El último congreso del PT corroboró lo que Lula dijo desde el inicio: la candidata es Dilma. La Copa del Mundo es el mayor desafío político del gobierno. Habrá conflictos en las calles y represión.
Por Santiago Gómez – Agencia Paco Urondo
Esperemos que el último congreso del PT haya puesto fin a las operaciones de prensa sobre la posibilidad de que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva se presente como candidato presidencial, tesis que él mismo desestimó desde el inicio. Las permanentes publicaciones de Folha de São Paulo con supuestas declaraciones “en off” de personas cercanas al ex presidente, afirmando que Lula critica internamente a Dilma, generó que la propia ombuswoman del diario denunciara los abusos de fuentes “anónimas”.
Como sucede en Argentina, donde los medios difundían la imagen de Cristina la dura y Néstor el negociador, lo mismo sucede en Brasil entre Lula y Dilma. No hay diferencia alguna en la agenda de los medios: inseguridad, inflación, corrupción y críticas al trasporte público. También están los titulares por linchamientos de ciudadanos sospechados de haber cometido algún ilícito.
Reforma política y del Estado
El gobierno “modelo” del país que los medios argentinos difunden como ideal, está proponiendo una reforma constitucional que posibilite una reforma política. Ésta tiene tres ejes: 1) terminar con las candidaturas individuales, e instaurar las tan demonizadas “listas sábanas”, de manera que se pueda votar un proyecto político colectivo y no una candidatura individual; 2) que las campañas sólo se financien con recursos públicos y así terminar con el financiamiento privado (en 2008 las empresas financiaron 86% del total de la campaña electoral, en 2010, 91% y en 2012, 95%) que se expresa no sólo en la desigualdad de poder de campaña entre distintas fuerzas políticas sino en la composición del parlamento, donde 45% es empresario, 27% representa al bloque ruralista, 11% pertenece al bloque evangélico y sólo 15% es considerado representante de los trabajadores; por último proponen paridad en representación de hombres y mujeres.
Para hacerse la idea, el sistema político brasileño toma como modelo el estadounidense: se votan candidatos individuales y cada uno tiene un número “de lista”, propio. De esta manera, el poder que los medios de comunicación tienen para colocar candidatos es aún más fuerte que en donde se vota lista completa. La representación empresarial así lo demuestra. La cultura del marketing político es la que prima, también utilizada por el PT, que -a falta de militancia territorial- organizó unas jornadas de capacitación “para militancia en las redes sociales”, a las que asistieron más de tres mil jóvenes. En sus últimos discursos, Lula manifestó que es un problema muy grande que el PT haya abandonado las calles.
La antipolítica
La cultura brasileña fue atravesada de cabo a rabo por el discurso de la antipolítica. La diseminación de una imagen de Estado como “teta boba” que alimenta a un ejército de vagos que sólo están ahí por vinculaciones políticas, posibilitó que durante el gobierno de Cardoso se llevase adelante la Reforma del Aparato del Estado, ideada por Bresser Pereira, un Alsogaray brasileño, que aún está vigente.
La lógica de la administración pública brasileña es una lógica empresarial. El modelo gerencial establecido durante los años 90 regó la boca de los funcionarios de términos como “productividad”, “gerenciamiento”, “aumento de costos” y “management”.
¿Por qué contra la Copa?
Para poder entender por qué hay un porcentaje de la población de la tierra del jogo bonito contra la Copa, es necesario sacarse de la cabeza la imagen que en Argentina difunden de Brasil. Éste es un país en el que la movilidad social ascendente comenzó sesenta años después que en Argentina. Recién con Lula el hijo de un obrero pudo llegar a la universidad y a una universidad privada, becado por el Estado, porque aquí la universidad pública es para una elite. Sólo van los privilegiados que tuvieron educación privada en la primaria y la secundaria, que les posibilitó pasar el examen de ingreso. Hasta la implementación del programa Mais Médicos (Más médicos), el cual distribuyó 13.235 médicos por el país -la mayoría de ellos cubanos- más de 700 municipios no tenían ni un solo médico. El programa benefició a 45,6 millones de brasileños, más del total de la población argentina.
En un país con tremendas desigualdades sociales, sin disputas territoriales, movimientos emancipatorios, guerras civiles, enfrentamientos religiosos, raciales o étnicos, conflictos de frontera o actos terroristas, fueron contabilizados, según el Mapa de la Violencia 2013, elaborado por el Centro Brasileño de Estudios Latinoamericanos, entre 2008-2011, 206.005 víctimas de homicidio, más que el total de los 12 conflictos armados que hubo en el mundo entre 2004-2007, en los que las víctimas contabilizadas fueron 169.574. Entre esos conflictos están Irak, Afganistán, Colombia, Israel y Palestina. Los miles de millones gastados en la Copa no dejan muy contenta a la población.
Patrón Fifa
La organización de Copa del Mundo dejó en evidencia que el poder de la FIFA es mayor que el del Estado; de ahí nació la frase que se popularizó por estas tierras padrão FIFA. La FIFA pone determinadas exigencias, de acuerdo con su patrón de negocios, y condiciona el accionar del Estado. De esta manera, fueron derrumbados barrios populares para la construcción de las obras para la Copa, se reprimió en nombre de la Copa, y hasta el gobernador de Rio Grande do Sul y ex ministro de Educación de Lula, Tarso Genro, manifestó que si no fuese funcionario estaría en las calles manifestándose contra los “eventuales arbitrios en nombre de la Copa y la invasión de la soberanía”.
En cualquier reclamo social, sea del tipo que fuere, se pueden ver carteles “No van a tener Copa”. Nadie tiene dudas de que va a haber manifestaciones en contra, como las hubo durante la Copa de las Confederaciones. Esto sumado a que -al igual que en todos los países latinoamericanos- la corporación policial no responde plenamente al poder político, es una bomba de tiempo. Al ser consultado Lula por los blogueros, en la entrevista mencionada, afirmó que la organización del campeonato se debe a la necesidad de levantarle la autoestima al pueblo y que el mundo conozca Brasil, para constituirlo como destino turístico. Funcionarios nacionales afirman que la Copa es el mayor desafío político que tiene el gobierno, aunque no dudan del triunfo de Dilma en las elecciones presidenciales.