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Los vaivenes para la inversión de origen brasileño

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Las sensibles variaciones anuales gravitan muy negativamente en la posibilidad de mantener una firme tendencia ascendente de la economía argentina y la exponen a los avatares que vive el gran vecino y socio.

En todo análisis sobre la evolución reciente de nuestra economía en el mediano plazo surge con nitidez que durante el período 2003/08 lo índices de inversión neta tuvieron una firme tendencia creciente, logrando llegar a su nivel máximo de 24,5% respecto del producto interno bruto (PIB). Por el contrario, en el siguiente que estamos próximos a concluir (2009/14), además de sus frecuentes altibajos, aquélla fue claramente descendente. Tan es así que para el año en curso sería casi una buena noticia cerrarlo con un intrínsicamente modesto e insuficiente índice de 18,5%.

Tales variantes están en buena medida influidas por la contradictoria y muy cambiante magnitud de las radicaciones de origen brasileño, según lo corrobora el propio Banco Central de ese país. Una evidencia de tal circunstancia puede advertirse al observar que en el año 2006 ascendieron a US$1.317 millones y en el inmediato siguiente (2007) bajaron a sólo US$528 millones -una aguda merma de 59,9%-.

Cabe señalar que se trató de un momento previo a que comenzaron a exteriorizarse los signos un lapso de características recesivas que incide, en primer término, sobre las economías más industrializadas del planeta. Ello comenzó el 15 de septiembre de 2008, generó la caída del cuarto banco de Estados Unidos y obligó a que su gobierno, por medio de la Reserva Federal y la Tesorería, debiera no sólo salvar al sistema sino proveerles liquidez para afrontar su operatoria diaria.

Es obvio, por tanto, que a partir de 2008 se ha expandido esa perturbación a todos los países del orbe -salvo China e India-. Brasil también sufrió la precitada conmoción y como resultado de ello, la inversión de sus empresas en Argentina, en muy alta medida, llegó a significar un ínfimo total de US$191 millones en 2009; o sea, 14,6% de lo alcanzado tres años antes. Los años precedentes y posteriores reflejaron la realidad dibujando una amplia “U” con los respectivos guarismos que culminan con US$538 millones en 2010, seguida de US$1.159 millones en 2011, año éste cuando se verificó la segunda mayor marca del período sujeto a análisis.

En busca de las causas
En primer lugar hay que descartar que hubiera mediado cualquier tipo de desavenencias pues Brasil jugaba en ese lapso el rol de nuestro principal proveedor y comprador, generando a su favor, sin interrupciones, cuantiosos y crecientes saldos. Avanzando en el examen del comportamiento en cuanto a los principales componentes de nuestras adquisiciones no había por entonces factores adversos en el cumplimiento del Convenio de Complementación de la Industria Automotriz, que se acababa de renovar por otros cinco años; por lo tanto, en esta actividad todo era “normal”.

Descartada tal especialidad, que era la principal, se debió inquirir lo sucedido con la segunda en volumen, que eran las operaciones relativas al equipamiento de las actividades extractivas de petróleo, ya que la euforia era notoria en términos de futuro por las extraordinarias perspectivas que alentaba el hallazgo del yacimiento no convencional de Vaca Muerta, Neuquén. No obstante, los conductores locales de la filial de Petrobras no sólo se mantuvieron al margen sino que comenzaron a encarar una sistemática liquidación de activos, sin ocultar que apuntaban a retirarse de nuestro país.

Seguramente esta actitud haya incidido bastante pero no al punto de explicar sólo por sí la vertical caída de la inversión de ese origen. Si se siguen revisando otros rubros y asentamientos, de inmediato aparecen los reiterados malos resultados de la empresa minera Vale, como así también de Lupatech y la desafortunada adquisición, para optar después por su cierre, del frigorífico denominado Estancias del Sur en la localidad Unquillo, provincia de Córdoba, que siguió la misma suerte que la fábrica de artefactos sanitarios Deca Piazza

La involución del período 2009/2014
Como si lo antes mencionado fuera poco en este período que se extiende hasta fin del presente año, la tendencia bajista se ha acentuado con el agravante de que venció hace algo más de un año la vigencia del convenio de complementación automotriz celebrado por las plantas instaladas en ambos países, produciendo en lo inmediato una fuerte retracción que muy levemente se puede atenuar en algo mediante el compromiso para la adquisición de 100 mil unidades fabricadas en nuestro país. Por el momento, dado que el 5 de octubre se deben celebrar las elecciones presidenciales brasileñas, no existen perspectivas de que hasta el año próximo se puedan reanudar las negociaciones con vistas a un acuerdo de más ambiciosos alcances.

Durante los tres primeros años de este período (2009/11) se advierte una cierta recuperación que hacía pensar en una normalización total. Del virtual “pozo” de 2009 de US$191 millones se pasó sucesivamente a US$530 millones en 2010 y US$1.159 millones para 2011, registros que suponían seguirían avanzando, aunque ello no sucedió. En 2012 descendieron a US$618 millones y en 2013, más aún, a US$446 millones.

Según la información relativa al primer semestre de 2014, es obvio que se viene acelerando la baja pues en 2013 se habían concretado inversiones por apenas US$ 247 millones; pero en 2014 virtualmente se hunden a sólo US$64 millones, que es la inferior de los 12 años sometidos a análisis. Ello significa que se ha verificado una merma interanual de 74%, que ha hecho así desaparecer el aporte de origen brasileño a nuestra economía.

La constatación de lo expuesto hace indispensable discernir el eje de tan profundas brechas y fundamentalmente si queda espacio para esperar una reversión del proceso. Hay analistas que creen que sería un “bache” temporario y otros que sostienen una visión mas pesimista, anticipando que se trata de una reiterada en varias etapas. Citan como mudo testimonio de que están buscando otros destinos el hecho de que simultáneamente hayan recibido Chile US$146 millones en ese carácter y Perú, US$42 millones.

No obstante, hay otros movimientos detectados en la plaza que revelan la consideración que ciertos empresarios de Brasil tienen por productos elaborados en Argentina. En el pasado mes de agosto estuvieron sondeando sobre la posibilidad de proveerse aquí de piezas importantes en el proceso de armado de vehículos automotores, pese a que en ese mercado se verificó una caída de las ventas de 19,8%.

La situación actual de la economía brasileña
Al tratar de hacer una estimación realista de ella y, lo más importante aún, una proyección sustentable para el próximo quinquenio, hay que tener muy presente que durante el período 2003/13 su actividad económica interna exhibió una tasa anual de crecimiento acumulativo equivalente a la mitad de la que se verificó en nuestro país. Para 2014, la Cepal hizo conocer un primer pronóstico que le adjudicaba un índice de 2,9%.

En oportunidad de elaborar dicha evaluación se suponía que la realización del Campeonato Mundial de Futbol, con la construcción o remodelación total de 13 estadios y la llegada de no menos de 7.650 mil visitantes adicionales jugarían un rol significativo. Otro tanto se hizo respecto de las obras en marcha para los Juegos Olímpicos de 2016. Pero tales expectativas no pudieron ratificarse por la dura realidad que están viviendo, sin mayores esperanzas de algún cambio favorable de consideración.

Lo concreto es que aquel cálculo inicial se tuvo que corregir dos veces en un lapso de apenas cuatro meses, en ambos casos hacia la baja; primero ubicándola en 1,9% y luego a 0,9%, sin garantías de que no habrá una tercera corrección antes del cierre definitivo del presente año. Por lo pronto se advierte una notoria tendencia a la “primarización” de las exportaciones, ya que los embarques, en muy alta proporción, son derivados de la actividad agropecuaria. Y esto constituye un aspecto negativo.

En primer lugar cunde una cierta sensación de duda, no exenta de temor, sobre la eventual posibilidad de que con posterioridad a los próximos comicios se opte por introducir cambios o reorientaciones importantes, aun si lograra ampliar sus relaciones con China, India y Rusia, como está gestionando. En un órgano oficial de la Agencia Latinoamericana de Información se subraya que “En esta nueva coyuntura sólo una voluntad política coherente y continuada podrá mantener en pié el proyecto de integración sudamericana”.

No debe olvidarse que Brasil, según lo constató el FMI en abril de 2011 y ratificó el Banco Mundial en 2012, además de la primera de América Latina es actualmente la séptima potencia económica mundial, precediendo a Gran Bretaña, Francia e Italia. Los recientes hallazgos de nuevos yacimientos petrolíferos ubicados en la llamada “capa de pre-sal” seguramente habrán de proyectarlo como relevante proveedor de combustibles en el ámbito internacional. Un aspecto adicional que le otorga más tranquilidad es el hecho de que durante el período 2002/12 ha logrado reducir 20% su deuda externa.

Es conveniente evaluar lo mejor posible, mediante indicadores objetivos significativos, su creciente presencia en el concierto mundial. En función de su territorio, que totaliza 8.515 miles de km2 y participa con 41,7% del que corresponde a toda Latinoamérica, siendo el más extenso de ésta. Además, está ubicado en el cuarto escalón entre los países de mayor superficie del planeta, detrás de Rusia, Canadá y Estados Unidos. Argentina, que en ese aspecto aparece en el 8º lugar, dispone de una dimensión espacial 3,1 veces menor. Si se opta por hacer la comparación cotejando las respectivas poblaciones, esa diferencia se amplía notoriamente pues la nuestra sólo equivale a 198% de la que vive en el adecuadamente identificado como “gran vecino”.

Como “broche” de lo antes referido, cabe agregar que, según el FMI, en moneda de igual poder adquisitivo, su PIB asciende a US$1.957 frente a nuestros US$515,6, en ambos casos miles de millones, con lo cual establece una relación de 3,8 veces a su favor. Por eso, cuando Brasil tose, Argentina corre el riesgo de resfriarse…

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