José Simonella y un análisis económico y político sobre la crisis

El titular del Consejo Profesional de Ciencias Económicas describió diversos aspectos a considerar en el actual escenario, los actores fundamentales ante la actual tensión en el país y las claves para salir de ella y frenar la incertidumbre

Mientras los mercados piden señales fuertes para disminuir la tensión cambiaria, los análisis frente a un escenario de incertidumbre se multiplican.

El Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE), por medio de su presidente, el economista José Simonella, realizó para Comercio y Justicia un minucioso análisis económico y político de la crisis que vive el país.

¿En qué se diferencia la actual crisis de las anteriores?

La actual situación de crisis es consecuencia de un gasto exacerbado, muy por encima de los ingresos que tiene el Estado, e incluso muy por encima de las posibilidades de endeudarse del Estado. Tiene un mercado internacional completamente cerrado, por lo cual no se puede endeudar internacionalmente como sí lo podía hacer el gobierno de Macri. Tiene ahora un mercado interno que es pequeño porque lo saturó y el inicio de gran parte de los problemas de (el exministro de Economía, Martín) Guzmán, que hoy tiene (la actual ministra, Silvina) Batakis, es allá por el principio de junio cuando Enarsa salió a liquidar bonos ajustados por CER,y con una gran descoordinación en el Gobierno, cuestión que es bastante habitual verla por estos días. Enarsa salió a vender y ningún organismo del Estado salió a comprar esos bonos ajustados por CER, esto produjo una caída importante, mucha preocupación, muchos comentarios -algunos malintencionados-, y produjeron que la mayoría de tenedores de títulos con CER se desprendiera por miedo a un “reperfilamiento” o por miedo a una falta de cumplimiento del Estado de la renovación de esa deuda. Esa crisis felizmente pasó, los títulos se recuperaron como consecuencia de la medida tomada por el Banco Central que fue comprar todos esos títulos con CER. Ahora, ¿cómo los compró? Con emisión, emitió un billón de pesos que lo volcó a la economía, gran parte de eso fue a presionar el tipo de cambio, el “contado con liqui”. Viene lo de Guzmán, lo de Batakis, las 30 famosas horas en las cuáles no teníamos ministro y había una puja de poder en el Gobierno, no para analizar los problemas de la gente sino para analizar el poder dentro de la coalición gobernante, que terminó poniendo una ministra por intermedio de un tuit de la vocera presidencial, y luego, una semana después, esta ministra logró armar su gabinete y sacar las primeras medidas.

¿Cómo analiza esas medidas?

Las medidas iban en el sentido correcto, fueron bien valoradas por analistas, los medios, el FMI, pero todos dijeron lo mismo: “vamos a ver si estas medidas se aplican”, porque el Gobierno ya ha anunciado muchas veces medidas que luego no se aplican, y claramente todavía no se aplicaron. En lugar de haber terminado con los nombramientos, como dijo Batakis un lunes, al martes salían publicados nombramientos en el Boletín Oficial. En lugar de sentarse sobre la caja y solamente liberar los gastos, el Presidente anunció un plan de obra pública. En el Congreso se renovó la moratoria previsional que obviamente genera gasto -no hablamos si es justo o no, hablamos de algo que no se está en condiciones de pagarlo-, y, por otro lado, un sector importante de las organizaciones piqueteras salen a presionar muy fuerte, con Grabois a la cabeza, con declaraciones muy preocupantes que le complican la calle al Gobierno y hacen pensar que el silencio de la vicepresidenta no es únicamente de apoyo sino un tiempo antes de comenzar a criticar lo que viene.

¿Qué depara ese escenario que acaba de analizar?

Esto genera mucha incertidumbre política, a eso se le viene que en los próximos cuatro o cinco meses van a faltar dólares de liquidación del sector agropecuario, porque terminan ya la venta de la cosecha gruesa. Entonces, va a venir una menor venta de liquidación de divisas. Además, un sector importador que tiene que seguir importando porque la gran parte de las importaciones son insumos de la cadena productiva, más de 85% de lo que se importa es para insumos, no son bienes de consumo, con lo cual, si no se quiere afectar la actividad, se debería poder seguir satisfaciendo esa demanda de dólares, cuestión que el Gobierno no está pudiendo hacer.

A esto se le agrega un incremento de 33% de las importaciones como consecuencia de la importación de energía, esto elevó a cifras récord las importaciones de junio. Felizmente, por los precios internacionales de junio, las exportaciones también tuvieron un récord fundamentalmente como consecuencia del precio, pero tuvimos un saldo negativo comercial de 100 millones de dólares que hacía mucho tiempo que no lo teníamos y esto es responsabilidad fundamentalmente de la importación de energía. Cuestión que es responsabilidad de este Gobierno y del anterior, que en siete años no fueron capaces de hacer un gasoducto para traer el gas de la segunda reserva más importante del mundo (de gas no convencional) y tener que estar importando. Con lo que importamos de junio de gas hubiéramos pagado el gasoducto y hoy estaríamos exportando gas, satisfaciendo a un mundo que está ávido de tener gas natural. La impericia del Estado argentino, no me estoy refiriendo a un gobierno, ha hecho que hoy no tengamos ese gasoducto.

¿Qué se espera para esta mitad de año?

La preocupación es que entran menos dólares que en la primera mitad, que no nos alcanzaron, las reservas están exhaustas, el Gobierno va a necesitar seguir emitiendo porque no logró bajar el déficit, ya consumió prácticamente todo el déficit que tenía comprometido con el Fondo Monetario, hay que pagar intereses de la deuda en pesos y hay que renovar mucha deuda en pesos que tendrá que ir resolviendo mes a mes Batakis y, obviamente, si a esto le sumamos una crisis política dentro de la coalición gobernante, en la que no hay un apoyo expreso a las medidas que tome la ministra, claramente es preocupante.

¿Qué salida ve para frenar la incertidumbre?

Lo único que podría detener esta incertidumbre, esta sensación de que no hay medida de quien conduce, es que el Gobierno decida un plan coherente desde el punto de vista monetario y fiscal, con alto consenso político, lo apoye y lo implemente.