falta de liquidez de los bonos ley local por el canje”. 

“El Central y la Anses intervinieron de forma activa vendiendo bonos para dar liquidez y mantenerla bajo control. Luego de haber ingresado al canje, ambos organismos conservan poder de fuego para intervenir y evitar disrupciones. Medida con el contado con liqui, la brecha tocó 82% y cerró agosto en 69%. De esta manera, se ubicó como la variable más estresada dentro del subíndice de condiciones locales. Al mismo tiempo, las acciones no capitalizaron el avance exitoso en el frente de la deuda, y se deterioraron marginalmente en el mes”, resumió Econviews.

Con todo ello, las condiciones locales se ubicaron nuevamente en zona de estrés en -95,5 puntos, pero siguieron alejándose de su registro de abril, cuando habían alcanzado -160 puntos, el peor valor de la serie con comienzo en 2005. 

“Hay que retrotraerse a la crisis de 2001 para encontrar un nivel de estrés comparable al actual”, agregó el informe. 

 

Las condiciones externas

Por el lado de las condiciones externas, en agosto avanzaron 12,5 puntos y lograron salir así del terreno de estrés, pasando a zona de confort por primera vez desde febrero pasado. La mayor parte de las variables que componen el subíndice externo mostraron avances mensuales, y la cantidad bajo niveles de estrés (entre 0 y -10 puntos) cayó desde 40% a 30% del total. 

Dentro de las variables que mostraron las principales mejoras la consultora destacó la reducción en la volatilidad de las acciones en EEUU y una mayor inflación esperada, “síntoma de que se estima una recuperación económica relativamente rápida, en forma de ‘V’. Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo elevada, y a comienzos de septiembre hubo correcciones en la bolsa americana que no se observaban desde junio pasado”.

Enumerando los sucesos internacionales, Econviews marcó: las acciones norteamericanas alcanzaron un nuevo récord histórico, el oro se alejó de sus niveles máximos y el dólar estadounidense mantuvo su debilidad. Como novedad, la ‘Fed’ dio señales adicionales de laxitud monetaria, al afirmar que usará todas las herramientas para converger a la inflación de 2% anual, tolerando incluso registros por encima de ese nivel para compensar valores por debajo del objetivo. “Con esto, el organismo dio a entender que mantendrá las tasas bajas por un tiempo más a lo esperado previamente”, indicó.

 

Comparación interanual

En comparación con igual mes de 2019, el ICF en agosto se ubicó 30,3 puntos por debajo de un año atrás, “aplanando significativamente su caída anual”, que en el mes previo había sido de 116,9 puntos. 

Aún así, el índice acumula 31 deterioros interanuales consecutivos. La caída de agosto se explicó en mayor medida por el derrumbe de las condiciones locales (-30 puntos), especialmente por una mayor brecha cambiaria y menor stock de depósitos en dólares; en tanto que las condiciones externas se redujeron apenas 0,3 puntos respecto a  un año atrás, producto de una mayor volatilidad en acciones en EEUU y mayor aplanamiento en la curva de rendimientos de Treasuries americanos.

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