ESCUCHARLos diversos hechos que se van conociendo, en el correr de los días, respecto a la investigación sobre la corrupción en la FIFA es una muestra más del poder que han adquirido las organizaciones criminales y la necesidad de combatirlas globalmente.
Ya no son bandas al estilo de Al Capone. Pero la corrupción y el lavado de activos de saco y corbata puede ser tanto o más dañina que disparar de corrido el cargador entero de una ametralladora Thompson, como pasa en las películas sobre la ley seca.
Si hay algo que caracteriza a la actual criminalidad organizada es su conformación en redes o entramados en donde se vinculan individuos de distinta condición –cada uno prestando su colaboración a las actividades de la organización -, incluyéndose entre ellos funcionarios políticos y judiciales, que operan para obtener amplios réditos económico.
El poder corruptor de estas organizaciones es tal que les permite abrir cualquier puerta del poder en donde funcionarios maleables a la seducción de su capacidad económica, están dispuestos a concretar “negocios” con ellas.
No decimos que la FIFA sea una organización criminal, pero si decimos que fue corrompida, y hasta los tuétanos, por una serie de sujetos que conformando una organización de corte mafioso, se valieron de la pasión que genera el futbol para concretar operaciones delictivas que les reportaron grandes ganancias. Todo con la complicidad de muchos gobiernos y asociaciones nacionales.
En los últimos tiempos todos los días nos levantamos con la noticia de que un empresario ha sido detenido por venta de partidos o pago de coimas para sacar ventajas no solo deportivas, así empezó el affaire FIFA, en el que se investiga el pago de sobornos para realizar mundiales el países determinados (en donde varios gobiernos pusieron dinero para comprar los votos necesarios); a partir de eso, se abrió la caja de pandora y apareció todo que puede estar más que flojo de papeles: réferis con sociedades no declaradas en el extranjero, contadores y abogados asesorando cual es la mejor forma de evadir impuestos o impedir la participación en elecciones internas de opositores, negocios financieros entre los que se incluyen los derechos de televisación de los partidos, etc.
Es tan grande y esta tan extendida la influencia negativa sociales y políticas que resultan de las actividades criminales de los grupos de delincuencia organizada (entre las que sumamos a los funcionarios y allegados a la FIFA) que es imposible combatirla desde los Estados individualmente o aislados, más aun si se tiene en cuenta el encubrimiento interesado que hace algunos gobiernos de sus actividades, que no queda otra que perseguir y juzgar estas actividades ilícitas apelando a la cooperación internacional.
Es precisamente lo que está ocurriendo con el caso FIFA en donde, si bien la investigación nació en los Estados Unidos, hubiese sido imposible continuarla sin la participación de organismos internacionales y la colaboración, aunque en muchos casos tal vez a regañadientes-, de los gobiernos locales, incluidos sus poderes judiciales.
Sin embargo más allá de los avances, hay que esperar para ver si se llega al fondo de la cuestión, lo que dependerá en gran medida del grado de involucramiento de los distintos Estados involucrados, lo que demostrara en definitiva si tienen real interés en que se condene estos actos corruptos o si solo están tratando de maquillar los problemas que el develamiento de esas conductas les están ocasionando.
* Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. ** Abogado, magister en Derecho y Argumentación Jurídica
