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Lo que la peste nos dejó. Nuevas oportunidades para la educación universitaria de posgrado

Beca Manuel Belgrano
TRAYECTO ACADÉMICO. Nueva convocatoria para participar por becas de estudio superior.
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Por Gerardo Heckmann 

Desde hace años el perfil del docente universitario va agregando, al conocimiento de la disciplina que imparte, la necesidad de desarrollar habilidades para la curaduría de contenidos, materiales y herramientas, que se actualizan permanentemente, para el diseño de una experiencia de cursado memorable. Claramente la pandemia no produjo, pero sí aceleró, este proceso de evolución.
Cuando hablamos de experiencia de cursado, no nos referimos sólo a lo dinámico o divertido de los encuentros. El desafío creciente pasa por la construcción de instancias de cursado que garanticen el aprendizaje como construcción colectiva, el estímulo a la cooperación entre pares, bajo la tutela y motivación del equipo docente. Aquello de que “el conocimiento cuando se comparte aumenta” tiene más vigencia que nunca para asegurar aprendizajes significativos. 
Lo positivo del abrupto paso a la virtualidad impuesto por la pandemia, en este sentido del diseño de la experiencia, tiene que ver con la elaboración de nuevos materiales (incluso multimediales) y guías de estudio y de lecturas, contribuyendo al mejor entendimiento de los contenidos y al ordenamiento de los recursos. La necesidad de mejorar la experiencia de aprendizaje autónomo materializó este efecto. 
Algo parecido ocurrió con el uso de la tecnología para viabilizar las propuestas. Los equipos docentes rápidamente se apropiaron de los recursos ofrecidos por las distintas herramientas tecnológicas y apareció una sana competencia por no quedarse atrás en el dominio de los instrumentos del momento, que reemplazaron a la tradicional pizarra con apoyo de algunas filminas. Ningún docente quedó ajeno -al menos- a Zoom o Meet. 
Algunos incorporaron nuevos dispositivos, como las tabletas digitales y los más avanzados tomaron cursos especiales, participaron en grupos de discusión con colegas y demás. Una positiva y acelerada evolución. El perfeccionamiento de las nuevas herramientas digitales sigue en plena ebullición, con contribuciones deslumbrantes en términos de posibilidades de trabajo colaborativo. 
En el caso de los profesionales que cursan carreras de posgrados la adaptación ha sido muy buena. Varias características de esta evolución han favorecido al profesional que siguió capacitándose:
La eficiencia del uso del tiempo. Desaparecieron los tiempos de traslado. La tecnología hizo posible tener presente al menos a la mente en el lugar en común que reemplazó al aula. Se redujeron así costos monetarios y de oportunidad.
Mayor contacto con la realidad. La virtualidad amplió las posibilidades de contar con invitados en las clases. Los invitados incluso pueden residir a miles de kilómetros. 
Mayor interculturalidad. La modalidad nos permite construir experiencias con otras universidades del mundo que pre pandemia quedaban reservadas para los intercambios de profesores y alumnos. Ahora es mayor la oportunidad de entrenar habilidades interculturales, cada vez más necesaria para nuestros profesionales.

Flexibilidad

En síntesis, hay muchos aspectos positivos de esta modalidad que la pandemia materializó en tiempo récord. Sin embargo, también hay una gran ausente que amenaza compensar todas esas virtudes: la vida universitaria; la interacción personal con la comunidad universitaria, su entorno y circunstancias.
Afortunadamente, con la mejora de las condiciones sanitarias aparece una posibilidad que combina la no presencialidad con la presencialidad. La llamamos modalidad híbrida.
Se basa en un aula tecnológicamente enriquecida. Permite rescatar lo mejor de la modalidad presencial, con la riqueza de las interacciones personales y las enumeradas de la virtualidad. La sinergia de ambas modalidades ofrece una nueva oportunidad: mayor flexibilidad. La presencialidad puede acotarse, sin peligro de perder contenidos ni interacciones, agregando habilidades para el trabajo en equipos colaborativos que mezclen presencialidad y virtualidad.
El futuro es muy prometedor para mejorar la formación profesional. Consciente de este fantástico potencial, la Escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba ha incorporado en sus aulas fuertes inversiones para dotarlas de la tecnología necesaria para hacer posible este resultado, creando las condiciones para la nueva presencialidad. Ya dispone de pantallas digitales de última generación, condiciones de conectividad y licencias tecnológicas que la ponen a la vanguardia en la formación de profesionales de posgrado en aulas híbridas, aprovechando todas las externalidades positivas que la peste nos dejó.


*Director de la Maestría en Dirección de Negocios de la Escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias Económicas (UNC)

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