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Científicas cordobesas, contra la artritis reumatoidea

HAY EQUIPO. Adriana Gruppi y Eva Acosta son las investigadoras del Conicet que avanzan en estudios sobre pacientes en Córdoba.
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Buscan identificar parámetros que podrían medirse en un paciente que va a comenzar a ser tratado por una enfermedad que, en Argentina, incide en 2,4 personas cada 10.000 habitantes por año. “Esto le permitiría al médico hacer un pronóstico para seleccionar la terapia, en lugar de esperar los resultados y luego accionar”, destacan.

La lucha contra la artritis reumatoidea tiene como protagonistas en Córdoba a cuatro mujeres que están llevando sus estudios de ciencia básica al consultorio y, desde allí, dan batalla a la enfermedad. Adriana Gruppi y Eva Acosta, científicas del Conicet en el Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología, en conjunto con Paola Ferrero y Cristina Acosta, integrantes del Laboratorio de Inmunología y Serología del Hospital Nacional de Clínicas, investigan nuevos marcadores inmunológicos para optimizar los tratamientos contra una patología crónica.

La enfermedad ataca a todo el sistema óseo, piel y otros órganos, pero las manifestaciones más notorias ocurren en las articulaciones. “Es una enfermedad autoinmune, es decir que el sistema inmune, en lugar de proteger, está involucrado en el desarrollo del daño. Aunque no todos los pacientes desarrollan la misma gravedad, muchas veces es discapacitante. Es más frecuente en mujeres que en varones y es progresiva, por lo que es muy importante que sea tratado tempranamente”, sostiene Gruppi.

De acuerdo con datos difundidos por la Sociedad Argentina de Reumatología, la incidencia de esta enfermedad en Argentina es de 2.4 cada 10 mil personas por año.

“El objetivo del trabajo -agrega la científica-es identificar marcadores que nos permitan establecer el estado de pacientes que tienen artritis reumatoidea y están siendo tratados o comenzarán a serlo. Dentro del primer grupo hay algunos que responden a las terapias y otros que no.

Queremos identificar aquellos parámetros que difieren entre quienes mejoran y los que no, para que el médico pueda tomar decisiones respecto al procedimiento a seguir en adelante. Además permitirá identificar nuevas moléculas del sistema inmune que estén asociadas al daño o a una mala evolución de la patología o falta de respuesta al tratamiento”.

Por su parte, Acosta, explica que en la actualidad los tratamientos a seguir frente al diagnóstico de artritis reumatoidea se seleccionan con base en un protocolo estandarizado. En caso de que falle, comienzan a probarse otras alternativas. “Sin embargo sería muy importante poder conocer de manera anticipada si el paciente responderá o no a determinada terapia, puesto que los daños ocasionados con el tiempo son prácticamente irreversibles. Además los medicamentos son muy costosos, lo que implica una pérdida económica tanto para el paciente como para el Estado”, subraya.

¿Qué parámetros van a medir?
Entre los parámetros que van a medir las científicas cordobesas, señalaron: “Vamos a evaluar ácitoquinas -proteínas que ayudan a potenciar las respuestas de otras células-pro y antiinflamatorias, incorporando la interleuquina 17 y el TNF a las que tradicionalmente se evalúan para esta patología. Además estudiaremos células del sistema inmune, atendiendo al estado de poblaciones de linfocitos B -que producen anticuerpos- y la respuesta de células T -encargadas de liberar citoquinas-, si con los tratamientos adquieren un perfil inflamatorio o antiinflamatorio. Dentro de estos parámetros hay algunos que no se analizan en ningún análisis de rutina, como por ejemplo algunas proteínas”.

Finalmente, quienes además son profesoras en la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC, sostienen que a futuro buscan identificar parámetros que podrían medirse en un paciente que va a comenzar un tratamiento. Esto le permitiría al médico hacer un pronóstico para seleccionar la terapia, en lugar de esperar los resultados y sólo luego accionar. “Si bien ya existen algunos parámetros, la idea es encontrar otros que sean más eficientes para este tipo de evaluaciones”, dice Acosta.

“Además -agrega Gruppi-, a partir de la investigación, esperamos poder identificar ciertas moléculas asociadas a la patología que no se conocen hasta el momento”.

Alcances
El impacto que tendrá en la salud pública

Los alcances que tendrá la investigación en la salud pública son múltiples.“El objetivo es formar grupos de investigación clínica de referencia, acompañado de la formación de recursos humanos que se establezcan en el hospital público, para que los beneficios recaigan directamente en los pacientes. Por otro lado, aproximadamente la mitad del subsidio de dos millones de pesos se destinará a equipamiento que quedará en el Hospital de Clínicas. Esto va a reforzar y complejizar los laboratorios del servicio de reumatología”, detalla Acosta.

Como investigadores básicos, sienten una satisfacción inmensa al ver que los resultados de tantos años de trabajo en animales, se reflejen en la toma de decisiones que inciden directamente sobre humanos.

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