viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Que el árbol no nos tape el bosque

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 Por Ivanna Bressanini *

Hay mucho entusiasmo a partir de que la ley 10543 se puso en vigencia. Los que nos hemos involucrado directamente habilitando un centro de Mediación Privado y, más aún, aquellos que hemos participado como formadores de mediadores, tenemos en estos tiempos un mayor desafío y una más marcada responsabilidad.
La mediación es hoy por hoy una pasión y podría convertirse a futuro en un medio de vida. La prejudicialización en lo civil y comercial y la apertura de estas instancias en lo público y lo privado ha entusiasmado a muchos profesionales a ver a la mediación como una posible salida laboral.
Si bien es cierto que nuestra tarea debe ser valorada y es positivo que así sea, sería penoso que pusiéramos en segundo plano la pasión y fundamentalmente la responsabilidad que conlleva ser un mediador. Celebro profundamente que la nueva ley abra posibilidades, pero nunca debemos olvidarnos de que el mediador es antes que nada un trabajador con responsabilidad social, y que debe, por eso, ser consciente de su función.
En esta oportunidad que se nos presenta, tanto a los que ya somos mediadores como a los que vendrán en un futuro, debemos generar espacios ejemplares, en donde el lugar de la mediación dentro de la mecánica de la justicia convencional cumpla realmente con su propósito: ser una instancia de comunicación, transformación y de posibles acuerdos entre aquellas personas que están atravesando un conflicto.
Tampoco debe hacernos olvidar nuestro rol de difusores del método en instancias extrajudiciales. En realidad, deberíamos dejar de hablar de mediación “dentro” o “previa” a lo judicial.
Deberíamos hablar sólo de “mediación”… pero, bien, vamos paso a paso. No ayuda hablar de método “alternativo”. Es “otro” método, diferente, que abre una posibilidad valiosísima y pertinente en determinadas circunstancias.
Creo, desde mi visión personal, que esta excelente oportunidad que nos brinda la nueva ley en Córdoba debe ser aprovechada al máximo por aquellos que amamos la mediación.
Difundamos la práctica, la hagamos valer y remarquemos sus bondades. Y sobre todo no dejemos de comunicar, enseñar y valorar que la mediación en Córdoba es pluridisciplinaria. Que el mediador dentro de una mediación, sea prejudicial o extrajudicial, es mediador, no es abogado, ni médico, ni comunicador, ni psicólogo, ni arquitecto… es sólo mediador.
Pasan cosas increíbles en la mesa de mediación, generalmente buenas y prometedoras. Es positivo que el mediador conozca, como todo ciudadano, los marcos normativos de la sociedad, pero más debe saber de estrategias y de técnicas de comunicación.
Como mediadores, debemos poder transmitir a las personas sentadas a la mesa la seguridad de que pueden y saben hacerse cargo de sus problemas y que nosotros estamos allí colaborando para que así sea. Menuda tarea.
El mediador es un motivador, no es un juez y -sobre todo- debe irradiar un gran respeto hacia los allí presentes, que debe ser recíproco ya que es él quien guía el proceso. La mesa es un ida y vuelta de energía, silencios, palabras y gestos, en definitiva, de
comunicación. Hagamos carne que la mediación es mediación, no un proceso judicial ni parte orgánica de él. La mediación existe por sí misma.
En estos momentos, creo que la idea fundamental de la ley no es sólo agilizar la justicia que conocemos, sino que intenta enseñarle a la gente que hay otras formas, más económicas, rápidas y sobre todo que los pone como protagonistas de sus propios problemas.
Un mediador debe amar lo que hace. No olvidemos que todo acuerdo, dentro de los cánones morales y legales, es válido si así lo quieren las personas sentadas a la mesa. Es bueno lo que está pasando, es un camino y entre muchos otros, es el que existe ahora.
En mi experiencia con la Mediación Prejudicial Obligatoria (MPO), he compartido procesos con muchos abogados contentos con la posibilidad de mediación previa y otros no tanto, pero siempre han respetado la instancia y quizás, hasta la han visto con nuevos ojos. También ahora han vislumbrado la posibilidad de plantear desde un inicio la mediación extrajudicial voluntaria. Lo celebro. Con respecto a las personas que participan, han conocido una oportunidad de diálogo, un camino diferente.
Esta ley plantea un nuevo sendero, el cual caminaremos con aciertos y errores pero sobre todo, creo que debemos intentar que el árbol no nos tape el bosque, que esta oportunidad que nos brinda la MPO con la nueva ley no nos distraiga de difundir los beneficios de la mediación en sí misma, como método, como elección.
Que no sea sólo un “paso hacia” y que los mediadores que vendrán, ya próximas las nuevas formaciones, sean tan o más apasionados aun que los que ya estamos y que en definitiva, entre todos, podamos seguir aportando nuestro granito de arena para que las personas puedan afrontar sus conflictos de la mejor manera posible.

* Mediadora – Licenciada en Comunicación Social. Magíster en Negociación y Mediación

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