ESCUCHARTraidora para algunos, patriota para otros, su labor jurídica le hizo cobrar una notoriedad por demás extraña
Por Luis R. Carranza Torres
El pasado septiembre de 2016 Natalia Vladimirovna Poklonskaya renunció al cargo por el que se hiciera célebre, de Fiscal General de Crimea, tras ser electa diputada en la Duma Estatal rusa. Diversos análisis internacionales la sitúan en el punto 16 entre los 100 políticos de ese país con mayor proyección de futuro.
Pocas veces las mujeres gobernaron Rusia pero, cuando lo hicieron, dejaron su huella en la historia. Por ejemplo, Isabel I fue quien fundó, en 1755, la primera universidad del país en Moscú. Desde la muerte de Catalina II, llamada “La Grande” en 1796 ninguna mujer dirigió los destinos de los rusos. El período comunista, a pesar de su declamada igualdad de sexos, fue rígidamente machista y, tras la desaparición de la Unión Soviética en 1991, tal rasgo se mantuvo en la Federación Rusa, su continuadora como sujeto de derecho internacional. Aunque eso bien puede variar en un próximo futuro y Natalia Vladimirovna podría ser la causa de ello.
Nacida el 18 de marzo de 1980 en la pequeña villa de Mikhailovka en la por entonces República Socialista Soviética de Ucrania, a los diez años su familia se mudó a Eupatoria en Crimea, uno de sus principales puertos sobre el mar Negro, luego de Sebastopol.
En 2002 se recibió de abogada, en la sede que la Universidad Nacional de Asuntos Internos de Járkov tenía en esa ciudad, ingresando al servicio civil ucraniano en la esfera del Ministerio Público.
Empezó en Simferopol como fiscal del medio ambiente interdistrital. Luego fue trasladada a la Fiscalía General de Ucrania en Kiev. Es allí donde toma a su cargo las causas contra el crimen organizado, sobresaliendo por su actuación como fiscal al poder enjuiciar a los bashmaki, una de las bandas más peligrosas de Ucrania, con ramificaciones en la política y hasta en el fútbol de ese país.
En medio de la crisis 2014 por la separación de Crimea de Ucrania, la fiscalía en Crimea quedó vacante y cuatro candidatos rechazaron el cargo, por temor a lo que pudiera pasarles. El ambiente entre secesionistas y antisecesionistas había alcanzado su punto álgido. Ella fue la quinta y primera que lo aceptó, de parte de un gobierno local no respaldado por Kiev. Tenía por entonces 33 años. Como dijo luego en un reportaje: “No podía tolerar esta anarquía y quería mostrar a la gente que hay una protección que es la ley y todos son iguales ante ella. También, que la ley tiene una autoridad, un poder para imponerse y ese poder es para la gente”.
Se hizo cargo de una sede abandonada por sus anteriores empleados, rodeaba por soldados y con un puesto de ametralladoras instalado tras la puerta de entrada, por las revueltas y el estado de sitio que atravesaba el país. Mandó una carta de renuncia al servicio civil ucraniano que no fue aceptada y que, en cambio, la exoneró por su postura a favor de la incorporación a Rusia de Crimea.
Tras una conferencia de prensa fijando su posición y la de su oficina ante el plebiscito del 16 de marzo de 2014 para separar la península de Crimea de Ucrania, se convirtió en un fenómeno viral en Internet debido tanto a su atractivo físico como a su postura abiertamente pro-rusa. El video, únicamente en YouTube, tuvo más de 1,7 millones de visitas. Una de las partes del mundo donde causó mayor sensación fue en Japón, país en el cual su imagen se tomó como referencia para canciones, películas, videojuegos y hasta personajes e historias de animé, un género de dibujos animados muy particular de ese país que se reconoce por su variedad de géneros, su estilo artístico único y por lo profundo y emocional de sus historias.
Cuando la blogger japonesa Enjoykin creó, a partir de su historia, una película titulada Nyash Myash, ésta tuvo 16,5 millones de visitas.
Nada de eso agradó a la Vladimirovna: “Quiero ser percibida como una fiscal (…) Soy fiscal, no una ‘pokémon’ ni nada parecido”, expresó. También ha rechazado primero su estatus de sex-symbol y luego aprendido a vivir con ello e, inclusive, sacarle provecho, aunque siempre ha reconocido que prefiere ser vista, simplemente, como una servidora pública.
Pocos saben que parte de esa expresión suya, tomada por angelical, aniñada o simplemente atractiva, se debe a una parálisis facial producto de un atentado sufrido en 2009 cuando investigaba las actividades de la mafia de su país. Como nos manifestó un tovarich amigo y fuente consultaba para escribir el presente: “Su belleza la hace un blanco fácil del prejuicio. Puede parecer frágil como una rosa, pero está revestida por dentro en acero”. O como dirían las tías de la familia: “Guarda’ con las que tienen carita de buenitas porque son terribles”.
El referéndum sobre el estatus político de Crimea fue llevado a cabo el día 16 de marzo de 2014 con una participación de 83,1% del padrón, los cuales por 96,77% decidió pasar a formar parte de la Federación Rusa. Los resultados fueron desconocidos por Ucrania.
Se aproximaban días bastantes complejos para Natalia Vladimirovna Poklonskaya. Pero eso es ya otra parte de la historia.
