miércoles 18, junio 2025
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Comercio y Justicia

Saavedra Lamas, primer Premio Nobel argentino de la Paz (I)

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Por Florencia G. Rusconi (*)

Hace 66 años, el 5 de mayo de 1959, fallecía nuestro primer Premio Nobel.

Argentina tiene cinco ganadores de esa distinción: Carlos Saavedra Lamas (Nobel de la Paz, 1936), Bernardo Houssay (Nobel de Fisiología o Medicina, 1947), Luis Federico Leloir (Nobel de Química, 1970), Adolfo Pérez Esquivel (Nobel de la Paz, 1980) y César Milstein (Nobel de Fisiología o Medicina, 1984). 

Hoy nos ocuparemos del primero de ellos.

El 25 de noviembre de 1936, el diplomático, abogado y político Carlos Saavedra Lamas se convirtió en el primer argentino y latinoamericano en recibir el sensible galardón de la fundación sueca. 

No fue cualquier premio: el galardón fue el de la Paz, tal vez el más sensible de los premios otorgados por la fundación sueca desde 1901.

Nacido en Buenos Aires el 1 de noviembre de 1878, Saavedra Lamas, abogado, diplomático y político, recibió, con 59 años, el reconocimiento por haber llevado adelante durante su gestión como ministro de Relaciones Exteriores un pacto antibélico al que suscribieron 21 naciones.

La familia del diplomático era de origen patricio: su bisabuelo fue Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta, y su abuelo Mariano Saavedra, quien fue gobernador de la Provincia de Buenos Aires durante la presidencia de Bartolomé Mitre.

Fue un gran mediador en la finalización de la Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia; convocó a la Conferencia de Paz de Buenos Aires, y evitó la presencia del ejército de Estados Unidos en la zona de guerra.

Durante los años de la Guerra Civil Española, entre 1936 y 1939, defendió además la neutralidad de Argentina al considerar la cantidad de inmigrantes españoles que había en nuestro país. Tanto en ese momento como en la actualidad, su etapa como ministro de Relaciones Exteriores del Presidente Agustín Pedro Justo es considerada entre las “más activas y cruciales” dela historia de la política exterior argentina.

Vida política y académica

Saavedra Lamas fue al Colegio Nacional de Buenos Aires, se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires (UBA), y se especializó en Derecho del Trabajo y Derecho Internacional.

Su tesis “Régimen Municipal de la Ciudad de Buenos Aires” obtuvo el primer premio

En su trayectoria política, antes de cumplir los 30 años, fue elegido diputado nacional (1908-1912) por la Capital Federal y, posteriormente, por la provincia de Buenos Aires (1912-1915). También, fue el primer presidente de la Comisión de Negocios Constitucionales y, posteriormente, de la Comisión de Presupuesto y Hacienda en la Legislatura.

Luego, en 1915, asumió como ministro de Justicia e Instrucción Pública durante la presidencia de Victorino de la Plaza. Por su conocimiento en el área del Ministerio de Trabajo, fue designado en 1928 presidente de la XI Conferencia Internacional del Trabajo: era la primera vez que un argentino llegaba a ese cargo.

El diplomático fue además, entre 1941 y 1943, rector de la Universidad de Buenos Aires, donde ejerció también el cargo de profesor de Legislación del Trabajo, y se desempeñó como miembro de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya. 

Se casó con Rosa Sáenz Peña, hija del presidente argentino Roque Sáenz Peña, y tuvo un hijo, Carlos Roque Saavedra.

Ya recibido de abogado, se especializó en Derecho del Trabajo y Derecho Internacional. Fue un destacado profesor de Derecho Público Provincial y de Historia Constitucional en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata; profesor de la carrera de sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, profesor de finanzas, de economía política y de derecho constitucional en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

Entre sus obras se destacan: El derecho de asilo, Por la paz de las Américas, Vida internacional, Los valores de la Constitución, Los tratados de arbitraje, Economía colonial y Los asalariados en la República Argentina.

En los años 30, Lamas había accedido al gobierno de Agustín P. Justo gracias a la recomendación del embajador Tomás Le Bretón, amigo personal del entonces presidente. Su etapa como ministro de Relaciones Exteriores del presidente Justo sería calificada como de las más importantes, activas y cruciales en la historia de la política exterior del país.

Al terminar su gestión como canciller -en cuyo carácter presidió en 1936 la Conferencia Panamericana y la Asamblea de la Sociedad de Naciones, antecesora de la actual ONU – Saavedra Lamas dejó la actividad política.

Falleció a los 80 años, el 5 de mayo de 1959.

Vida diplomática

Con Saavedra Lamas la diplomacia argentina alcanzó protagonismo en la región, y fue un contrapeso de la diplomacia estadounidense. Más allá del Pacto Antibélico y el Nobel, el país reingresó a la Sociedad de las Naciones y a la presidencia de la asamblea de dicho organismo, que ejerció durante 1936.

Eran los frutos de largos años dedicados a la política exterior. Sus obras La concepción argentina del arbitraje y de la intervención y Codificación y doctrina argentina del derecho internacional tienen los contenidos de la política exterior argentina desarrollada durante su gestión. Reconocido en Europa, en 1928 le habían conferido la presidencia de la XI Conferencia Internacional del Trabajo, de la Liga de las Naciones.

El pacto que llevaría su apellido fue suscripto por 21 naciones. Para no herir más susceptibilidades, el canciller recibió el premio en una ceremonia privada realizada en su casa de Quintana y Callao.

En junio de 1932, a pocos meses de asumir en la Cancillería, a cuyo frente estuvo durante seis años, comenzaron las hostilidades entre los hermanos vecinos, a raíz de una cuestión de límites en el Chaco Boreal. La ruptura de la paz en América reclamó la constante atención del canciller argentino, quien desplegó sus esfuerzos en tres direcciones diferentes, pero convergentes: el derecho internacional, su experiencia en los organismos internacionales de la época la Sociedad de las Naciones y la Unión Panamericana y su conocimiento de la posición de los Estados Unidos en los asuntos de la guerra y de la paz. 

Saavedra Lamas expresó sus ideas en una declaración que sometió al Comité de Neutrales, creado en la Conferencia Internacional Americana de Conciliación y Arbitraje (Washington, 1929). El Comité la adoptó el 3 de agosto de 1932. Allí esbozaba los principios que orientarían su famoso pacto antibélico: la condena del uso de la fuerza para la solución de los asuntos territoriales y el no reconocimiento de las adquisiciones territoriales obtenidas mediante la ocupación o conquista armada. 

En la Cancillería, Saavedra Lamas realizó una laudable tarea con el fin de reinsertar el país en el mundo. En enero de 1933, logró que Argentina ratificara el Pacto de la Sociedad de las Naciones, luego de defender su aprobación en el Congreso. A partir de allí, como lo explicó José María Ruda, comenzó a romper con la tradicional postura aislacionista de Argentina. Su trabajo fue reconocido cuando, en 1936, fue elegido presidente de la asamblea de la organización ginebrina. En esa ocasión, por una propuesta argentina, se creó una comisión especial para estudiar la aplicación del Pacto de la Sociedad de las Naciones y su coordinación con el pacto Briand-Kellogg, que declaraba la renuncia a la guerra como instrumento de política nacional, y con el Pacto Antibélico, que su autor había presentado ante el foro de Ginebra, en 1934. 

Guerra del Chaco

La Guerra del Chaco y la falta de un acuerdo vinculante para prevenir o hacer cesar las hostilidades habían persuadido al canciller argentino de la necesidad de un instrumento obligatorio, un tratado suscrito y ratificado por los Estados. A ese objetivo se dedicó, mientras desplegaba una incesante actividad para restablecer la paz entre Bolivia y Paraguay. El conflicto se agravó cuando, en mayo de 1933, Paraguay declaró la guerra a su vecino país. Esto obligó al Consejo de la Sociedad de las Naciones a intervenir, pues ambas naciones eran miembros de la Sociedad. Pero no tuvieron éxito las gestiones emprendidas desde Ginebra. Fue en ese momento cuando Saavedra Lamas decidió que la Argentina asumiera la iniciativa. 

En mayo de 1935, se reunía en Buenos Aires un grupo mediador que, junto con Saavedra Lamas, integraban los embajadores de Brasil, Chile, Estados Unidos y Perú. A ese grupo se unieron los cancilleres de los dos países en guerra. El anfitrión logró que se firmara un protocolo en el que se pedía al presidente argentino que convocara a una conferencia de paz y se disponía el cese de fuego a partir del 14 de junio de ese año. 

Al cesar las hostilidades, el Gobierno argentino convocó de inmediato a la conferencia de paz, que se realizó del 1 de julio al 25 de octubre. Entonces, se declaró el fin de la guerra. Fue la culminación de un difícil proceso.

Pacto antibélico 

El proyecto de pacto antibélico, enviado en septiembre de 1932 a los países de América y Europa, había sido acompañado por una detallada exposición de motivos, en la que su autor explicaba cada uno de sus 17 artículos. No pretendía derogar el régimen del Pacto de la Sociedad de las Naciones ni tocar el Pacto Briand-Kellogg sino coordinar y completar esos instrumentos con el no reconocimiento de las adquisiciones territoriales por la fuerza. 

Como expresó el miembro del Comité Nobel, en su afán por asegurar la aceptación del pacto, Saavedra Lamas demostró ser un hábil diplomático con visión de futuro. Con perspicacia, aprovechando una visita de Justo a su par brasileño, Getúlio Vargas, organizó en Río de Janeiro, el 10 de octubre de 1933, una solemne ceremonia en la que se firmó el pacto antibélico argentino. Con ello, logró el importante apoyo de Brasil. Además, allí lo suscribieron Chile, México, Paraguay y Uruguay. Dos meses después, en la VII Conferencia Internacional Americana (Montevideo, 1933), se trató el Pacto Antibélico, pese a que no era un acuerdo originado en el marco institucional interamericano. En esa reunión, el Pacto y su autor recibieron el cálido homenaje de numerosas delegaciones

El secretario de Estado de los EEUU, Corder Hull, anunció en la Conferencia que su país estaba dispuesto a suscribir el Pacto, algo que con el tiempo hizo. 

En enero de 1936, el presidente Franklin D. Roosevelt se dirigió a todos los mandatarios americanos para proponer que se convocara a una conferencia interamericana extraordinaria. Se buscaba determinar la mejor forma de proteger la paz en la región. Atendiendo a esa sugerencia, se reunió en Buenos Aires, en diciembre de ese mismo año, la Conferencia Interamericana de Consolidación de la Paz, que fue presidida por Saavedra Lamas, con la presencia del presidente de los Estados Unidos. En la sesión inaugural, hablaron estos dos últimos y el presidente Justo. Esta vez, el canciller argentino, que días antes había recibido el Nobel de la Paz, recibió los mayores elogios del gran mandatario estadounidense. 

El Pacto Antibélico entró en vigor el 13 de noviembre de 1935. De las 21 repúblicas americanas, sólo Bolivia y Costa Rica no se hicieron partes. Además, fue ratificado por Bulgaria, Checoslovaquia, España, Finlandia, Rumania y Yugoslavia. Por una disposición del Pacto de Bogotá (1948), el Pacto Antibélico dejó de estar en vigor para los Estados partes de aquél. Hoy, el Pacto Saavedra Lamas está vigente para la Argentina, Cuba, Ecuador, Guatemala, EEUU, Venezuela y los países europeos ya mencionados. La trascendencia internacional del pacto, cuando era todavía un proyecto, la expresó en pocas palabras el prestigioso internacionalista francés De la Pradelle en un sustancioso artículo en la Revue de Droit International, en 1932: “El proyecto de la Cancillería argentina es de aquellos que hacen honor no solamente a un ministro sino a un país”. 

Qué fue el Pacto Saavedra Lamas

El Pacto Saavedra Lamas, creado el 10 de octubre de 1933, se posicionó como un instrumento jurídico internacional al promover el arreglo pacífico de los enfrentamientos internacionales

En su declaración, el pacto antibélico enunciaba que las cuestiones territoriales entre las partes intervinientes “no debían ser solucionadas por la violencia”, y que no se reconocerían las mismas si eran obtenidos “por medios violentos, ni la validez de la ocupación o adquisición de territorios por la fuerza de las armas”.

Entre los objetivos, el documento plantea que el propósito es “condenar las guerras de agresión” para sustituirlas por “soluciones pacíficas fundadas en elevados conceptos de justicia y de equidad”, para “fomentar la armonía universal” y “asegurar los beneficios morales y materiales que ofrece la paz al mundo”.

Sin embargo, la estrella del momento era el titular de Relaciones Exteriores. Cuando el año siguiente viajó a Europa a una reunión de la Sociedad de las Naciones, fue elegido para presidirla. A su regreso, en noviembre, se enteró que le otorgarían el Premio Nobel de la Paz.

Era el primer latinoamericano en obtener el Nobel de la Paz y si bien todo debió ser un día de alegría y orgullo por ser el primer argentino y latinoamericano distinguido con el famoso premio, el presidente Justo estalló de indignación al conocer la noticia

Según trascendió en aquellos tiempos, el presidente Justo no estaba del todo conforme con el premio Nobel, debido a que argumentaba que fue él quien dio las órdenes de mediar en la guerra.

Este premio habría provocado un distanciamiento entre el presidente y su canciller, ya que el primero consideraba que él debería haber sido el galardonado, por haber dado las directivas para que actuase la diplomacia y por sus negociaciones reservadas que había mantenido con las partes en conflicto. A partir de entonces, la relación entre ambos se quebró.

Tan profundo fue el impacto, que Saavedra Lamas decidió recibir la distinción en su casa, el 6 de junio de 1937.

El Honorable Congreso de la Nación Argentina, mediante la ley Nº 12260 de fecha 23 de octubre de 1935 aprobó el Tratado Antibélico de No Agresión y Conciliación, formulado por el Gobierno Argentino y subscripto en Río de Janeiro el 10 de octubre de 1933.

(*) Abogada. Docente jubilada de Cátedra Derecho Internacional Público. Facultad de Derecho (UNC)

Comentarios 5

  1. Mario Barber says:

    Como de costumbre los editoriales de la Dra. Rusconi nos sorprenden por su originalidad y la calidad de su pluma.
    Esta vez la importancia y la novedad del personaje elegido y los infinitos detalles que nos presenta en esta primera y minuciosa biografía del primero de nuestros cinco premios nobel no solo enriquece nuestra cultura personal también nos invita a reflexionar y tomar conciencia del extraordinario país que fue, es y será siempre nuestra querida República Argentina.

  2. Donato Latella Frias says:

    Muy buen artículo!
    Hoy, el mundo necesita otro Saavedra Lamas.

  3. Juan Bovina says:

    Excelente artículo, Argentina es un país que ha dado personalidades y aportes muy importantes al mundo.

  4. Karina says:

    Me encanta la nota, es una parte de la historia Argentina que nunca había leído .Muy interesante, espero la parte II.

  5. Ileana says:

    Interesante nota!
    Impresionante la vida del diplomático argentino autor de la doctrina saldrá lamas.
    Felicitaciones a la autora!

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