viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

La Jueza Amy

Con su familia, Frederica Brenneman conversa con el gobernador luego de su jura como Jueza de la Corte Juvenil de Connecticut en 1967
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Sacó a la luz los aspectos humanos más universales de un tribunal local

Fue un éxito televisivo impensado que innovó en un formato que parecía agotado. Cuando,  al filo de terminar el siglo XX, todo lo posible en televisión respecto de las court series -las series sobre cuestiones judiciales- parecía haber sido ya mostrado, apareció ella.

La jueza Amy entre nosotros, o Judging Amy en su título original, fue una serie de televisión estadounidense emitida del 19 de septiembre de 1999 al 3 de mayo de 2005, por la cadena CBS, protagonizada por Amy Brenneman y Daly Tyne.

Brenneman interpretaba a Amy Gray, una joven abogada de Nueva York quien, después de que se divorció, volvió con su hija pequeña a la casa de su familia en Hartford, Connecticut. Allí se convirtió en la jueza del tribunal de Familia de esa ciudad, mientras lidiaba con ser madre de una niña y con las vicisitudes de vivir con su propia madre, de carácter fuerte -personaje interpretado por Tyne Daly, una trabajadora social del Departamento de Niños y Familias-. La serie se mantuvo al aire por seis temporadas hasta finalizar cuando Amy deja la magistratura para postularse al Senado.

Anabel Vélez, en su libro Mujeres y series, expresa sobre el programa que “Juez Amy fue una las primeras series que trató la profesión de jueza con dignidad y como protagonista”.

En las primeras semanas en que se emitió por la cadena CBS, en septiembre de 1999, se transformó en un éxito sorpresa, obteniendo las calificaciones más altas de cualquier drama nuevo. Se emitió con éxito hasta 2005 ya que más de once millones de espectadores la seguían cada semana.

Amy Brenneman no sólo era su protagonista sino también la creadora de la serie, que se basó en la vida de su madre como jueza de Familia.

La progenitora de la actriz protagonista, Frederica Brenneman, una graduada de Radcliffe, fue miembro de la primera clase de la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard en admitir mujeres. Allí conoció a su esposo, Russell Brenneman, padre de Amy. En 1967, Frederica trabajaba como asistente legal en el comité judicial de la legislatura de Connecticut cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó que los menores tenían derecho a un debido proceso judicial en sus casos. A raíz de tal decisión, el tribunal de menores del Estado duplicó su tamaño y para cubrir tales nuevos sitiales se nombró a Brenneman, quien luego, en 1978, se convirtió en jueza en el Tribunal Superior cuando los tribunales estatales se fusionaron. 

En su larga carrera judicial, Brenneman se especializó en casos de abuso y negligencia, impulsando resguardos legales más sólidos para los niños. 

De hecho, la idea de la serie se originó en su propio tribunal, cuando Amy Brenneman grabó un video en el juzgado de Hartford en honor al cumpleaños número 70 de su madre. Al conversar allí con algunos agentes de libertad condicional, trabajadores sociales, abogados y policías, descubrió que había material para una serie al respecto. 

Si bien por entonces estaba dedicada a las películas, Amy conocía bien el medio televisivo. De hecho, había saltado a la fama pública por su interpretación de la detective Janice Licalsi durante la primera temporada de la famosa serie de televisión NYPD Blue -o Policías de Nueva York, entre nosotros-.

No fue una empresa fácil. Sus conocidos en el negocio no le dieron mucho aliento al respecto. Sostenían que el concepto de una corte juvenil era demasiado deprimente. Allí se trataban realidades muy duras, como el incesto, la adicción y la violencia doméstica, que no iban a despertar el interés de nadie. Incluso su propia madre pensaba eso. Pero Amy estaba segura de la veta televisiva que había hallado de la forma más impensada y prosiguió con el proyecto.  

Logró que la cadena CBS aprobara la realización del piloto Judging Amy y ordenara los 13 episodios iniciales. Amy Brenneman, además de protagonizarlos, sería la productora ejecutiva del programa. Para los primeros capítulos, apeló a las historias de su madre, sobre los ajetreados primeros tiempos como jueza, cuando todavía estaba conociendo coómo eran las particularidades de un tribunal de menores. Un ámbito, por su dureza en cuanto a la temática y al trato mucho más informal de las audiencias, muy distinto a cualquier otro tribunal en que Frederica hubiera actuado. 

De hecho, su madre se convirtió en consultora de la serie. Apodada “Juez Freddy” por el personal del programa, fue una fuente inagotable de consejos e ideas para los guionistas del programa. 

La nueva y fresca perspectiva de una mujer independiente quien, lejos de victimizarse o necesitar ser salvada por nadie, se hace cargo de su destino y se superan por su propio esfuerzo, cautivó a una audiencia, por reflejar la vida de muchas al otro lado de la pantalla. 

Tanto Amy Brenneman como Tyne Daly fueron nominadas al Emmy por sus papeles en la serie repetidas veces; finalmente, en 2003, Tyne Daly lo ganó como mejor actriz secundaria de una serie dramática.

Las razones de su éxito mientras se emitía en pantalla, son las mismas que la han llevado hoy, pasado el tiempo, a perdurar como una de las series de culto en la materia.

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