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La vida sigue

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Por Samuel Paszucki (*)

Habitualmente, en el transcurso de la mediación -y más al cerrarla- es cuando decido escribirla. En este caso fue a posteriori, al analizar qué había ocurrido y, más importante aún, qué se había dicho.

Raúl, empresario, mediana edad (requirente), solicita una mediación con Vipcard SA, importante tarjeta de crédito internacional. En esta época de virtualidad, las distancias no existen. Así, la requerida, con domicilio en otra ciudad, asiste al Zoom. El motivo de la mediación era por una deuda que quedó pendiente, hoy con más de tres años de antigüedad, originada en la compra de dos pasajes aéreos a Europa en un portal de viajes extranjero. 

La explicación del caso por parte de Raúl, dolorosa, era que Ana -su esposa- había fallecido antes de comenzar el viaje e, imposibilitado de lograr una respuesta por parte del portal de compra, resuelve dejar de pagar la tarjeta. Hubo una serie de reclamos ante Vipcard, pero la cuestión nunca se cerró. Quedó “Inconclusa” tal como la Sinfonía Nº8 de Schubert. Y la deuda, impaga.

El tema fue que cuando la empresa, de la cual Ana era representante legal, quiso gestionar un crédito bancario, figuraba en el listado de deudores del Banco Central de la República Argentina (BCRA). 

La solicitud de Raúl a la tarjeta -en la mediación- era que, estando prescripta la deuda, la dieran de baja.

La apoderada de la requerida solicitó información de los trámites efectuados, los datos de Ana y los datos de las tarjetas de crédito. Y se comprometió a investigar el caso. Raúl, por su parte, quería saber a cuánto ascendía el monto adeudado. Pasamos a una segunda reunión.

En el nuevo encuentro se aclaró que, si bien los trámites se hicieron en nombre y con el número del plástico de Ana, la cuenta de la tarjeta era corporativa a nombre de la empresa a la cual la fallecida representaba. Por eso la cuestión no había avanzado. Además, si bien la deuda estaba prescripta, la entidad no podía darla de baja del BCRA porque sencillamente estaba impaga. 

Ante esta situación, Raúl indagó acerca del monto adeudado, que resultó ser una considerable suma en dólares y que sólo abonándola su empresa podía desaparecer del listado de deudores del BCRA. 

El desarrollo de las reuniones se mantuvo en todo momento en un clima amable y respetuoso, lo que permitió que ambas partes solicitaran una última audiencia, comprometiéndose entretanto a negociar. Los mediadores pedimos que, en caso de un posible acuerdo, nos hicieran llegar el mismo antes de la fecha fijada para poder tener toda la documentación preparada y cerrar la mediación revisando el convenio y ultimado los detalles que pudieran presentarse.

Cinco días antes del tercer encuentro recibimos el detalle de los puntos acordados entre las partes. Inmediatamente le dimos forma y lo remitimos a los participantes para su ratificación, que llegó antes de la audiencia, con tiempo suficiente para tener los documentos listos a la hora de la reunión.

Una vez que todos nos juntamos, se revisó y ajustó el acuerdo. Se fijó la fecha y el monto a pagar (a la postre, la mitad de la deuda original) y todas las operaciones que ambas partes debían realizar una vez abonado el saldo. Y cerramos la mediación, con la satisfacción de todas las partes intervinientes, incluyendo los honorarios de los mediadores participantes. 

Se retiró primero la parte requerida, en tanto Raúl y su letrada permanecieron un rato más. La mediación estaba ya cerrada. Era tiempo de comentarios “no vinculantes”. Ambos nos comentaron que estaban muy conformes con lo logrado, lo que permitía que la empresa de Raúl recuperara su crédito. Nosotros expresamos que creíamos era un arreglo conveniente y que no pensábamos que la suma a abonar se redujera a la mitad. En realidad, fue negocio para ambos. La tarjeta cobró la mitad de un crédito que ya era incobrable.

Pero lo que nos quedó resonando fue lo que Raúl manifestó al final: él estaba dispuesto a pagar lo que resultara; necesitaba dar por terminado el tema del infortunado viaje no realizado y, fundamentalmente, cerrar el duelo por la muerte de Ana, algo que la deuda le recordaba permanentemente.

En mediación solemos trabajar con cuestiones que afectan íntimamente la vida de las personas y ayudamos a resolverlas. En este caso, le permitió a Raúl la posibilidad de seguir viviendo, liberado y en paz. ¿Qué más se puede pedir de un proceso?

* Mediador

Comentarios 16

  1. Elba Fernández Grillo says:

    Me encantó: el tema, cómo estuvo tratado y también contado.

  2. Este es el verdadero sentido de la mediación! Gracias Lito por compartir. Felicitaciones!!

  3. spaszucki says:

    Agradezco los elogiosos comentarios. El proceso de mediación narrado fue un placer asistirlo. Está tratado muy al pasar en el texto el tema de la confianza. Debe generarse un clima de absoluta confianza para que ocurra lo que pasó (confianza en el proceso, en los mediadores, en si mismos y en el otro). Los resultados son excelentes. Nuevamente muchas gracias a quienes se tomaron el tiempo de dejar su opinión

  4. Alejandra Ruiz says:

    Hermoso caso y mejor resultado. Felicitaciones!!!

  5. Ana Laura says:

    Excelente articulo!!

  6. Elena says:

    Los mediadores trabajan mirando al futuro de la relación entre las partes y la satisfacción de ambas.Se logra equilibrio de poder.
    ¡Felicitaciones! Hermoso relato.

  7. Sergio Torres says:

    Realmente me parece que la Mediación supera el objetivo del conflicto y llega de una manera muy especial a los mediados de forma tal que a veces repercute en un cambio de vida para estas personas

  8. Ana Maria Sucaria says:

    Muy buen articulo!!

  9. Estela Hawkes says:

    Un buen final, más allá de la solución a un problema económico, poder liberarse emocionalmente.
    Y que se los hayan podido manifestar.

  10. Claudia Sciu says:

    Muy bueno Lito!

  11. María José Oliva says:

    Simplemente excelente!!! Como toda la obra del Med Cr Paszucki!!!! Felicitaciones!!!! Y Gracias por tanto!!!

  12. Dolores Argañaras says:

    Que tremendo caso, y felicitaciones por tomarse las pausas que permite la mediación,
    para concluir en una solución equilibrada y al mismo tiempo ayude a ambas partes a lograr empatia y cerrar procesos personales de tal magnitud.

  13. Cecilia+Pregoni says:

    Excelente trabajo y muy buen artículo! La mediación tiene ese don

  14. Susana+novas says:

    Impecable y oportuno

  15. Susana+novas says:

    Impecable. Felicitaciones

  16. Laura Cejas. says:

    Felicitaciones, Lito: claro, conciso y contundente. Me encantó! Siempre es grato leer estas experiencias y conocer qué se logra con la mediación, más allá del acuerdo. Muchas gracias!

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