ESCUCHARLa agencia de investigación Quiddity presentó un informe nacional de opinión pública con foco en uno de los temas que despierta mayor interés y discusión: la alimentación.
Unas 1.200 personas de todo el país participaron del estudio, realizado entre fines de septiembre y principios de octubre de 2020, que recabó información contundente sobre los hábitos de alimentación de los argentinos, los cambios que se verificaron a raíz de la pandemia, la lectura de etiquetas y sobre conocimientos y aceptación acerca del proyecto de ley de etiquetado frontal.
“Considerando los altos porcentajes de obesidad, sobrepeso y obesidad infantil que registra nuestro país y la inminente sanción del proyecto de ley sobre etiquetado frontal de alimentos, nos pareció trascendental llevar a cabo esta investigación”, señaló Verónica Rodríguez Celin, directora de Quiddity.
El estudio demostró que existe un desfase entre la importancia que las personas le otorgan a la alimentación (88% la considera entre muy e importante) y los hábitos y rutinas cotidianas: 74% dice que lleva una alimentación muy o bastante saludable.
Entre los jóvenes la brecha se profundiza: 36% manifiesta que lleva una alimentación no tan saludable, más allá de que lo considere importante.
Un dato a mencionar es que tanto el nivel socioeconómico como la presencia de niños en la casa influyen en las rutinas alimentarias. Por ejemplo, los sectores más bajos y los hogares con chicos llevan una alimentación menos saludable. Se trata de un dato preocupante si se tiene en cuenta que cuatro de cada 10 niños y adolescentes son obesos.
En cuanto a cambios en la alimentación como consecuencia de la pandemia, parece que ésta tiene una incidencia positiva en la alimentación, dado que productos cuyo consumo frecuente podría ser clave para una alimentación saludable -como verduras, hortalizas y frutas- trepó más de 30%.
En lo que respecta a la lectura de las etiquetas de alimentos, surge que es una práctica frecuente pero no del todo incorporada: 52% lo hace a veces y 27% no lo hace nunca.
En relación con el proyecto de ley de etiquetado frontal de alimentos, 9 de cada 10 encuestados sostuvieron que es muy o bastante importante que exista una ley de estas características.
Entre los beneficios que se esperan de la normativa, figuran: mayor facilidad en la comprensión de la información (92%) y que colabore en la elección de alimentos saludables (90%).
Por último, acerca de alguno de los posibles formatos a ser contemplados en la legislación, el ampliamente preferido es el modelo de “semáforo” (67%), ya implementado en Ecuador.
