El fiscal de cámara Marcelo Altamirano subrayó que la salida para este flagelo es la educación que, en escuelas y en familias, haga hincapié en las normas del buen trato.
Por Carolina Klepp – [email protected]
La Justicia cordobesa trabaja una vez más sobre la hipótesis de un femicidio. En este caso la víctima es Ingrid Vidosa, la joven de 25 años hallada muerta este martes en el cerro de la Cruz, de Villa Carlos Paz. Su novio está siendo investigado por el hecho.
La problemática no da tregua y obliga a abordarla una y otra vez, desde distintas aristas, para tratar de entenderla y prevenirla, por ejemplo, advirtiendo lo que ocurre en edades más tempranas, en los noviazgos adolescentes.
Ésta es la preocupación del fiscal de cámara Marcelo Altamirano, quien justamente prepara para los próximos días una charla abierta sobre “Femicidios adolescentes”.
“Los operadores judiciales nos hemos dado cuenta de que donde tenemos que hacer el dique de contención para que las nuevas generaciones empiecen a vivir libres de violencia es educando en esas etapas juveniles y prejuveniles”, afirma quien disertará en el cierre del curso “Violencia de género en noviazgos adolescentes. Herramientas de comunicación social para su prevención”. Será el 11 de septiembre en la Escuela de Ciencias de la Información (UNC). “¿Cómo se hace desde el área penal juvenil para educar, prevenir, concienciar y erradicar la violencia de género en los adolescentes? Solamente se puede hacer mediante la educación, haciendo hincapié en las normas del buen trato en las escuelas y en las familias”, subrayó contundente quien cuenta con varios años de experiencia en la materia.
Asimismo, consideró que la Justicia debe trabajar de manera multidisciplinaria y transversal; y que el régimen penal juvenil “le deja una puerta abierta al juez para dictar medidades tutelares en beneficio del menor para que pueda educarse, para que pueda salir de ese círculo de violencia en el que está”.
Entre las medidas aplicadas por los magistrados mencionó que ya se han entregado varios botones antipánico a niñas y adolescentes, “lo que nos indica que el problema está instalado en esa franja etaria”.
Naturalización de la violencia
El uso de las nuevas tecnología amplió los tipos de violencia. Las burlas a través de las redes sociales es, por ejemplo, algo que genera violencia. “Lo que para nosotros parece malo, para ellos (niños, adolescentes) resulta común: insultarse, empujarse… Debemos trabajar en las reglas básicas del buen trato. Preguntarse como papás cuántas veces al día, en alguna de las cuatro comidas, compartimos el diálogo con nuestros hijos y sin el televisor prendido o los celulares en la mesa. Se descubrirá que es horrorosa esa estadística. Los padres deben conocer el grupo con el que se junta el hijo, preocuparse si alguno tiene alguna adicción (juego, droga). La violencia produce silencio y eso es lo que tenemos que romper”, dijo.
Finalmente, señaló que en la niñez y la adolescencia la violencia más perceptible es la psicológica, “la pretensión del varón de dominación, de poder absoluto hacia su novia, lo que se traduce en el control de sus amistades, de su tecnología, se entromete en su celular, en su tablet, en el control de su ropa, de su familia”. Para Altamirano, los chicos no miden el valor dañino de las palabras agresivas dichas o escritas en Twitter o Facebook. En un segundo plano, identificó la violencia física: “Empieza con un pellizcón, luego un empujón, luego una trompada”.
La última consulta, destinada a conocer si es que actualmente existe más violencia y por ende más casos de femicidio, o si bien es sólo que ahora se difunden más los casos, su respuesta no dejó dudas: “las dos cosas”.