Un reporte del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) recopila información para conocer mejor a las mujeres emprendedoras de Latinoamérica y el Caribe y para explorar aspectos comunes de las mujeres cuyas empresas experimentaron altos niveles de crecimiento: ¿Quiénes son?, ¿cómo lograron alcanzar este nivel de crecimiento en sus empresas?, ¿qué las motiva?, ¿cuáles son sus principales retos y ambiciones?, ¿qué necesitan para seguir creciendo?
El reporte analiza casos de nueve países de la región (entre ellos la Argentina), y concluye con algunos datos respecto del perfil promedio de las emprendedoras latinoamericanas:
• Iniciaron sus empresas impulsadas por oportunidad, no por necesidad.
• Tienen entre 30 y 39 años, viven con su pareja y tienen dos hijos en promedio.
• Provienen de familias con historial emprendedor.
• Actualmente pertenecen a un nivel socioeconómico alto o medio-alto.
Además, cuentan con un título universitario (licenciatura o título equivalente), confían en su “olfato de negocio” y en su preparación técnica para comenzar un negocio y generalmente emprenden en sectores tradicionales o maduros.
El reporte también señala que inician con la idea de consolidar su emprendimiento como una empresa mediana o grande dentro de su país, son dueñas mayoritarias de sus empresas y/o obtienen fondeo de sus familiares y amigos.
Para compaginar los múltiples roles que la sociedad espera de ellas se apoyan en su círculo más cercano (pareja, familia y amigos) y estarían dispuestas a hacer todo lo que estuviera a su alcance para llevar a su empresa al siguiente nivel. También para lograr expandir sus empresas tienen que enfrentar ciertos retos como la falta de financiamiento, el miedo al fracaso y el conflicto entre los múltiples roles que desempeñan.
Finalmente, el informe destaca la oportunidad que tiene la región de generar los espacios para que más mujeres se involucren en este tipo de actividades tan ventajosas para la sociedad: “Captar y explotar la ambición de las emprendedoras debe ser una tarea prioritaria para la iniciativa pública y privada debido al impacto que generan en las economías y en sus comunidades. Además, se debe fortalecer el ecosistema emprendedor promoviendo mejores redes de contactos, ampliando el acceso a una mayor variedad de fuentes de financiamiento, así como favoreciendo políticas del gobierno que apoyen a las emprendedoras facilitando la conciliación de su vida profesional y familiar”.