Por Sergio Castelli * y María Constanza Leiva **
Rememorando plagios musicales resonantes, nos encontramos con el más llamativo de todos, sin duda: Chorando se foi o más conocido como “Lambada” simplemente.
Técnicamente, la lambada es un ritmo creado en Brasil en la década de 70, que tiene como base el carimbó y la guitarrada, con marcadas influencias de la cumbia y el merengue. El término “lambada” viene de una palabra en idioma portugués que describe el movimiento de un látigo; este movimiento es el que intentan imitar los cuerpos de los bailarines al ritmo de ella. Sin embargo, pese a ser un ritmo, pasó a ser mundialmente conocido con el lanzamiento de la canción que mencionábamos, por el grupo brasileño Kaoma, en 1989.
Ahora bien, el problema vino cuando Los Kjarkas, un grupo musical de origen boliviano, quien cuenta entre sus miembros a los hermanos Hermosa, tomaron conocimiento del lanzamiento mundial de la canción del grupo brasileño, ya que –convertida por el grupo Kaoma en uno de los éxitos del verano y que contaba con más de cuatro millones de discos vendidos por todo el mundo– era una copia idéntica de la canción compuesta por aquéllos varios años antes, la que incluso llevaba el mismo nombre Llorando se fue.
Fue Mario Agreda, del Movimiento Indio en Europa, quien denunció el plagio. “Si uno escucha Llorando se fue, un tema de amor grabado en 1983 por Los Kjarkas, no queda duda alguna. No es que ambas composiciones se parezcan. Es que son iguales”.
Los hermanos Hermosa sostuvieron desde un primer momento que estaban dispuestos a llegar hasta el final, para “velar por los intereses de nuestros pueblos”. Y luego de dos años de contienda judicial, el fallo favorable a los hermanos Hermosa y al grupo Los Kjarkas tuvo lugar obligando al grupo brasileño a abonar una gran suma en concepto de daños y perjuicios y por los derechos de autor, sumado al reconocimiento moral de la autoría de dicha canción a sus verdaderos titulares. Aunque para los hermanos Hermosa el triunfo fue más glorioso en el aspecto moral que económico, en aquel momento declaraban a los medios: “Fue algo más que un plagio. Los que nos quisieron robar esa saya que habíamos hecho en 1982 tuvieron una actitud de desprecio, como que ‘ahí hay unos bolivianitos que hicieron una canción, vamos a robársela…’, pero no sabían que teníamos buenas conexiones en todo el mundo, y pertenecemos a Gema, una asociación autoral de Alemania. Hubo una gran solidaridad para nuestra lucha, salieron artículos en Le Monde, en Libération, y era natural que la Justicia fallara a favor nuestro”.
Ahora bien, a pesar del triunfo, los problemas para los Hermosa y su banda musical, no acabaron allí, ya que años después, varios artistas muy conocidos en el medio siguieron utilizando su melodía o parte de ella, o bien la letra, sin reconocer desde el inicio la real autoría.
Una de las denuncias conocidas con posterioridad fue la que señalaba a Don Omar, el conocido del reggaeton por su canción Taboo, donde se utiliza parte importante de la letra de Llorando se fue y una melodía reversionada de ésta, sin pedir licencia a sus autores. La molestia se vio agravada cuando la canción de Don Omar fue presentada como un homenaje a la música brasileña, cuando en realidad su origen es boliviano. Rilber Herbas, representante de Los Kjarkas sostuvo: “Esta es una afrenta para Bolivia, porque la canción no solo le pertenece al grupo, sino que es de todo el país”.
Si bien la resolución no fue clara, aparentemente las partes arribaron a un acuerdo ya que no avanzó a cuestionamiento judicial.
Otras versiones discutidas fueron Pam Pam, de Wisin y Yandel, y Give me some more, de Bob Sinclair, quienes utilizan parte de la melodía. On the floor, de Jennifer López, también cuenta con parte de la melodía de Llorando se fue, pero ella sí había solicitado previa licencia a los autores.
Todos los que la escuchamos alguna vez podemos afirmar que la melodía es extremadamente pegadiza y alegre, y ahora podremos recordar también que gracias al triunfo de las batallas legales emprendidas por los hermanos Hermosa, el reconocimiento moral y económico se hizo realidad.