Por Pablo Sánchez Latorre (*)
El desarrollo sostenible se ha convertido en pilar para el desarrollo mundial a largo plazo, en la búsqueda de asegurar la protección del ambiente, el bienestar social y el progreso económico de las naciones.
Las tendencias actuales, como el incremento poblacional, la mayor extracción de recursos y los patrones de consumo insostenibles basados en una economía lineal, han conllevado múltiples desafíos ambientales en los ámbitos global y regional.
Entre ellos la gestión adecuada de la basura, que resulta un problema central para ser incluido en las agendas políticas regionales. En América Latina y el Caribe se genera aproximadamente 10% de los residuos del mundo.
Los sistemas de recolección y gestión de éstos han mejorado progresivamente en las últimas décadas pero es alarmante que más de 40 millones de personas carezcan de acceso a un servicio básico de recolección y que alrededor de una tercera parte de los residuos generados (unas 145.000 toneladas al día) acabe en basurales a cielo abierto, ocasionando graves impactos en la salud y el ambiente.
Por otro lado, se estima que tan sólo se está recuperando 10% de los residuos generados, de manera que se desperdicia una gran cantidad de valiosos recursos materiales y energéticos.
Los países de la región han desarrollado nuevos instrumentos normativos y de inversión en la mejora de los modelos de gestión. No obstante, se observan todavía debilidades en la capacidad de los gobiernos nacionales y locales para implementar las políticas y marcos regulatorios tendientes a favorecer las inversiones, sostenibilidad económica del sector y promover el desarrollo de sistemas de información y participación colectiva, que a su vez contribuyan al proceso de toma de decisiones efectivas.
Primer problema: basura en constante aumento
Según la información recopilada por la Oficina para América Latina y el Caribe de Medio Ambiente de Naciones Unidas, se estimó que para el año 2014 la generación de residuos urbanos en América Latina y el Caribe fue de 541.000 toneladas por día.
Esta cifra puede alcanzar al menos 671.000 t/día en 2050, asumiendo la tasa de generación actual (promedio regional de 1,04 kg/habitante por día).
Segundo problema: servicio de recolección ineficiente o insuficiente
Se observa una mejora cuantitativa y cualitativa en la cobertura de recolección de los residuos generados, que asciende a 93% de la población, siendo el servicio municipal directo la modalidad más habitual de prestación de la recolección.
La cobertura puede variar sensiblemente entre algunos países de la región y en función del tamaño de las ciudades.
Así y todo, en la región más de 35.000 toneladas por día quedan sin recolectar, afectando a más de 40 millones de personas (7%). Esto incide sobre los pobladores de zonas marginales generalmente empobrecidas.
Para superar esas deficiencias es necesario alcanzar una tasa de recolección de 100% de las distintas corrientes de residuos generados, tanto en zona urbana como en zona rural.
Tercer problema: basurales a cielo abierto
Aproximadamente 145.000 t/día se destinan todavía a basurales, quema u otras prácticas inadecuadas. Esto es equivalente a los residuos generados por 170 millones de personas.
Esto causa un conjunto de impactos ambientales severos, incluyendo la contaminación de las aguas, la emisión de gases tóxicos y gases de efecto invernadero, así como la contaminación de los suelos y aire que afectan -a su vez- la actividad productiva, como el sector turístico.
Es prioritario proceder al cierre continuo y progresivo de todos los basurales a cielo abierto y su reemplazo por efectivos métodos de gestión y disposición final de residuos.
Constituye una tragedia humanitaria que los recicladores informales, que suelen vivir en el mismo predio o que concurren diariamente, manipulen los basurales buscando alimentos, algo de valor o que estos lugares sirvan a la manutención de animales de criadero o mascotas.
Según el Informe de Perspectiva Mundial de la Gestión de Residuos, publicado en 2015, en ciudades de bajos o medios ingresos per cápita el costo derivado de un incorrecto manejo de residuos para la sociedad y la economía en su conjunto es de 5 a 10 veces lo que costaría implementar un adecuado manejo.
En la medida en que los basurales a cielo abierto afectan a un sinnúmero de habitantes, debería considerarse la clausura de estos espacios como un caso de emergencia sanitaria internacional.
Cuarto problema: los residuos orgánicos son los que más se generan y los que menos se gestionan
Los residuos orgánicos representan, en promedio, 50% de los residuos municipales en los países de la región. Su falta de tratamiento específico genera gases de efecto invernadero y la producción de lixiviados, además de disminuir la calidad de los productos eventualmente reciclables y dificultan dicho proceso.
Por lo tanto, se debe promover la separación en origen y la recolección diferenciada de los residuos secos y orgánicos con un eficaz tratamiento.
Al mismo tiempo, se debería considerar la prohibición gradual de la disposición de los residuos biodegradables en los rellenos sanitarios e incentivar su aprovechamiento.
Quinto problema: es necesario acelerar la transición hacia una economía circular
En América Latina y el Caribe, las tasas de reciclaje son todavía bajas (entre 1-20%), de manera que aproximadamente 90% de los residuos municipales se destina a disposición final.
Superar este tradicional esquema de “usar y tirar”, heredado de la economía lineal, requiere de un cambio paradigmático hacia una economía circular, enfocada en reproducir el mecanismo biológico de la naturaleza mediante la incorporación de la idea de un metabolismo industrial.
Esto se debe basar en pensar y diseñar los productos para que, luego de un primer uso, puedan ser reutilizados o constituirse en una materia prima o secundaria para un nuevo proceso industrial; o utilizados para generar energía alternativa, desplazando así los combustibles fósiles.
Sexto problema: las corrientes de residuos especiales siguen sin tratamiento adecuado
Algunas corrientes de residuos, en especial los peligrosos, los de establecimientos de salud (patógenos), los del sector de la construcción y demolición, neumáticos, pilas, los residuos de alimentos y los aparatos eléctricos y electrónicos no reciben el tratamiento adecuado.
En ocasiones, ni siquiera están debidamente inventariados y caracterizados. Existen avances en el desarrollo de legislación específica para este tipo de residuos pero, por la falta de control o carencia de plantas de tratamiento, una parte no determinada de ellos carece de un manejo adecuado y tiene con frecuencia como destino basurales o incorrectos procesos de manipulación, con los riesgos inherentes.
Séptimo problema: la gestión integral de residuos requiere de modelos de gobernanza coherente y efectiva
La gobernanza en gestión de basura implica un sistema, cuyo objetivo será lograr la mejor gestión posible en un contexto determinado. El sistema deberá determinar las reglas o principios y las herramientas para alcanzar el objetivo definido.
Los países de la región se caracterizan por su débil funcionamiento institucional, debido en parte a la superposición de normas que otorgan competencias concurrentes a distintas áreas de un mismo gobierno, lo que dificulta la aplicación de la norma ambiental.
Desde el punto de vista legislativo, un paso importante sería explicitar el concepto de economía circular como columna vertebral de los regímenes legales.
Sobre el mismo andarivel, es preciso incluir el principio de responsabilidad extendida del productor, imprescindible en un proceso de transición hacia ese nuevo paradigma.
Octavo problema: es preciso avanzar en la formalización y el reconocimiento del reciclaje informal
Si bien han sido reconocidos por el sistema jurídico en varios de estos países, queda por delante la importante tarea de formalizar y profesionalizar el sector informal, contribuyendo de esa manera a mejorar su productividad y, especialmente, a promover la protección de la salud y de la niñez, y el acceso a un trabajo digno.
Destaca la importante presencia en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe de recuperadores informales, quienes contribuyen a aumentar los índices de reciclaje, a pesar de que no existen datos oficiales al respecto.
Noveno problema: comunicar y promover una participación efectiva de toda la sociedad
El acceso a la información y la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones son todavía limitados en la región, pese a su creciente fuerte reconocimiento legal. Por otro lado, los esfuerzos de comunicación han sido generalmente aislados y no cuentan con el respaldo de un sistema de información robusto.
Garantizar el éxito de los sistemas de gestión de residuos requiere del compromiso de los diferentes actores, así como de un esfuerzo educacional y comunicacional para promover cambios de conducta.
Décimo problema: es fundamental favorecer la inversión y sostenibilidad económica del sector
La financiación es un asunto clave para la sostenibilidad de los esquemas de gestión de residuos. Su concreción es una de las debilidades por superar. Actualmente, en los municipios es muy común que se ignoren los costos directos e indirectos de dicha gestión, que las inversiones sean insuficientes y que existan carencias en los esquemas de cobro del servicio.
Además, para un correcto balance económico es preciso destacar el costo de la inacción en términos de salud, impacto ambiental y de desarrollo, que puede ser de 5 a 10 veces superior al costo de una gestión adecuada de los residuos.
Se recomienda considerar e implementar un conjunto de mecanismos más ambiciosos e innovadores, como la regionalización en la prestación de servicios, con el fin de generar economías de escala humana, establecer tasas o tarifas en función de la capacidad de pago de la población o promover la constitución de asociaciones público-privadas.
Undécimo problema: generar datos e información para entender y mejorar la gestión de la basura
La carencia de información de la mayor parte de los países de la región es un aspecto de fundamental importancia. Resulta indispensable crear procesos sistemáticos de recopilación, procesamiento y análisis de datos para apoyar la toma de decisiones, la evaluación, el control y el mejoramiento de los sistemas de gestión de residuos.
En la actualidad se dispone generalmente de información sobre generación y recolección de residuos sólidos urbanos pero existen dificultades para integrar datos entre los niveles nacionales y locales, así como para comparar registros entre diferentes países, por la falta de armonización de los indicadores de generación y gestión de residuos.
Esta circunstancia es particularmente acuciante para otras corrientes de residuos, como los peligrosos, patógenos o los residuos de construcción y demolición, entre otros.
En suma, resulta un imperativo categórico internalizar y pregonar cambios de comportamientos en la gestión de la basura y pensar hasta dónde estamos dispuestos, como colectivo, a proteger el ambiente y los valores constitucionales.
(*) Docente de las facultades de Derecho de UNC, UCC, UNDEC