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Las subas salariales auguran un largo boom del consumo

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Mitos y verdades sobre los pilares de la demanda interna en Argentina

Tras la salida de la crisis internacional se vivió un importante repunte del consumo, que se asentó en distintos elementos: el incremento del gasto público en programas de índole social, la recomposición lenta pero constante de las jubilaciones y el aumento del número de pasivos, el temor a la inflación, una baja expectativa de devaluación, una tasa de interés real negativa en pesos que desalienta el ahorro, etcétera.

Pero de acuerdo con el análisis de Sel Consultores, empresa dirigida por el economista Ernesto Kritz, el principal sostén del alto nivel de consumo privado que se registró en los últimos meses –y del que puede esperarse en el mediano plazo- estuvo en los aumentos de los salarios de convenio, tanto en el sector privado como en el público.

Aunque todavía persiste una alta informalidad, los asalariados privados registrados –la mayoría de los cuales están bajo convenio- constituye un tercio del empleo total. Sumados a los asalariados públicos llegan a la mitad del empleo.

Pero otro dato más importante es que los asalariados registrados -privados y públicos- concentran cerca de dos tercios de los ingresos laborales y algo más de la mitad del ingreso total de los hogares. “Un incremento real de esta masa tiene un efecto sobre el consumo privado varias veces mayor que el de otras fuentes”, indicó el informe.

Desde la salida de la recesión la masa salarial registrada aumentó aproximadamente 28%, con una mejora cercana a 9% en términos reales. Según el análisis de Kritz, esta recuperación influye mucho más sobre el consumo que el incremento del gasto social que se realizó desde 2008.

Otro dato importante para el futuro del consumo privado es que, luego de la ronda de negociación reciente, los salarios de convenio tienen ahora un piso relativamente alto. En julio último, el salario promedio de la categoría inferior de los 45 convenios involucrados era de algo más de 3.400 pesos. Para la categoría más frecuente, el promedio es algo superior a 4.200 pesos.

“Con esta expansión de la masa salarial en el sector formal (que, debe recordarse, aportan más de la mitad de los ingresos totales de los hogares) y la elevación del piso de las remuneraciones de convenio sensiblemente por encima del costo de la canasta básica, se dan las condiciones para un crecimiento importante del consumo privado”, auguró el informe.

Otros aportes
Además de la recuperación salarial, otro elemento que contribuyó a sostener el boom del consumo en el país y alienta buenas perspectivas para 2011 es que, si bien el empleo no crece mucho, es también cierto que con el actual nivel de actividad debe haber disminuido significativamente el temor a perder el trabajo, que había crecido durante la recesión. “Con una mayor percepción de estabilidad laboral y con necesidades postergadas por la recesión, aumenta la disposición a gastar y sobre todo a endeudarse (en cuotas accesibles). Esto confluye con la disponibilidad de crédito de consumo en cuotas fijas, que pueden debitarse de la planilla o bien por ofertas de las tarjetas”, consideró la consultora especializada en temas laborales y sociales.

Por último, el trabajo apunta que no obstante la elevación del piso salarial, la mayoría de los asalariados de convenio tiene baja o nula capacidad de ahorro, por lo que la tasa de interés real negativa para los depósitos a plazo fijo carece de relevancia práctica para ellos. En cambio, esa misma condición de la tasa de interés puede ser muy relevante para la disposición a endeudarse en créditos de consumo de bajo monto.

Las explicaciones que atribuyen el boom del consumo a una combinación entre la inflación, una baja expectativa de devaluación y una tasa de interés real negativa en pesos, parecen más apropiadas para los sectores de altos ingresos, asalariados y no asalariados, que pueden ejercer la opción de consumir o ahorrar.

“Seguramente una proporción no menor de ese boom proviene de estos sectores, pero lo novedoso es el peso de la masa salarial de convenio. Posiblemente aquí reside una parte de la importancia creciente –económica y política- de los sindicatos”, concluyó el trabajo.

El lugar del gasto social
De esta forma, el análisis de Kritz relativiza el impacto del enorme gasto social que impulsó el Gobierno nacional en los últimos dos años. Considera que este factor está presente en el fuerte crecimiento del consumo privado, pero estimó que no es “muy importante”.

La Asignación Universal por Hijo –con un universo de 3,6 millones de beneficiarios y un aporte de 600 millones de pesos mensuales hasta julio- tiene una gran relevancia para las familias en situación de pobreza extrema. De hecho, ha ayudado a muchas de ellas a salir de esa condición. Sin embargo, su peso en el total de los ingresos de los hogares, que define el consumo privado, es mínimo: apenas 1,7%. “Si bien importante para los sectores más pobres, su significación en el crecimiento del consumo privado total, por ende, es exigua”, sintetizó.

La misma evaluación realiza Kritz con respecto al incremento de las jubilaciones y a la incorporación de pasivos –que insumen 78.000 millones de pesos al año- y el plan Argentina Trabaja –que da cobertura a 115.000 personas y coloca 140 millones de pesos por mes.

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