Por Saúl Musicante *
Los mercados financieros registraron una tendencia volátil en la semana que pasó, debido a la escasa convicción de los inversores sobre el rumbo de los mercados, afectados negativamente por distintos factores tales el aumento de tarifas propuesto por la administración Trump sobre el acero y el aluminio (que podría escalar a una guerra comercial) y la especulación de los operadores sobre una posible aceleración en la suba de tasas por parte de Reserva Federal de EEUU ante los comentarios de su presidente, entre otras cuestiones.
Esto motivó una caída en el Índice S&P 500 superior a dos por ciento. No obstante, manteniéndose a cinco por ciento, aproximadamente por encima del piso alcanzado en la corrección de mediados de febrero.
Los mercados accionarios europeos cayeron en sintonía mientras que los emergentes registraron un descenso cercano a cuatro por ciento, amplificando el impacto.
Los bonos del tesoro emitidos a 10 años de plazo en EEUU resultaron beneficiados por este flujo, cerrando la tasa de rendimiento en niveles de 2,86%, luego de haber tocado un máximo semanal de 2,92%. Es crucial una estabilización de esta variable dada su influencia en el resto de los mercados financieros. Datos económicos donde se percibe una desaceleración en el crecimiento abonan esta hipótesis, al menos en el corto plazo.
Este contexto influyó en el comportamiento del mercado argentino: la caída en la tasa de los bonos americanos sostuvieron a las emisiones domésticas denominadas en dólares, con los bonos de menor duración subiendo levemente de precios, mientras que los de mayor duración registraron variaciones negativas poco relevantes, especialmente el bono con vencimiento en 2117, que bajó 1,6%.
Con respecto al mercado de divisas, el tipo de cambio cerró en alza, con el dólar mayorista mostrando un incremento de 1,6% en un mercado donde la presión de la demanda se hizo sentir, y con una oferta reticente a aparecer.
No obstante lo mencionado, en el trimestre que comienza la oferta es mayor por razones estacionales, y en función de ello es posible una estabilización, o incluso hasta una disminución en el valor de la moneda extranjera en el transcurso de los próximos meses.
En el mercado de renta variable local la volatilidad fue una constante en la semana, con el Índice Merval cerrando con una disminución cercana a tres por ciento.
En estos valores algunos papeles comienzan a tornarse atractivos, especialmente los pertenecientes a sectores dinámicos de la economía tales como el sector eléctrico (CEPU), el transporte de gas (TGSU2), energía (PAMP) o bancos (GGAL, BMA).
Es válido aclarar que el comportamiento del mercado accionario va a estar influenciado por la performance de la bolsa en EEUU, por lo tanto en el corto plazo es recomendable la cautela, especialmente en momentos donde los movimientos pueden ser pronunciados.
En resumen, para inversores conservadores, el entorno incentiva la apuesta de una mayor proporción de la cartera en bonos públicos denominados en dólares ubicados en el tramo corto y medio de la curva (el AY24 es una alternativa para considerar, por su liquidez) o en bonos corporativos de corto plazo (las ON Pyme Garantizadas por SGR son una opción atractiva), a la vez de mantener una proporción menor en Lebac, sobre todo ante el contexto del tipo de cambio mencionado anteriormente.
Para inversores con riesgo moderado, es interesante considerar una inversión en activos de renta variable, con un horizonte de mediano plazo.
*Asesor Financiero de S&C Inversiones