La tensión entre lo aprendido en la universidad y la necesidad de hacer pie en el territorio con otras formas no adquiridas en la academia presenta un desafío para médicos, nutricionistas, odontólogos, trabajadores sociales y distintos profesionales de los equipos
Por Carolina Klepp – [email protected]
Los desafíos que implica construir una “salud colectiva” fue el eje de un encuentro internacional que tuvo a Córdoba como sede y que reunió a profesionales de distintas disciplinas de ese campo. El contraste entre lo aprendido en la universidad y la “escuela de la calle” emergió inevitablemente. Sin embargo, se abordaron experiencias y opciones para superar esas barreras.
Sobre esto se refirió Marcela Bella, titular de la Cátedra de Odontología Preventiva y Comunitaria de la Facultad de Odontología de la UNC, una de las organizadoras del I Congreso Internacional de Salud Colectiva que se realizó la semana pasada en el Pabellón Argentina de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
“Las principales preocupaciones que trajeron los participantes fueron en cuestiones relacionadas a perspectiva de género, e inquietudes sobre distintas formas de producir cuidado, de cómo acompañar en el caso de violencia de género. Si bien está la jurisprudencia, si bien está la ley, no es suficiente para poder sortear la complejidad de lo que se enfrenta. Se vuelve a repetir lo de la complejidad de la salud y la búsqueda de formas para poder sortear en el territorio esta complejidad”, detalló la especialista.
También ejemplificó estrategias que se están dando los equipos de salud en los barrios, en la atención primaria. “Hemos visto estrategias como el juego, cómo fue cambiando, cómo pensar el juego en las comunidades, en los barrios ciudades. Qué está pasando sobre los cuerpos de los niños y las niñas, cómo se juega hoy. Por ejemplo, hay un escenario más grande para los niños, como la cancha, en un espacio público. Mientras que las niñas con una muñeca, limitadas a un espacio privado, el del hogar”, graficó.
Este encuentro, que contó con cerca de 900 inscriptos, fue organizado por la Facultad de Ciencias Sociales, Odontología y Arte de la Casa de Trejo, y el Instituto de Salud Colectiva de Lanús. Fuera de Argentina, apoyaron la Universidad Federal de Mina Gerais, la de San Pablo, Florianópolis, y la Universidad de Montevideo. También en la provincia, apoyó la Federación de Entidades Profesionales Universitarias de Córdoba.
“Es un trabajo que no sólo viene haciéndose desde la academia sino que también se trabaja desde los servicios de salud, hay un movimiento muy grande desde la gente que está en el territorio y eso es lo más rico del encuentro. También se sumaron algunas organizaciones sociales. Queda claro que la salud se trabaja desde múltiples territorios”, afirmó Bella.
La escucha en el centro
La coordinadora del encuentro destacó que los agentes de salud se mostraron preocupados por la demanda de atención en los servicios o desde los organismos de participación comunitaria. “Sin embargo, se tiene una preocupación muy instrumental. Se quiere ir al territorio con todo armado, y en realidad, lo más rico está cuando se habla la gente, que generalmente es la última parte del trabajo”, distinguió.
Por su parte, concluyó que hay una tensión en los académicos y también los profesionales de los servicios que fueron formados en un modelo “del querer ir a llevar algo al territorio y solo hay que ir para poder hacer con el otro, desde lo que otro plantee como su necesidad y su posibilidad, de poder tomar de la academia lo que necesita para avanzar en la salud”. Sintetizó que la salud es una construcción colectiva y es en diálogo.
A su turno, otro de los disertantes, el brasileño Carlos Botazzo, de la Facultad de Salud Pública de San Pablo, destacó que las principales dificultades que traen los profesionales es el modelo de formación.
“Salvo la enfermería que es comunitaria desde su concepción, las otras carreras son altamente tecnificadas, con dependencia a aparatos y tecnologías duras, pero en la atención primaria lo que cuenta es la capacidad de acoger, de cuidar, escuchar, y para eso no estamos preparados. Nosotros no aprendimos a escuchar y eso es una dificultad, otra es la planificación que mata porque impide la capacidad de creación. Para la gestión lo que importan son productos, estadísticas, números; hay cantidad pero nunca sabemos si hay calidad”, concluyó.