Larga vida y prosperidad, estimado lector. Comenzamos, como no puede ser de otra forma, con el saludo que hizo célebre ese personaje de orejas puntiagudas que tan magistralmente encarnó el actor, divulgador científico, escritor y director Leonard Nimoy.
Recientemente fallecido en California a sus 83 años, esa persona brillante y múltiple tuvo sus idas y vueltas con el personaje. Pero Spock no sería tal sin la “expresiva inexpresividad” que Leonard supo imprimirle a su actuación. Un sello tan propio, que todos los demás actores que han asumido el papel, terminan copiándolo a él.
No sólo era un brillante artista. O mejor dicho: era tan buen artista porque se trataba de un aun mejor ser humano. Su compañero de trabajo, William Shatner, quien interpretó al “Capitán Kirk” en la mítica serie Star Trek, puso en su Twitter, con motivo de su muerte, una frase que resume todo: “Lo quise como a un hermano. Todos vamos a extrañar su humor, su talento y su capacidad de amar”.
No es poco lo que Leonard Nimoy nos dejó con su personaje. Y no hablamos de los rasgos ya incorporados de pleno derecho al folclore de la historia de la televisión, tales como sus orejas puntiagudas, el levantar una sola ceja, su particular saludo en “V”, sus muletillas de “fascinante” ante alguna cuestión complicada o de “eso no es lógico” cuando le ponían frente a los sentimientos humanos.
Su icónico personaje mostró como nadie una imagen potenciada de cómo un ser racional debe comportarse ante cualquier circunstancia que deba enfrentar. Sus fríos análisis exacerbaban los sentimientos de los espectadores pasionales y se convertían en el deleite de aquellos más inclinados por las soluciones lógicas.
Esta cuestión no es para nada frívola, ya que ha sido fuente de profundas disidencias y discusiones entre pensadores racionalistas e irracionalistas. Quienes hacen depender su posición de acuerdo con el valor que le dan a la razón como guía para la toma de decisiones sobre lo que preocupa a los seres humanos. ¿Sirve la razón como herramienta para ello o es algo inútil y debemos guiarnos por nuestras pasiones o emociones?..
Mr. Spok era un ferviente defensor de la razón, lo que lo hacía aparecer como un ser insensible frente a los desvelos de los “humanos”. Tal vez habría sido interesante que se lo hubiese enfrentado con un personaje que rechazara los razonamientos lógicos y resolviera todo conforme a sus emociones. Pero eso ya no podrá ser.
Frente a la impulsividad de su amigo y superior James Tiberius Kirk, el vulcano se erigía como una suerte de contrapeso estabilizador.
Más allá de ser un juego actoral entre personajes, resulta también una metáfora de lo que ocurre en cualquier organización que deba tomar decisiones. “La organización vence el azar”, decía don Napoleón, al parecer poniéndose de parte de Spock. Pero no pocas veces, en el campo de batalla o fuera de él, infringió su propia máxima.
Otros, en cambio, confían en su intuición e instinto. “Dios acomoda las cargas durante el camino”, es una de las frases que mejor define a ese grupo.
¡Adiós Mr. Spock!.. La lógica de la vida hizo que ya no esté más entre nosotros, que lo recordamos con sentimientos de admiración, respeto y tristeza, ahora que no podremos “irritarnos” más con lo “correcto” de sus soluciones. ¿Por qué nos identificamos con un pensamiento tan “poco humano”? Porque a pesar de estar gobernado por la lógica y de ordinario no se le caía ni una pisca de sentimiento, en el fondo actuaba el vulcano regido por los más altos valores que el humano como ser racional ha podido alcanzar.
Por todo ello, larga vida y prosperidad, Spock. Te queremos, aunque no puedas percibir eso. O te hagas el distraído al respecto.
* Abogado, doctor en Ciencias Jurídicas.
** Abogado. Magister en Derecho y Argumentación Jurídica.