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¿Los países “al sur del sur” saldrán airosos de los escollos de la pandemia?

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Por Danilo Diazgranados

El último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) es muy revelador. La región, severamente golpeada por la pandemia, decrecerá 7,7%. Mejoraron las previsiones de este organismo, que situaban el descenso en 9,1%.

En lo que concierne a la economía global, las proyecciones muestran un descenso de 4,4% en 2020 y expectativas de crecimiento de 5,2% en 2021. En lo que compete al comercio mundial, se sucederá una caída de 9,2% en 2020, para constituirse en el desplome de mayor profundidad desde la crisis de las hipotecas subprime de 2009, cuando descendió 12,8%. La diferencia estriba en que la recuperación después de 2009 fue de 13,9% y ahora será de 7,2% en 2021

Si bien es cierto que los pronósticos de derrumbe de la economía en América Latina han mejorado con respecto al último reporte del organismo, también es verdad que ésta es la peor contracción económica registrada desde hace 120 años. La región es la peor posicionada del mundo, y se ubica incluso por detrás de África. 

En el caso específico de América del Sur, se contraerá 7,3%, lo que hace prever una época difícil para los países que integran esa geografía. Los peores desempeños los registrará Venezuela, con -30%, seguida de Perú, con -12,9%, y Argentina, con -10,5%. Las caídas menos pronunciadas se observarán en Paraguay, 1,6%, Uruguay, 4,5%, y Brasil, 5,3%.

El documento de la Cepal señala que «la región está recibiendo flujos financieros que permitirían cubrir déficit en cuentas corrientes y aumentar reservas, pero esto es heterogéneo», y agregó: «El riesgo soberano ha disminuido, las negociaciones de Argentina y Ecuador han ayudado».

En lo que corresponde a las commodities, se indica que se revirtió su caída y están en niveles incluso superiores a la era “prepandémica”, a excepción de los productos energéticos. Las que más han logrado recuperarse son los metales y los productos agrícolas; y que en 2021 habrá mejor comportamiento de los precios.

El tercer trimestre ha sido clave en la recuperación de las economías «debido a la reapertura de actividades económicas y enormes ayudas fiscales que recibieron las familias y las empresas», según la Cepal.

Signos de una región cansada

Durante el último quinquenio, la región mostraba signos de una economía cansada que, si bien no decrecía, estaba bajo una especie de pausa en algunos de los países de América del Sur. El crecimiento se manifestaba de manera moderada, sin sorpresas. El covid-19 enfermó hasta las economías más sanas, las más robustas de la zona. 

En el caso específico de Argentina, el informe “Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2020”, presentado por Alicia Bárcena, directora Ejecutiva de la Cepal, señala que la economía argentina, no obstante que pronostica un crecimiento de 4,9% para 2021, no se recuperará durante ese periodo de la caída sufrida este año. 

Entre las medidas económicas y de índole social adoptadas por el Gobierno, se destacan el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), el pago por el Estado de 50% del salario y un subsidio al costo financiero de los créditos destinados a los trabajadores independientes. Asimismo, está el Programa del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que consiste en una transferencia de 130 dólares para los trabajadores informales y para los formales que pertenecen a las categorías más vulnerables.

De acuerdo con las estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Argentina tendrá el peor desempeño de los países que integran el G20. Sus proyecciones sitúan la caída de su Producto Interno Bruto (PIB) en 12,9%. Los números ya se dibujaban en rojo durante el primer trimestre de 2020, como consecuencia de un periodo cercano a los dos años de recesión, deuda externa en default y un alto porcentaje de inflación. 

La pandemia fue la guinda del pastel. Las restricciones de movilidad y la semiparalización de la actividad productiva prevén un 2020 peor que el año 2002, en la llamada “crisis del corralito”, cuando la actividad económica se hundió 10,9%.

Advierte el reporte de la OCDE que Argentina no se recuperará tan rápido. En 2021, se proyecta un crecimiento de 3,7%, cifra que se eleva a 4,6% en 2022, lo que aún la deja en deuda con su PIB. Mientras tanto, la Cepal augura 4,4% de expansión. Es posible que hasta 2023 no se vislumbre un verdadero retorno a la senda de crecimiento. 

Paraguay es el caso más representativo de toda la región. Al parecer, todas las medidas implementadas por la administración del presidente Mario Abdo Benítez las han tenido todas consigo. Quizá, el reducido tamaño de su economía ha sido una de las condiciones favorables para que el paso de la pandemia no haya impactado tan fuertemente el devenir financiero del país. 

Sin embargo, es menester reconocer los significativos avances mostrados por el Plan de Reactivación Económica del gobierno, denominado “Ñapu’ã Paraguay”, dirigido a los sectores que han sufrido una mayor afectación en sus ingresos. Comprende una serie de medidas en tres ejes estratégicos como protección social, inversión pública para empleos y créditos para el desarrollo.

Entre los planes diseñados en ese sentido, el Estado previó un monto adicional de 350 millones de dólares que han sido distribuidos mediante del Instituto de Previsión Social (IPS) a trabajadores cesados por la pandemia; subsidio económico Pytyvõ para las ciudades de frontera; dinamización de obras públicas; construcción de viviendas y financiamiento a productores.

Es así como la Cepal destaca que Paraguay será el país que menor afectación sufrirá en 2020, al presentar una caída de 1,4%, lo que reduce la proyección anterior que situaba el decrecimiento en 2,7%. Para 2021, el PIB mostrará en positivo 3,5%, de acuerdo con los cálculos del organismo. Sin embargo, la cifra del PIB per cápita evidencia un retroceso de cinco años.

En lo que corresponde a Uruguay, la Cepal destacó los avances que, para mitigar los efectos causados por la pandemia, ha llevado adelante el gobierno de Luis La Calle Pou, quien tomó las riendas del poder poco tiempo antes de que se decretase el periodo de confinamiento en esa nación. 

Aunque el resultado hasta la fecha hace prever que ese país culminará 2020 con una contracción de 4,5%, en 2021 se espera un rebote en positivo de la economía, que alcanzará 4% aproximadamente. 

Entre los sectores que han contribuido a la recuperación económica está el de las comunicaciones, el tecnológico, las actividades agropecuarias y los establecimientos dedicados a la venta de víveres y el farmacéutico. Las empresas de estos subsectores no sufrieron de manera importante la pandemia e incluso muchas han obtenido fuertes ganancias este año.

De igual manera, el papel que ha desempeñado el sector empresarial en la recuperación del país ha sido vital. En ese sentido, el gobierno uruguayo puso en ejecución un programa de apoyo a las exportaciones de las pymes durante la pandemia, ya que este tipo de compañías representa la mayor parte del total registrado en Uruguay. Esta estrategia se conoce en un momento en el que las ventas al exterior de la nación están en el orden de 7.272 millones de dólares a noviembre de este año.

En cuanto a las medidas más resaltantes de las tomadas por el gobierno uruguayo, se destacan aquellas formuladas para que los ciudadanos puedan enfrentar la crisis, como por ejemplo, el subsidio o seguro de desempleo, que ya se tenía con dos categorías, una por vencido del contrato y por suspensión. 

Sin duda alguna son medidas plausibles que han hecho posible que, pese la negatividad de los indicadores de crecimiento previstos para este año, Uruguay repunte como uno de los ganadores de esta crisis.

En líneas generales, para el venidero y cada vez más cercano año 2021, la Cepal calcula un rebote del PIB regional de 3,7%. Ello, según lo reflejado en el informe, prevé un crecimiento que “sólo permitiría recuperar 44% de la pérdida de PIB registrada en 2020”, pudiendo mejorar o empeorar según cómo evolucione el proceso de vacunación, así como las políticas monetarias expansivas y fiscales de los distintos países.

América Latina, como se ha repetido hasta la saciedad, es el territorio más afectado del planeta ante la irrupción de la pandemia, lo que supone un gran reto para los gobiernos y los entes multilaterales que, tradicionalmente, han puesto los mayores recursos al servicio de las naciones más vulnerables, especialmente las que se encuentran de este lado del mundo. 

¿Podrán los países emergentes, particularmente aquellos que se encuentran “al sur del sur”, salir airosos en el menor tiempo posible de los escollos económicos y sociales que ha dejado la crisis sanitaria? Los pronósticos indican que tomará algún tiempo pero que, al final, Argentina, Uruguay, Paraguay y el resto de los países de la región regresarán a la senda de crecimiento y se insertarán nuevamente en el concierto económico regional y mundial.

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