En la entrega anterior comentamos acerca de un pedido de mediación por parte de los padres del joven Daniel, fallecido por el homicidio causado por otro joven, Jorge, privado de su libertad. A pesar de que los padres de Daniel solicitaron un encuentro con Jorge ya que por sus creencias religiosas debían llevarle su perdón, no acudieron al mismo. Decidimos en el equipo que le informaríamos a Jorge de esta situación. Florencia propone, con muy buen criterio, que Jorge les escriba una carta; y que así no se frustre en él la posibilidad de una comunicación que ya vislumbraba.
En un nuevo encuentro con Jorge y su psicóloga, le propongo la idea manifestada por Florencia, sobre la posibilidad de que realice una carta en donde pudiera manifestar a esos padres lo que sentía y pensaba sobre la situación vivida. Luego de reflexionar lo que implicaba realizarla, ciertos miedos sobre qué escribir y cómo poder decir sin lastimar y lastimarse, la psicóloga lo tranquilizó, apoyándolo y dándole seguridad de que lograría un buen escrito. Mientras tanto, yo prepararía el acta compromiso para el próximo encuentro. Tiempo después nos volvimos a encontrar, y se firmó el acta mencionada, que se elevaría al Juzgado junto con la carta para ser entregada a Pedro y María.
Nueva situación
Estábamos realizando el informe que acompaña al acta compromiso y explicando sobre la entrega de la carta, cuando llama nuevamente la jueza para manifestar que el Sr Pedro se encontraba en su despacho indagando acerca de cuándo se realizaría la mediación. Le explico sobre la citación efectuada y la no asistencia de Pedro y María, y que, si el Sr. estaba dispuesto, nos trasladaríamos al juzgado para una entrevista o si prefería lo esperábamos en la oficina; así lo hizo.
Luego de la presentación y el discurso inicial, llamativamente surge en la conversación la insistencia de lograr el encuentro con Jorge. La firmeza en la postura nos llevó a dudar sobre los motivos por los que se requería esa reunión. Acordamos entonces una nueva fecha, con la presencia de María y entregamos la carta que Jorge les había escrito, manifestándole que era decisión de la familia leerla o no.
Encuentro con Pedro y María
Fue una reunión muy enriquecedora, por el modo en que se mostraban, la emotividad en juego, las palabras expresadas y que el motivo principal era la necesidad “que ellos pudieran manifestarle que le otorgaban el perdón por la muerte de su hijo”. Consideraban que Jorge estaba sufriendo mucho por la culpa. En la religión que profesaban, se consideraba que una vez pasadas las etapas del dolor, otorgar el perdón era el lugar de la redención.
El encuentro
El día había sido acordado con las partes y la Juez, quien le otorgó al joven una salida provisoria de 48 horas, para que se pudiera llevar a cabo el encuentro y compartir un tiempo con sus familiares.
Se produjo a media mañana en las oficinas del Programa de Mediación; primero se presentaron Jorge con su novia, su madre y un tío. Al recibirlos les explicamos que de la reunión sólo participarían Jorge y su madre junto a Pedro y María. Al arribo de éstos, acompaño a los familiares del joven fuera de la oficina y al volver me encuentro con un cuadro realmente emocionante: estaban de pie abrazados María y Jorge sosteniendo ambos un llanto incontenible. Elba, Pedro y Florencia los observaban muy emocionados. Tomo mi lugar respetando el tiempo que necesitaban, para comenzar la reunión.
Posteriormente, y ya más calmados, se ubican como en un medio círculo, María casi al frente de Elba, al lado de ella Jorge y luego Pedro; nosotras en el escritorio.
Cuando comenzamos les decimos que el espacio y el tiempo es de ellos, que pueden conversar, expresarse o compartir en silencio.
Comienza María, preguntando a Jorge cómo era su vida en el Complejo Esperanza, si estudiaba o aprendió algún oficio; esto dio pie para que se desarrollara una conversación conjunta, con aportes entre los cuatro. Volvieron a aparecer momentos muy emotivos, en uno de ellos se levantó María y se arrodillo en el suelo abrazada a Jorge llorando ambos nuevamente; posteriormente retoman la conversación; en un momento Pedro expone la importancia y lo bien que le hacía este encuentro, valorizando especialmente a Jorge por haber tenido la valentía de escribir esa carta y con ese contenido.
Elba estuvo poco participativa, pero igualmente asentía acordando con las expresiones vertidas en la conversación, como también afectada por los momentos más emotivos.
Ya llegando al final de la reunión, leímos el Acuerdo, los compromisos asumidos por Jorge, lo firmamos todos los presentes y los despedimos con un fuerte abrazo. Al salir al pasillo vemos que Jorge y María caminaban abrazados.
Epílogo
Los acuerdos realizados en el programa tenían un seguimiento de seis meses siguientes a su firma. Si el cumplimiento era fiel a lo acordado se informaba al Juzgado y posteriormente se archivaba. En comunicaciones periódicas con la Lic. Mariana, pudimos conocer que el acuerdo se llevó a cabo fielmente y que las familias mantenían encuentros regulares.
Como se habrá podido advertir en el relato, en esta causa no había propiamente un conflicto a resolver. Sin embargo, considerando que dentro de los objetivos esenciales de la mediación está que el proceso coadyuve al encuentro y la comunicación entre las partes involucradas en una situación difícil, creemos en el equipo que esa finalidad fue lograda amplia y satisfactoriamente.
(*) Abogada. Mediadora, especialista en mediación familiar y penal juvenil
Me pareció muy buena ña historia real, para mejorar la sociedad, donde surge el perdón, y se fomenta la justicia restaurativa.
Gracias Blanca por compartir el relato y tus reflexiones!! Cariños.