Por Eva Jané Llopis *
La pandemia de covid-19 puso de relieve el vínculo complejo entre la salud, la economía, el medio ambiente y las políticas de protección social.
Luego de casi dos años, su enorme costo humano, que se traduce en millones de vidas perdidas y economías gravemente afectadas, nos recuerda la importancia de valorar la salud como un derecho humano fundamental.
A medida que los países se enfrentan a los retos impuestos por la recuperación de la pandemia, los avances en materia de salud pública de los últimos diez años están en riesgo de verse seriamente afectados o incluso perdidos.
Esta situación nos ubica ante el impostergable compromiso de crear y consolidar sistemas de salud resilientes. Pero ¿qué significa esto? Significa que debemos mantener y proteger los logros en materia de salud pública; que tenemos que reparar las deficiencias estructurales de los sistemas expuestas por la pandemia y que es urgente construir sistemas que amplíen la cobertura, aborden los determinantes sociales de la salud y estén mejor preparados para enfrentar otras emergencias sanitarias.
Consolidar sistemas de salud resilientes significa dar pasos firmes hacia la Salud Universal. Exige redoblar los esfuerzos para asegurar que todas las personas y comunidades, en todas partes, tengan acceso a servicios de salud integrales, de calidad, cuando y donde lo necesiten, sin exponerlas a dificultades económicas, y con intervenciones que les permitan tener una vida plena para su desarrollo y bienestar.
“Es urgente construir sistemas que amplíen la cobertura, aborden los determinantes sociales de la salud y estén mejor preparados para enfrentar otras emergencias sanitarias”.
Sin duda, priorizar la inversión en la salud pública es la manera de lograrlo. Solo así podremos construir sistemas y servicios de salud cada vez más cercanos, asequibles y con capacidad de incluir y proteger a todas las personas y comunidades.
En la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) acompañamos a los países de la región de las Américas en las acciones que hoy se vuelven urgentes en este sentido. Entre ellas, la priorización del financiamiento y la transformación de los sistemas de salud con base en el enfoque de atención primaria, para acelerar la recuperación de la pandemia y avanzar hacia la salud universal.
Éste fue uno de los consensos alcanzados por los Estados miembros en el último Consejo Directivo de la OPS; y estamos trabajando para hacerlo efectivo.
El Día de la Salud Universal, que se celebra cada 12 de diciembre, es una oportunidad para reafirmarnos en este compromiso.
Como lo expresa claramente su lema “Sin dejar atrás la salud de nadie: invertir en sistemas de salud para todos y todas”, debemos tener claro este horizonte de cara a las prioridades para 2022.
Retomar el camino hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y enfrentar el desafío global impuesto por la pandemia requiere de todos los actores y sectores.
No dejemos atrás la salud de nadie, y sigamos invirtiendo para construir sistemas más equitativos, cercanos y con lugar para todas las personas.
(*) Representante de la OPS y de la OMS en Argentina