La necesidad de cortar con el estrés cotidiano que implica una pandemia y, al mismo tiempo, lidiar con el trabajo, las tareas del hogar, el cuidado de familiares y otras responsabilidades, llevó a miles de personas a planificar sus vacaciones o el uso de su tiempo libre, situaciones que siempre “conllevan emociones positivas”, ya que suelen ser “fuentes de nuevas experiencias”, aseguraron especialistas en salud mental.
Unas dos millones de personas aprovecharon el cambio de año para vacacionar desafiando los potenciales peligros que presenta una pandemia. Pese a que para muchos “no son una alternativa viable”, especialmente en este momento, pusieron de relevancia su rol e importancia “para alcanzar el bienestar físico y mental”.
“Es evidente que las vacaciones nos permiten a la mayoría de nosotros cortar con el estrés cotidiano asociado a nuestras obligaciones laborales y familiares. Se supone que las vacaciones inducen emociones positivas o al menos así las buscan”, dijo María Roca, subdirectora operativa del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).
Para la especialista, salir de vacaciones en este momento “nos enfrenta a nuevos ambientes, lo que es importante para la salud cerebral”.
Ineco destacó que “hay evidencia científica sólida que demuestra el rol de las vacaciones”, y destacó que “si uno no puede trasladarse grandes distancias, al menos puede tomarse esos días libres para contar con mayor tiempo disponible para uno mismo y disfrutar del sol, las actividades al aire libre, el ejercicio físico y de la posibilidad de relacionarse con otras personas”.
Un reciente estudio publicado por la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, señala que planificar un viaje “fomenta el optimismo”.
Matthew Killingsworth, investigador de la Wharton School en esa universidad, señaló que “como humanos, pasamos gran parte de nuestras vidas mentales viviendo en el futuro. Nuestra mentalidad futura puede alegrarnos cuando sabemos que van a llegar cosas buenas, y los viajes son algo muy bueno que esperar”