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La misión política, económica y social de las pymes

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Por Luis Esterlizi* – Exclusivo para
Comercio y Justicia

“Lo que caracteriza a las comunidades sanas y vigorosas es el grado de sus individualidades y el sentido con que se disponen a engendrar en lo colectivo. A este sentido de comunidad se llega desde abajo, no desde arriba; se alcanza por integración con equilibrio y armonía y no por imposición”

 

El mundo del trabajo y la producción

Si existe lo que podemos llamar el mundo del trabajo y la producción que incide sobremanera en el desarrollo armónico y sustentable de las sociedades, es aquel que, integrado por empresarios y trabajadores, conforma las entidades intermedias denominadas pymes.

No son las únicas pero sí las que están más arraigadas, inexorablemente, en el futuro del país y con la realización plena de los habitantes de una nación; y por eso son nacionales. Ellas viven, progresan y extienden su existencia mediante el empeño y las posibilidades que brindan el país y la sociedad que las contiene. 

De alguna manera, se sienten como hijas porque nacen y se desarrollan con derechos y obligaciones que deben ejercer en la sociedad a la que pertenecen. Cuando ésta empobrece, se anarquiza o pierde la paz y la armonía interna, comienzan los dramas políticos, económicos y sociales que oscurecen sus posibilidades no sólo de progreso sino también de subsistencia.

Las pymes nacen, en la mayoría de los casos, del seno familiar y por tal circunstancia tienen una mirada especial en su gestación porque son concebidas a partir del esfuerzo, del trabajo, de la vocación y del desafío de emprender un proyecto, muchas veces sin pensar en las realidades adversas que la rodean.

El otro aspecto esencial es la preocupación que tienen con sus empleados, ya que son incorporados -muchas veces- más por sus valores y actitudes que por sus conocimientos, y son considerados parte importante de una gran y nueva familia, que necesitará el apoyo y la formación permanente para que todos se sientan igualmente importantes dentro de la empresa.  

               

Su importancia política

Las pymes constituyen una parte importante del andamiaje institucional de una comunidad y con la conformación de cámaras y asociaciones facilitan la discusión orgánica de temas relevantes y relativos a mejorar sus desempeños, ya sea como parte de la evolución tecnológica, capacitación de sus empleados y mandos medios o como mejoramiento de la infraestructura que mejor sirva a lo que producen; y que también tenga en cuenta la preservación y cuidado del medio ambiente, etcétera.

Las pymes representadas por cámaras y entidades según sector o rubro que las identifican, participan en organismos públicos y privados, congresos y convenciones, obtienen conocimientos aplicables a sus emprendimientos y también demuestran su capacidad para emitir sugerencias y propuestas en defensa de sus intereses y preocupaciones relacionadas con las trabas que impiden su real proyección, no sólo en el mercado interno sino también en el sector externo.

Un país que dispone de semejante estructura laboral, productiva y comercial merece, de los gobernantes, una mayor atención, debido a la importancia del rol y la función que ejercen así como de la trascendente participación institucional en la elaboración y explicitación de las políticas públicas. 

 

Su importancia económica

Como todos saben, las pymes contribuyen con alrededor de 70% de la mano de obra del país y generan 60% del PBI pero, como consecuencia del avance, desde hace casi un año, de una progresiva recesión económica, ampliada por la incidencia de la pandemia, hoy las pymes sufren la mayor caída en su actividad, por lo que se requieren políticas especiales para volver a colocarlas en el andarivel de la producción y el trabajo digno.

La realidad demostró que la presión tributaria que se aplicaba en años anteriores obligó a muchas pymes a desaparecer de la economía formal. A la recesión económica que se viene expandiendo desde hace más de un año antes de la pandemia se le van sumando los efectos que ésta va produciendo a partir de marzo pasado hasta el presente, lo que incide  aún más en forma negativa y aumenta el cierre y desaparición de miles de ellas.

Si a fines de 2019 se calculaba una economía informal de alrededor de 40%, es predecible que en estos días nos encontremos con un escenario mucho peor, por lo cual la sola rebaja de impuestos y ajustes en las tarifas de los servicios que son ineludibles, no alcanzará para superar este crack económico-social.

Las pymes además representan uno de los actores fundamentales de la producción nacional, tanto por su enorme posibilidad de lograr empleo formal como por aumentar las fuentes de trabajo, sustituir importaciones y bajar el costo de sus producciones para una mayor competitividad con mirada al exterior.

 

Su incidencia en el campo social

Toda esta realidad, que se refleja en la gran crisis económica y social que padece Argentina, ineludiblemente está conectada con la existencia de muchos de los estigmas que hoy padecemos, que no se generaron espontáneamente ya que, desde hace muchísimos años, son producto de erradas políticas de Estado.

Ante tamaña crisis las pymes, que son las estructuras laborales y productivas más ágiles y aptas para movilizar a millones de argentinos, por su extensión y dispersión en el seno de la sociedad, deben ser consideradas por los gobiernos el arma más contundente para vencer la depresión económica y recuperar la potencialidad del mercado de consumo con trabajo y producción.

Es bien cierto que el proceso inflacionario tal vez constituya una de las causas más urticante en esta larga crisis, que requiere de la sociedad toda el compromiso para no alentar el “sálvese quien pueda”, mientras el Gobierno dé señales claras de que la emisión monetaria va dirigida inexorable y exclusivamente a la producción y a la creación de trabajo genuino. 

Por todo este cuadro de extremada gravedad, el Gobierno debe convocar lo antes posible a los sectores del trabajo y la producción para conciliar los compromisos que tanto el sector público como el privado deben aportar en un pacto social, que permita que todos tiremos el carro para el lado que requiere Argentina.

 

Un cambio de paradigma 

Las pymes -como la sociedad en su conjunto- son las que siempre pagan los fracasos de casi todos los gobiernos y, más allá de que éstos sostengan posiciones ideológicas opuestas y sustenten actitudes inflexibles, las consecuencias -de ambos para con el país- han sido igualmente gravosas.

En definitiva, Argentina sufre esta confrontación promovida por sectores influenciados por conceptos de viejas ideologías, como lo son el marxismo y el liberalismo, disimulando desconocer  que ambos regímenes coinciden en gobernar para el capitalismo uno y el otro para el partido de gobierno, admitiendo que no gobiernan para y con el pueblo.

Encerrados en posiciones extremas, no comprenden que el protagonismo de los pueblos ha instalado la idea de un cambio de paradigma al ir construyendo alternativas superadoras que parten desde la integración social y sectorial y de éstas con el Estado, a los fines de trabajar en beneficio exclusivo de la sociedad; así como de armonizar los derechos individuales con los de la sociedad en su conjunto.

El panorama socioeconómico, complejizado por la pandemia y por la persistencia de una inflación que parece indomable, debe ser atacado integralmente y, más allá de que la sociedad toda cumpla con los protocolos, los gobiernos deben convocar como consejeros emergentes a gremios y empresarios, educadores, sociólogos, economistas, etcétera.

Hoy el país sufre los embates de una tormenta perfecta porque, más allá de los estigmas que traíamos desde hace años, se sumó el accionar de una pandemia que ha instalado una realidad muy similar a la que podríamos vivir en una guerra convencional, en la que quedan afectadas la producción, el trabajo, la salud, la educación, los deportes, el esparcimiento, el turismo, las reuniones de familias, los grandes eventos, la circulación de personas y vehículos, aviones y trenes.

Deben terminar las posiciones elitistas y autocráticas de los gobernantes que creen que son los únicos que deben decidir las políticas públicas sin la participación y el involucramiento de las entidades y organizaciones intermedias, que son los actores fundamentales que le dan identidad a una comunidad organizada. 

Estamos en las instancias decisivas por las cuales avizoramos un auténtico cambio de época que impondrá el funcionamiento de un nuevo modelo de gobernanza, en el que los pueblos se conviertan definitivamente en los dueños del presente y del futuro que le asignen al país donde han nacido y hoy viven, trabajan, estudian y producen.


(*) Presidente del Foro Productivo de la Zona Norte

Comentarios 2

  1. Un artículo muy interesante desde varios puntos de análisis! 95 aplausos!!! Ojalá algún día podamos dejar de decir Empresarios y Trabajadores, como si los empresarios no fuesen trabajadores, o como si los trabajadores no pudiesen ser empresarios. En las PyMEs trabajan el 90% de las personas económicamente activas si se toma su actividad formal e informal. Por está razón si cada peso de cualquier individuo o empresa o ente, destinado a comprar cualquier tipo de Producto o Servicio, pasara por una cuenta corriente, y de esa forma se blanqueara el 100% de la economía, podríamos reducir a solo 5 los impuestos y bajarlos a solo el 40% de lo que son las tasas hoy, y aún así recaudaríamos lo mismo! Necesitamos un plan Productivo basado en el sinceramiento y eliminar excenciones

  2. Muy bueno y oportuno la visión del momento

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