Como lógica consecuencia de la sanción de la ley 13010, que establecía los derechos políticos de las mujeres, comenzó el empadronamiento de las mujeres y la Unión Cívica Radical (UCR) nombró la “Comisión Especial de Empadronamiento y Afiliación Femenina”, a la que también se sumó Clotilde unos meses después de su constitución.
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La encendida defensa del ideario radical significó exilio y cárcel para Clotilde, quien en 1946 recaló en Suiza, en 1950 en la Cárcel de Mujeres Asilo San Miguel, y en 1951 nuevo exilio en Montevideo.
Destinataria del encono peronista, que la consideraba la contracara de Eva Duarte, sufrió su persecución y, aunque resulte paradójico, también su reconocimiento público ya que se la aludía como “la Barón Biza”.
En 1949 se celebró en la ciudad de Córdoba el “Primer Congreso Nacional Femenino” que fue presidido por Clotilde en representación de la Provincia. Le sobraban condiciones para tamaña responsabilidad. Venía reclamando desde la tribuna periodística la capacitación necesaria para las mujeres: “Si la mujer ha de reclamar para sí la igualdad civil, social, política, económica y moral, no se concibe que reciba una educación diferente a la de su igual. Hay en todo esto una terrible confusión dado que no se distingue entre igualdad o identidad. La igualdad, por el contrario facilitará a la mujer el desarrollo de su personalidad”.
En este Congreso lograron poner en temario: tiempo, forma y requisitos para la afiliación interna, derechos de antigüedad para las afiliadas y representación en los cuerpos directivos del partido.
Clotilde fue la ideóloga indiscutida del feminismo desde la UCR, efectuando su prédica combativa en defensa de los derechos de la mujer hacia el interior del partido y hacia la sociedad en su conjunto.
En la Convención Nacional celebrada en Tucumán en noviembre de 1956 se resolvió:
1º- Solicitar al Comité Nacional que estudie y organice un plan de incremento de la actividad femenina en el partido, mediante congresos y comisiones permanentes que estudien y propugnen soluciones a los problemas de la mujer en la República Argentina.
2º- Recomendar a las autoridades nacionales y de distrito que, en la medida de lo posible, incluyan en los cargos y en general en la actividad partidaria a representantes femeninas.
Ésa sería también la convención de la ruptura, en la cual el radicalismo “Del pueblo” se escindiría del radicalismo “Intransigente” (según los nombres que se dieron a comienzos de 1957).
Arturo Frondizi llevó consigo a Nélida Baigorria y Rosa Clotilde Sabattini de Barón Biza, junto con Ruth Monjardin de Masci y María Teresa Muñoz de Liceaga.
En el período 1958-1961 la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) fue la única fuerza política con representación femenina en la Cámara de Diputados de la Nación, con cinco diputadas.
Clotilde fue presidenta del Consejo Nacional de Educación, desde donde impulsó el proyecto del Estatuto del Docente.
Con una personalidad combativa, Clotilde se sobrepuso a las dificultades que enfrentaba en su matrimonio, manteniendo la lucha que posibilitara a las mujeres alcanzar el ejercicio de los derechos que le correspondían.
La tragedia, sin embargo, la alcanzó inexorablemente cuando tenía 47 años; cuando creyó que podía poner fin a una relación de amor-odio que la lastimaba, encontró el último mensaje de violencia de su pareja y padre de sus hijos.
Por el ataque quedó desfigurada: al dolor físico se sumó el drama psicológico de quien había perdido su imagen, quien ya no lograba reconocer su identidad frente a un espejo, y aunque buscara la máscara mágica no lograría nunca más identificarse con los restos de ella misma.
Catorce años duraría esta peregrinación por la vida sin rostro, recordando el ataque a cada instante, viendo los sentimientos de piedad y rechazo de quienes miraban sus rasgos desdibujados…, un largo vía crucis que concluyó con su decidido vuelo final antes de terminar la década de los años setenta.
(*) Abogada-Ensayista. Autora del libro “Ser Mujer en Política”.